Chavez en la web

domingo, enero 04, 2015

Balance negro de la oposición:

LatinPress. 3 - 9/01/2015. Venezuela. 
Eduardo Marapacuto.
 Están todos los hechos, todas las evidencias, todas las pruebas de que la lucha de la oposición es desencantada y triste, que a cada hora va haciendo aguas, convirtiéndose inevitablemente en un pantano ceniciento.

Ya estamos en el 2015 y parafraseando a Boaventura De Sousa Santos, no fue el calendario quien nos empujó hacia los vientos finales del año 2014 y el inicio de otro de viento fresco, sino que fueron las horas que inevitablemente se le acabaron al primero para abrirle paso al nuevo año.

Y si miramos atrás, así en calientico, donde los silencios y susurros se volvieron guarimbas peligrosas, vamos a ver las ruinas de una oposición que a pesar de todas las evidencias se esconde detrás de las fachadas, queriendo aparecer bajo un manto democrático cuando en realidad su piel y su esencia es terrorista, antidemocrática y violenta. Ese es el mejor retrato que se puede hacer de una familia política dañina para la sociedad venezolana y su sistema político.

Haciendo un balance político del año que ya cruzó las orillas del tiempo, afirmamos que la gran perdedora de toda esta contienda fue la oposición, quien con sus prácticas políticas hizo mucho daño al pueblo venezolano, a las familias, a los niños y niñas, a los ancianos, a muchos jóvenes universitarios cuyo rostro ahora es el de la violencia y símbolo de la generación manipulada.

Están todos los hechos, todas las evidencias, todas las pruebas de que la lucha de la oposición es desencantada y triste, que a cada hora va haciendo aguas, convirtiéndose inevitablemente en un pantano ceniciento.

Más allá del bien y del mal, de los ambientes de cohesión inventados por los grupos de la extrema derecha, la oposición venezolana pasa por un momento crítico que no es solo profundo sino de carácter irreversible. La llamada MUD luce displicente y obsolescente, donde el radar no logra detectar la diáspora.

Aterrorizada por su propio terror, muchos de sus partidarios se fueron frustrando por el tipo de lucha planteada por los principales dirigentes opositores, quienes asesinaron, dieron la orden de asesinar, degollar, incendiar, amedrantar, secuestrar y mentir. Quisieron manipular haciendo aparecer a los guarimberos y tontos manifestantes como héroes nacionales, en tanto que a los guardias y miembros de los cuerpos de seguridad como asesinos.

Poco a poco, el gobierno nacional fue desmontando el plan macabro que había diseñado la oposición venezolana, con ayuda de individuos perversos e instituciones terroristas que quieren hacerle daño a Venezuela. La trama se fue develando y pronto empezaron a caer los principales cabecillas, hoy tras rejas por sedición. Muchos cobardes se escondieron bajo la falda del silencio y por allí andan avivando las llamas del odio contra el gobierno y así desestabilizar del país.

Durante el año 2014 no pararon en sus empeños perversos de derrocar al gobierno y detener la revolución. Para este 2015 no se vislumbra que detengan su carrera de terrorismo político y hacerle daños a la sociedad venezolana. Anclados en el pensamiento maquiavélico han jurado que el fin justifica los medios, por ello apelarán a todos los medios posibles para obtener el poder, de allí que el gobierno y el estado venezolano deben estar en alerta máxima, porque cuando la patria está en peligro, no tener miedo es la actitud más revolucionaria que se pueda tener y hay que prever los escenarios.

Y como lo cortés no quita lo valiente digo que a Dios rogando y con el mazo dando, así que de antemano un feliz año 2015.

*Politólogo. eduardojm51@yahoo.com Colaboración especial para LatinPress®.

Psicología al día: Fin de Año: tiempo de ilusión, tiempo de esperanza.


LatinPress. 3 - 9/01/2015. Venezuela. 
Alberto de Luca Bartolomeo.
Fin de año es una fiesta de niños, y, como niños, la gente detiene la vida para soñar, para esperar, para descubrir, y, como niños, estalla en el disfrute y también en la desilusión de aquello que los hados de fin de año no trajeron.

Es posible que las estaciones hayan sido sabiamente diseñadas para espantar el aburrimiento de una escena geológica envuelta en la serenidad y el silencio que le dejaron los glaciares.

La escena humana y social de que disfrutamos en la actualidad no está precisamente envuelta en aquéllas, ya prehistóricas, condiciones, y, sin embargo, pareciera como si, en el fondo de todo el ajetreo y la vorágine, latiera paradójicamente el deseo de novedad e ilusión que infla de éxito a la moda. Acaso sea el centenario aburrimiento, ya no de los limpios aires serenos, sino de los asfixiantes humos de días todos iguales.

De allí la infantil y a veces hasta bobalicona actitud con la cual una humanidad que se despedaza día a día acoge el fin de año. Al principio nos parece no sólo paradójico sino casi sorprendente. La tradición no es de ninguna manera explicación suficiente; debe haber algo más.

El fin de año es más que una costumbre; pareciera llenar una necesidad. El fin de año es la institucionalización de la ilusión. Es el autoengaño necesario de que algo concluye y de que algo nuevo ha de comenzar; cuando en el fondo nada ha concluido realmente y nada en verdad comienza. Pero, Diciembre es el domingo del año, para que se hagan las cosas que se hacen en diciembre; posiblemente porque, si no existiera, la sensación de milenario aburrimiento sería fatal. Y en todas culturas y en todas las latitudes hay fin de año.

Lo importante no es tanto lo que se hace sino lo que se siente. Fin de año, como dicen las abuelas, está en el aire, y el más indiferente sucumbe de alguna manera al hechizo de la ilusión. Hechizo de las cosas nuevas, hechizo del viaje nuevo, hechizo de la palabra nueva, hechizo de la intimidad renovada. Hechizos que el fin de año alimenta, aguantando el aliento, para explotar luego en sonrisa o acaso en lágrima. Es incierto que fin de año sea una fiesta para los niños.

Fin de año es una fiesta de niños, y, como niños, la gente detiene la vida para soñar, para esperar, para descubrir, y, como niños, estalla en el disfrute y también en la desilusión de aquello que los hados de fin de año no trajeron. Pueril la noción misma de lo “traído”, cuando acaso, cada vez más, se vive entre lo burdamente “producido”. Regalo que se amasa día a día con los hechos y rara vez viene envuelto en sedas y cintas. Pero fin de año tiene dos caras; amén de la ilusión y la espera, hay algo muy especial y es la sensación de balance.

El tiempo de campanas tiene otro sentido; alguna vez en el domingo del año se suma y se resta para quedar suspendido en esa tremenda línea de Total. “La naturaleza es sabia”, reza la máxima. ¿Cuál es la función de los “nuevos propósitos” sino paliar la incomodidad que dejan los balances? Tiempo de campanas, como la venida de una buena estación, es no sólo inevitable sino indispensable. Necesario para correr y agitarse en otras cosas, necesario para buscar el reencuentro, necesario para expresar más intensamente lo que se siente o lo que no se siente; necesario para hacer cuentas.

Y, en fin, necesario para que algunos agradezcan y otros se aturdan o se recojan y se encojan. Necesario, en fin, para comprobar, con la seguridad que dan los análisis y no los hados, la enorme distancia de los improbables. Es tiempo de ilusión, es tiempo de esperanza, es tiempo de balance, es tiempo de recibir lo que se merece: lo justo y necesario. “Porque gloria, honra y paz a todo el que hace lo bueno. Y nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”.

Así, la convicción de que mañana es un nuevo día, de que el sol volverá a brillar, de que pase lo que pase no es el fin del mundo, de que por abatido que uno se sienta, siempre hay bases para un nuevo desarrollo y un recomienzo, es una gran fuente de inspiración, y por cierto un eficaz antídoto contra la autocompasión.

PGD. 04145541014

delucabartolomeo@gmail.com

Colaboración especial para LatinPress®.
 

La Mucuy: Familia.

LatinPress. 3 - 9/01/2015. Venezuela. Miguel A. Jaimes.

La Mucuy: Familia.
Sobre una vieja mesa de madera se apilaban los ingredientes de las hallacas, todos esos aderezos eran cultivados en las vegas cercanas a las riberas del río, hasta las hojas de plátano se soasaban, eran buscadas entre la madrugada.
Sobre una vieja mesa de madera se apilaban los ingredientes de las hallacas, todos esos aderezos eran cultivados en las vegas cercanas a las riberas del río, hasta las hojas de plátano se soasaban, eran buscadas entre la madrugada y cuando el sol apenas despertaba, llegaban para traer la alegría de la navidad al hogar de la abuela Juana, sus colores destellantes anunciaban sabores exquisitos para deleitar el paladar de comensales invitados para la fiesta de La Pascua.

Ese rico aroma salía de las hojas de plátano asadas en la fogata que hacían en el fondo del patio, perfumaba toda la casa, corredores y pasillos ya no olían a tierra mojada, solo sentían aromas a guisos frescos que aun sin preparar ya se podían saborear, todos con una tarea nos disponíamos a celebrar ese gran día en que la familia se reunía para compartir los cuentos que no se habían contado, chismes frescos con sus chismosas que corrían en el vecindario de La Mucuy.

Bendito día de familia donde hermanos, primos y amigos cantaban al son de un aguinaldo, los más chiquitos salían espantados de la cocina con las camisas arremangadas, mientras las abuelas les gritaban; ¡no se coman las pasitas que son para adornar las hallaquitas!"

Se escuchaba a Juanita decirles a aquella bandada de carajitos que se irían al tamarindo a comerse el rico delito, aunque al frente de la casa estaban los hombres encalando las paredes con brochas improvisadas hechas de capullos de maíz, colocándoles franjas de azul avestina, pues las viejas puertas de maderas y las ventanas serían pintadas con óxido ferroso traído desde la mina que estaba por la calera, era donde embolsaban cal, nuestras casas de humildes tejas remozadas en esos días por dentro y por fuera como el lugar de las alegrías, encantos, apariciones y sueños maravillosos, aunque por la casa vieja se quedaba el tiempo de los recuerdos para traernos esperanzas y otras eras de nuevos acontecimientos. Mientras las familias incentivaban los compadrazgos, esa era la única forma de perdurar en el tiempo y de reírse de las desventuras antiguas.

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lamucuyandina@gmail.com

Colaboración especial para LatinPress®.