Con esta revelación de la periodista norteamericana, Estados Unidos y su presidente Barack Obama, se quedan sin excusa para atacar militarmente al pueblo sirio y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), debería castigar al gobierno saudí por la responsabilidad directa que tienen en estos crímenes.
PRÍNCIPE BANDAR BIN SULTAN AL-SAUD, TIENE ESTRECHOS VINCULOS CON WASHINGTON, ES EL RESPONSABLE DE LA MUERTE DE MÁS DE 1300 SIRIOS CON GAS SARÍN EL PASADO 21 DE AGOSTO EN DAMASCO.
Caracas, 31 ago. 2013, Tribuna Popular TP.-
El Jefe de aparato de inteligencia de Arabia Saudí, Príncipe Bandar bin Sultan al-Saud, sería el responsable de suministrar las armas químicas que “por error” detonaron los mercenarios que enfrentan al gobierno de Al Assad y que habría producido sobre 1.300 muertos, entre ellos, más de 400 niños el pasado 21 de agosto en las cercanías de Damasco, capital de Siria.
Según Dale Gavlak, corresponsal de la agencia norteamericana Associated Press, entre sus múltiples entrevistas de estos días pasados con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco, se encontró con un relato y una conclusión sorprendente y escandalosa: las armas químicas que explosionaron hace diez días (21 de agosto), matando a centenares de personas -entre ellos muchos niños- estaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudí. Las fuentes utilizadas por Gavlak afirman que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas.
Entre los entrevistados por la periodistas está Abu Abdel-Moneim, residente en Ghouta y padre de un rebelde, quien señaló que su hijo murió junto a otros 12 combatientes en el interior de un túnel, utilizado como almacén de armas recibidas de manos de un yihadista saudí, Abu Ayesha, comandante de un batallón insurgente. El padre describió las armas que custodiaba su hijo: tenían “una estructura de tubo”, y otras eran como “una enorme botella de gas”.
El túnel estalló el día que se produjo el ataque con armas químicas, que la Inteligencia norteamericana achaca al ejército de Al Assad.
Un error fatal
“No nos dijeron qué tipo de armas eran, ni cómo usarlas”, se quejó una combatiente a la corresponsal de AP, que la denomina como “K”. “No sabíamos ni nos podíamos imaginar que eran armas químicas”. “Cuando el príncipe Bandar (jefe de la Inteligencia saudí) entrega esas armas debería hacerlo a quienes saben cómo usarlas”.
Un conocido líder rebelde del barrio de Ghoutta, al que se denomina “J”, declaró a Dale Gavlak que “desgraciadamente algunos de nuestros combatientes manipularon erróneamente esas armas, y dieron lugar a las explosiones”.
Hasta que se produjo el dramático incidente del 21 de agosto, tanto las fuerzas de Al Assad como los rebeldes habían sido acusados en el pasado de utilizar armas químicas, pero de modo muy ocasional y de manera muy limitada.
Arabia Saudí es conocida como la principal fuente de financiación y de entrega de armas a los rebeldes sirios, a través de sus servicios de Inteligencia. Riad tiene un interés particular en la caída del régimen de Assad, por el apoyo que recibe de Irán, el archienemigo de Arabia Saudí.
Con esta revelación de la periodista norteamericana, Estados Unidos y su presidente Barack Obama, se quedan sin excusa para atacar militarmente al pueblo sirio y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), debería castigar al gobierno saudí por la responsabilidad directa que tienen en estos crímenes.
Según Dale Gavlak, corresponsal de la agencia norteamericana Associated Press, entre sus múltiples entrevistas de estos días pasados con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco, se encontró con un relato y una conclusión sorprendente y escandalosa: las armas químicas que explosionaron hace diez días (21 de agosto), matando a centenares de personas -entre ellos muchos niños- estaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudí. Las fuentes utilizadas por Gavlak afirman que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas.
Entre los entrevistados por la periodistas está Abu Abdel-Moneim, residente en Ghouta y padre de un rebelde, quien señaló que su hijo murió junto a otros 12 combatientes en el interior de un túnel, utilizado como almacén de armas recibidas de manos de un yihadista saudí, Abu Ayesha, comandante de un batallón insurgente. El padre describió las armas que custodiaba su hijo: tenían “una estructura de tubo”, y otras eran como “una enorme botella de gas”.
El túnel estalló el día que se produjo el ataque con armas químicas, que la Inteligencia norteamericana achaca al ejército de Al Assad.
Un error fatal
“No nos dijeron qué tipo de armas eran, ni cómo usarlas”, se quejó una combatiente a la corresponsal de AP, que la denomina como “K”. “No sabíamos ni nos podíamos imaginar que eran armas químicas”. “Cuando el príncipe Bandar (jefe de la Inteligencia saudí) entrega esas armas debería hacerlo a quienes saben cómo usarlas”.
Un conocido líder rebelde del barrio de Ghoutta, al que se denomina “J”, declaró a Dale Gavlak que “desgraciadamente algunos de nuestros combatientes manipularon erróneamente esas armas, y dieron lugar a las explosiones”.
Hasta que se produjo el dramático incidente del 21 de agosto, tanto las fuerzas de Al Assad como los rebeldes habían sido acusados en el pasado de utilizar armas químicas, pero de modo muy ocasional y de manera muy limitada.
Arabia Saudí es conocida como la principal fuente de financiación y de entrega de armas a los rebeldes sirios, a través de sus servicios de Inteligencia. Riad tiene un interés particular en la caída del régimen de Assad, por el apoyo que recibe de Irán, el archienemigo de Arabia Saudí.
Con esta revelación de la periodista norteamericana, Estados Unidos y su presidente Barack Obama, se quedan sin excusa para atacar militarmente al pueblo sirio y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), debería castigar al gobierno saudí por la responsabilidad directa que tienen en estos crímenes.
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