Chavez en la web

sábado, julio 22, 2017

MOVIMIENTO INTEGRADOR DE MEDIOS ALTERNATIVOS Y COMUNITARIOS DEL ESTADO CARABOBO (MIMAC) COMUNICADO

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA 
ESTADO CARABOBO
MOVIMIENTO INTEGRADOR DE MEDIOS 
ALTERNATIVOS Y COMUNITARIOS DEL
ESTADO CARABOBO (MIMAC)

C O M U N I C A D O


“Yo convoco al poder constituyente originario para lograr la paz que necesita la República, para derrotar el golpe fascista y para que sea el pueblo, con su soberanía quien imponga la paz, la soberanía y el dialogo nacional verdadero”

             Nicolás Maduro Moros
Presidente Constitucional de Venezuela

1º de Mayo 2017

1º El Imperialismo y sus países satélites a través de sus medios transacionales y nacionales de comunicación privados, han venido desarrollando e imponiendo en forma permanente y progresiva una matriz de opinión, distorsionada de la realidad social en nuestra patria, queriendo hacer ver que la violencia reina en las calles y avenidas de las ciudades en las que manifestantes pacíficos son reprimidos y asesinados por los organismos de seguridad del gobierno de la revolución bolivariana y chavista, al igual que en otras regiones del mundo, pretenden imponer este asedio mediático en nuestro país.

2º Ese asedio mediático es el mismo aplicado en Cuba, Libia, Siria, Irak, Irán, Afganistán, Ucrania y otros países y fundamentan su acción en a) Que estos países tiene gobiernos que no someten a los intereses políticos y económicos del primer centro de poder mundial; b) Estaos países tienen importantes recursos naturales o están situados en regiones estratégicas, para el control de los polos de poder de las compañías financieras, comerciales, trasnacionales, que ejercen el control del gobierno en los Estados Unidos.

3º En Venezuela dese hace años se viene aplicando el manual de guerra de 4ta generación o no convencional, en un afán de tratar de derrotar la revolución bolivariana y pretender hacer fracasar el proyecto social, económico, participativo que se impulsa, con la participación de las grandes mayorías nacional. Esta acción ha encontrado eco en sectores conservadores, reaccionarios, fascistas que se expresan a través de golpes parlamentarios, como en Honduras, Paraguay, Brasil o mediante campañas de mentiras y desprestigios como en Argentina.

4º En nuestro caso Venezuela está siendo asediada por una comparsa de partidos políticos, que sin pensamiento y menos plan de acción de gobierno, pretenden imponerse, a través de la violencia, la destrucción de propiedades públicas y privadas y hasta el asesinato, llamados a la intervención militar extranjera contra Venezuela, con visitas continuas a la Casa Blanca a Colombia, Brasil, Perú, México, Canadá y Otros países serviles a los intereses de las trasnacionales que son las que gobiernan en los EEUU. 

“DEBEMOS TENER CLARO QUE EL OBJETIVO DEL IMPERIALISMO Y SUS LACAYOS ES LA DERROTA Y DESTRUCCIÓN DE LA REVOLUCION BOLIVARIANA”

Ante esta evidente y compleja situación y en atención a la prioridad del gobierno presidido constitucionalmente por Nicolás Maduro Moros de garantizar la paz, tranquilidad y seguridad de los venezolanos y visto que los sectores opositores agrupados de la tal Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han desatendidos los reiterados llamados del Presidente Constitucional de establecer una mesa de dialogo, en la que en forma franca y realista se expongan propuesta de soluciones a la situación social, económica y política del país, en la que a propuesta del gobierno bolivariano se incorporado de buena fe y sana intención los Expresidentes Zapatero, Fernández,……. El Papa Francisco, Organizaciones Internacionales como Unasur,, Celac, Petrocaribe y esa desatención por parte de los opositores agrupados en torno a la MUD, se transformado en violencia criminal focalizada en sectores puntuales del país y visto su negativa a los llamados a diálogos.

El Presidente en uso de las facultades que la otorga la Constitución Bolivariana de Venezuela llamo a la sociedad venezolana a la Elección De Una Asamblea Nacional Constituyente, para que sea el pueblo originario recoja el sentir de la inmensa mayoría del pueblo, discuta, analice, acuerde y logre crear la situación acorde con el sentir pacifico, democrático de nuestro pueblo y permita profundizar las profundas transformaciones que le permita a la sociedad venezolana vivir y convivir en paz internamente y desarrollar una política e paz y convivencia con el resto del mundo, basado en el respeto mutuo a la soberanía, independencia, integridad de todas la naciones.

POR LO ANTES EXPUESTO EL MOVIMIENTO INTEGRADOR DE MEDIOS ALTERNATIVOS Y COMUNITARIOS DEL ESTADO CARABOBO (MIMAC)

ACUERDA

A) Condena enérgicamente cualquier forma de violencia venga de donde venga, con la que se quiera imponer normas, conductas y políticas al pueblo soberano de Venezuela

B) Nos oponemos y acompañamos al Gobierno Nacional a nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas y a toda manifestación de voluntad que condene enérgicamente, las pretensiones de gobiernos extranjeros sean de los EEUU, Unión Europea, de imponer normas de conducta política a un País como Venezuela, que se caracteriza por ser Pacifico, Democrático y Respetuoso de las Normas y Acuerdos Internacionales

C) Apoyamos en forma irrestricta la decisión democrática y soberana de elegir una Asamblea Nacional Constituyente, que por sus características, en la misma se reconoce el carácter pluricultural y multiétnico de nuestra sociedad y que está llamada a cumplir el papel participativo, protagónico e histórico, que en esta hora de la patria le corresponde tener y desarrollar los sectores sociales en ejercicio de la democracia venezolana, bolivariana

Carabobo a los veinte días del mes de julio del año dos mil diez y siete. Movimiento Integrador de Medios Alternativos y Comunitarios del Estado Carabobo (MIMAC)…………….................................................

Con Nuestra América: Las difíciles vías de la paz en Venezuela

El chavismo no puede pensar que ya superó este difícil trance que experimenta desde inicios de abril, aún quedan muchas cartas por ser jugadas por la oposición, y la población que vemos con anhelo la profundización de una alternativa al capitalismo, debemos hacer el mejor esfuerzo para construir una paz desde la participación, no desde la negociación claudicante. Juan Eduardo Romero / ALAI



Contra todo pronóstico, amanecimos al 16 de Julio en Venezuela, sin habernos matados unos a los otros. En un país caracterizado por la extrema polarización, por el manejo de un repertorio de protestas muy violentas, por la persecución extrema de las posiciones políticas, todo se desenvolvió en relativa calma (con excepción de los acontecimientos en Catia – en la región capital- y en algunos otros lugares). Los que indicaban que el 16 de julio sería el fin del mundo, elapocalipsis now, se quedaron con las ganas.



Había los que han apostado en estos más de 100 días de protestas violentas, no convencionales, (pues bajo ningún concepto puede considerarse pacífica la tranca de calle, el incendio de vehículos y personas, el linchamiento de sujetos por la presunción de su piel en relación con su militancia) por un escenario de elevación del conflicto, hasta los extremos de una guerra civil, que fue contundentemente torpedeado por ambos sectores de la polarización e incluso, por aquellos que alejados de la polarización, rechazan la violencia. Por nuestra parte, nos declaramos críticos de los errores cometidos (pésima administración pública, casi nulo castigo a la corrupción, burocratismo y clientelismo), pero hacerlo no significa ignorar (o simplificar) los avances que en términos de derechos sociales y económicos se han alcanzado en estos 19 años de gestión del proyecto bolivariano. No podemos andar como Calimero quejándonos de todo. Hoy vimos un pueblo, que amenazado, que en los intentos de coaccionarlos, respondió con bravura, con hidalguía.


En nuestro criterio, la MUD cometió diversos errores. Uno, apostó es este escenario al “todo o nada”, basado en un análisis errado de la “aparente tranquilidad” del chavismo. El hecho que el pueblo militante de la utopía de Chávez se haya quedado expectante ante la violencia irrestricta desatada, fue asumido como un signo de cobardía y de “paralización”. En ese escenario, la MUD, con Julio Borges y compañía, llegó a pensar que había logrado desmovilizar al chavismo, sometido a una andanada de noticias falsas, de operaciones psicológicas y de presiones sociales y económicas. Dos, creó – otra vez, tal como lo hizo con el referendo revocatorio en 2016- una “falsa expectativa” en sus bases. Diversos representantes de la MUD anunciaron que obtendrían en la consulta un apoyo superior a los “11 millones”, tal como lo habían anunciado a través de algunas encuestadoras, pensando en transformar ese proceso – ilegal ante la no participación del CNE- en una especie de referendo revocatorio.


Buena parte de la dirigencia de la MUD, contaba con crear una gran movilización, que mayoritariamente le diera apoyo a la asamblea nacional en su confrontación con el presidente Nicolás Maduro, pero al mismo tiempo, obligará a la FANB a intervenir de manera violenta en este empate catastrófico en que se encuentra el país. Cumplir con la expectativa de llamar a votar 11 millones o más, era, operativamente imposible. Veamos: el CNE ha indicado en diversos procesos, que el promedio mínimo de ejercicio del voto en el sistema venezolano, que es 100% automatizado, es de unos 3 minutos. Eso significa, que en una hora, votan aproximadamente 20 personas. La MUD habilitó 1.700 centros, en un proceso que tendría una duración de 8 hrs (de 8 am a 4 pm). Eso significa que en 8 hrs, votarían por centro, unas 160 personas. Al multiplicarlo por el número total de centros, eso da una votación de 272.000 votos. Agregándole a cada centro, un total de 10 mesas electorales (cuestión que nunca ha ocurrido en Venezuela), el máximo en las horas estipuladas por la MUD, habría sido 2.720.000 votos, como máximo. ¿Cómo obtienen 7.186.170 votos? ¿Por arte de magia o por arte del fraude?


Tres, parte de la creación de expectativas, fue el recurrir a las autoridades de Universidades Públicas y Privadas, que usurpando funciones exclusivas del poder electoral, establecido en la Constitución de la república Bolivariana de Venezuela (CRBV), se abrogaron la responsabilidad de realizar el proceso. Un proceso donde no existió registro de votantes, no se procuró ningún elemento anti-fraude de identificación y verificación del votante, no se utilizaron testigos de otras organizaciones, ni acompañantes de ningún tipo. Una acción de desconocimiento del Estado, que sólo tendría sentido en la medida que obtuvieran una cifra significativa de votos. La presencia de rectores, que en mi criterio deberían enfrentarse a procesos legales, por usurpación de funciones y cooperación en el delito de fraude electoral, no significó una masiva participación.


Cuatro, el uso del miedo, de la violencia, pensaba la MUD, que serviría para movilizar a los más radicalizados, lo que pasó – aceptando que no hubo ningún fraude, aspecto que hemos demostrado que sí ocurrió- en realidad fue que buena parte de la población, que posiblemente esté molesta con el gobierno y la MUD por el desorden en que ha estado sumido el país, decidió no aprobar la consulta. Cuando se ve la votación de la MUD desde el 2013, cuando Henrique Capriles se enfrenta a Nicolás Maduro, observamos que obtuvieron 7.363.980 votos. De ahí pasaron a obtener en las elecciones parlamentarias de 2015, unos 7.707.422 y ahora, decayeron a 7.186.170. Es decir, que el resultado de más de 103 días “de lucha y resistencia”, no solo ha permitido que el Presidente Maduro siga ejerciendo su cargo, sino que además, han experimentado un “voto castigo”, que ha reducido sus expectativas de desestabilizar al Gobierno legítimamente electo. La MUD perdió 521.252 votos. Terrible ese resultado.


Cinco, el apoyo internacional, tan anhelado en este escenario de confrontación, queda ahora seriamente sentido, pues la medición electoral llevada a cabo – insistimos, en forma ilegítima e ilegal- no alcanza para hacer un “llamado” para que el presidente “renuncie”. Hay que recordar, que los votos “sacados” por la MUD, son menores que la votación con la cual fue elegido Nicolás Maduro en 2013.


¿Qué escenarios devienen de estos resultados? ¿Qué podemos esperar los venezolanos y el mundo en general? Lo primero, es un incrementó de las acciones de los sectores más radicalizados de la MUD. Primero Justicia y Voluntad Popular, las dos organizaciones de mayor extremismo, seguramente seguirán con sus esfuerzos de desconocimiento y violencia. Tienen la dificultad de tener que explicar por qué no obtuvieron 11 millones de votos. En segundo lugar, el Gobierno se la jugó todo en este proceso. Pudo tener la tentación de “impedirlo”, pero prefirió dejarlos correr y la MUD quedó enredada en su propia trampa. La jugada del Gobierno de Nicolás Maduro funcionó: no ayudó, pero tampoco impidió la elección fraudulenta. La MUD seguramente esperaba una acción represiva del estado, en correspondencia con su responsabilidad de mantener el orden. No fue así, y la MUD fue castigada por el agotamiento, el cansancio generado por el cierre de calles y las amenazas de incendio.


En tercer lugar, el Gobierno quedó fortalecido, pues los errores de la MUD, las amenazas de “incendiar el país” ante la “hora cero” (la hora de la rebelión, según algunos diputados opositores), hicieron que salieran masivamente al simulacro de elección de la ANC, que sí contó con la validez del poder electoral y todos los procedimientos de verificación. El ánimo que observamos en las bases del chavismo, auguran – aún en contra de nuestra apreciaciones iniciales- una participación que podría superar la votación de 8.100.000 votos que obtuvo Hugo Chávez en octubre de 2012. Sin embargo, esto que parece una ventaja, pudiera traducirse en una escalada violenta de la oposición, sobre todo la más radical, que observó atónito como se movilizó con efectividad la maquinaria electoral del PSUV. Y ante ello, puede actuar con mayor violencia, pues no lograron ellos (la MUD) equiparar su movilización de forma de dar una demostración numéricamente inobjetable.


Cuarto, el chavismo debe revisar no sólo su sistema de movilización, sino además la competencia desleal que hemos visto entre algunos candidatos. Hay el surgimiento de tendencias, que se muestran ambiciosas de poder y no entienden que los demás candidatos que han surgido, tanto en el ámbito electoral territorial y sectorial, no son los “enemigos”. El presidente Maduro, debe llamar al orden, para evitar que se infrinjan heridas que pueden ser mortales en esta etapa o punto de no retorno.


Quinto, los apoyos internacionales, particularmente de los llamados Imperialismos Colectivos (EEUU, Unión Europea y Japón) van arreciar sus acciones en estos 14 días de campaña. La desaparición de productos, el bloqueo de importaciones, la presión paramilitar con soporte en Colombia, posibles atentados contra actores claves del chavismos o la propia oposición, pueden ser efectuados en los próximos días. La campaña de advertencia del Gobierno del Presidente Maduro, debe ser contundente para alertar sobre estos peligros.


Finalmente, el chavismo no puede pensar que ya superó este difícil trance que experimenta desde inicios de abril, aún quedan muchas cartas por ser jugadas por la oposición, y la población que vemos con anhelo la profundización de una alternativa al capitalismo, debemos hacer el mejor esfuerzo para construir una paz desde la participación, no desde la negociación claudicante, tal como han manifestado algunos actores políticos, que en algún momento jugaron papeles claves en la administración pública. Argimiro Gabaldón, decía “el camino es duro, pero es el camino”. Tenía razón, nadie dijo nunca que construir una alternativa a la democracia liberal sería fácil. Seguimos en el debate de ideas y creemos en el diálogo como opción.


Dr. Juan Eduardo Romero
Director Centro de investigaciones y Estudios Políticos estratégicos (CIEPES)



Historiador/politólogo

Con Nuestra América: Venezuela, la disputa por la hegemonía

El chavismo enfrenta una satanización internacional, que la pinta como una dictadura totalitaria desafiada por una oposición que hace resistencia pacífica y democrática. La realidad es lo inverso: la oposición de derecha ha desatado la violencia en los últimos meses para derrocar a un régimen que ha realizado elecciones anualmente y que se sustenta en la democracia participativa.


Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México



Durante aproximadamente 15 años la hegemonía del chavismo enVenezuela fue indiscutible. Hugo Chávez y la revolución bolivariana ganaron 17 de los 18 procesos electorales que se realizaron durante la vida del comandante. Su liderazgo carismático, el auge económico y las políticas sociales de sus gobiernos, le garantizaron un techo de votación que llegó al 60% de los votos. La derecha neoliberal derrotada en 1998, fue tan apabullada que ensayó diversas tácticas para deshacerse del líder y abortar la revolución. En abril de 2002, realizó un golpe de estado que mantuvo 48 horas secuestrado a Chávez. El golpista Pedro Carmona inmediatamente derogó la Constitución y se dio poderes extraordinarios. Fracasado el golpe por la extraordinaria movilización popular que restituyó a Chavez, la derecha intentó hacerlo renunciar por medio del fracasado paro petrolero de diciembre de 2002. Entonces la derecha presionó por la realización del referéndum revocatorio de agosto de 2004, el cual fue ganado por Hugo Chávez con un 60% de los votos. Chávez derrotaría a la derecha una y otra vez, hasta que la muerte por cáncer lo derrotó en marzo de 2013.



Nicolás Maduro asumió la presidencia en un contexto de crisis económica y de un liderazgo irreemplazable. Esta fue la ventana de oportunidad que la derecha finalmente encontró. La hegemonía indiscutible de la revolución bolivariana empezó a trastabillar merced a dicha crisis económica, que se combinó con una crisis de abastecimiento inducida por los sectores empresariales. Venezuela produce ya el 88 % de los alimentos que necesita, pero existe un oligopolio que controla la importación del 12% restante y que además controla la distribución de todos los productos básicos de consumo. La escasez artificial ha resultado desquiciante, aún para los sectores que han simpatizado con la revolución. El chavismo además enfrenta una satanización internacional, que la pinta como una dictadura totalitaria desafiada por una oposición que hace resistencia pacífica y democrática. La realidad es lo inverso: la oposición de derecha ha desatado la violencia en los últimos meses para derrocar a un régimen que ha realizado elecciones anualmente y que se sustenta en la democracia participativa.


La disputa por la hegemonía hizo que el chavismo convocara a elecciones a la Asamblea Constituyente el 30 de julio de 2017. La derecha perdiendo la iniciativa, ha buscado desvirtuar ese proceso convocando este domingo 16 de julio a un plebiscito para rechazar al proceso constituyente. Como respuesta, el gobierno convocó también a un ensayo de votación para la Constituyente. Todo indica que este último domingo la revolución bolivariana ha ganado de momento la partida. Resultan dudosos los datos de afluencia al plebiscito que la derecha enarbola. Contabilizando los centros de votación que instaló y el número de votos que afirma que obtuvo, se necesitarían 4 segundos por voto para alcanzar dicha cifra. Por el contrario, las imágenes de las urnas del ensayo son de una afluencia masiva. Hubo urnas que cerraron hasta la media noche.


El 30 de julio será decisivo. Pero hoy, el chavismo ha ganado esta batalla por la hegemonía.

Con Nuestra América: El golpe judicial y mediático

Ojalá que la colusión mediática con la de procesos judiciales (o cuasijudiciales) no se siga perpetrando, pues afecta desde su base la condición democrática en la región, y llama a ir buscando nuevas herramientas institucionales de control social para esos espacios.
Roberto Follari / El Telégrafo


En Venezuela ya se está en un estado superior del ‘golpe blando’. Allí la ofensiva mediática ha dado sus resultados: ahora se procede a la realización de un acto electoral opositor irregular, carente de todo control externo, y a pretender instaurar una suerte de ‘estado paralelo’.

Si bien es cierto que los mejores momentos del gobierno popular chavista ya no están, y que algunos errores de Maduro más la férrea acción de oposición han minado en mucho la situación, lo cierto es que las guarimbas son modos violentos y antidemocráticos de resistencia civil, y que el golpismo de los opositores venezolanos es indisputable, a partir del ataque de 2002 instaurando un gobierno alterno por la fuerza, que se cayó en una noche, pero pretendía sostenerse a largo plazo. Hoy esos golpistas hablan de sí mismos como portadores de ‘democracia’ y de ‘unidad nacional’, lo cual -visto su partidismo extremo- suena entre risible y grotesco.

En Brasil, el ataque mediático se une al judicial, como en tantas otras latitudes. La condena a Lula suena como pretensión de proscripción al candidato con mayores posibilidades de ganar las elecciones presidenciales. Mientras, un presidente deslegitimado y acusado de corrupción lanza sin consenso alguno una brutal reforma laboral, que incluye, por ej., que las embarazadas puedan realizar trabajo insalubre, o que las vacaciones de los trabajadores puedan ser segmentadas unilateralmente según decisión empresarial.

En Argentina, el inaudito juez Bonadío -personaje que llegó a su cargo en tiempos de la corrupción menemista- la emprende contra la expresidenta Cristina F. de Kirchner, y declara que lo suyo no es una persecución. Si no lo fuera, él no necesitaría aclararlo; pero es obvio que se trata de persecución. Es que el neoliberalismo teme electoralmente a la expresidenta, la cual, en su momento, no quiso ampararse en fueros legislativos. Ahora sufre el acoso judicial, acompañado del fuego mediático que pretende mostrar como corrupto a su gobierno, según la vieja consigna golpista de desprestigiar lo popular para atacarlo.

En Ecuador, el establishment enfrenta al vicepresidente, que ocupó el mismo cargo en el gobierno anterior, también de Alianza PAIS. La acusación parece no alcanzar rango judicial suficiente, de modo que se ha trasladado a la Asamblea. Se pretende allí juzgarlo, aparentemente por responsabilidades, no suyas, sino de algunos subordinados.

Los medios hegemónicos, por supuesto, acompañan y promueven. El nuevo presidente ha sido claro en que no amparará corrupción, pero también en que busca criterios de equidad y justicia, por lo que su personal posición en este caso ha de tener singular importancia.

Ante estos diversos avatares nos encontramos en la actual situación sudamericana. Ojalá que la colusión mediática con la de procesos judiciales (o cuasijudiciales) no se siga perpetrando, pues afecta desde su base la condición democrática en la región, y llama a ir buscando nuevas herramientas institucionales de control social para esos espacios.

Con Nuestra América: Golpismo y “guarimbas” mediáticas

Antes de las conjuras en tribunales y de los impeachment en los congresos, antes de los sabotajes económicos y la escasez planificada, vino el golpe simbólico, la desinformación y la manipulación de la opinión pública, la banalización de la política como campo de transformación y liberación de los oprimidos. Valga decirlo: antes del golpe fáctico, la “guarimba” mediática allanó el camino de los enemigos de la democracia.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

“Día y noche las telepantallas le herían a uno el oído…”
George Orwell, 1984.

En tiempos de guerra no convencional, como la que hoy se le hace a los pueblos de nuestra América desde distintos frentes, con la finalidad de preservar la hegemonía de nuestros dominadores históricos, el control de los medios de comunicación, de los flujos de información y de la influencia que desde ellos se ejerce en la producción de contenidos ysentidos que, luego, inundan –casi hasta la saturación- los innumerables caminos de las redes de comunicación contemporáneas, resulta fundamental.

Sin excepción, todas las acciones desestabilizadoras perpetradas en este siglo XXI contra los gobiernos latinoamericanos que se atrevieron a cuestionar el neoliberalismo y que fracturaron los esquemas de poder tradicionales, han tenido –y tienen- como punta de lanza feroces y sistemáticas campañas de desgaste, en las que sus autores intelectuales y sus perpetradores operativos –directores de medios, opinadores a sueldo, mercenarios del periodismo y “analistas” de ocasión- no reparan en respetar principios éticos básicos del periodismo ni conocen de escrúpulos democráticos, pese a que no dudan en reivindicar sus actuaciones en nombre de la libertad y la democracia.

Antes de las conjuras en tribunales y de los impeachment en los congresos, antes de los sabotajes económicos y la escasez planificada, vino el golpe simbólico, la desinformación y la manipulación de la opinión pública, la banalización de la política como campo de transformación y liberación de los oprimidos. Valga decirlo: antes del golpe fáctico, la guarimba mediática allanó el camino de los enemigos de la democracia.

Recién el pasado domingo 16 de julio, en su cobertura de los acontecimientos en Venezuela, la edición digital del diario español El País utilizó fotografías de la movilización de simpatizantes chavistas del PSUV que participaban en el ensayo electoral para la Asamblea Constituyente y las presentó como imágenes de “votantes” de la consulta convocada para ese mismo día por la oposición. El País, que desde la península ibérica gusta de dar lecciones de democracia a losbárbaros americanos, ofreció una escueta disculpa y descargó la responsabilidad de lo ocurrido en una error de la agencia de noticias EFE. Pero lejos de ser un gazapo sin mayor trascendencia, este incidente da cuenta del modus operandi de influyentes medios de comunicación que, sin rubor alguno, han tomado partido en la guerra de propaganda y manipulación que, como parte de los planes golpistas, se despliega contra el gobierno constitucional de Venezuela.

Independientemente de la opinión que se tenga sobre el proceso bolivariano, así como sobre otras experiencias nacional-populares y progresistas de nuestra región, es irrefutable el hecho de que los grupos mediáticos cartelizados, que expresan los intereses de capitales estadounidense, españoles y latinoamericanos, ya no se conforman con ser un actor político más en nuestras pobres democracias representativas. Ahora asumen, en pleno, la función de aquel Ministerio de la Verdad que George Orwell retratara en su novela 1984: la fortaleza tétrica de mil ventanas, en las que “ya no reverberaba la luz”, y que se ocupaba del “control de la realidad”, del presente, del pasado, del pensamiento y la memoria.

Pese a que en estos años se pusieron en funcionamiento iniciativas de comunicación multiestatales como TeleSur, se aprobaron legislaciones innovadoras (como en Argentina y Ecuador) y se multiplicaron los esfuerzos más o menos articulados, más o menos constantes, de numerosas organizaciones y comunicadores populares, lo cierto es que no hemos sido capaces de revertir la desigualdad comunicacional: la concentración de la propiedad y la ley del latifundio mediático siguen siendo la norma en todos nuestros países; y poco hemos avanzado en la producción de mensajes, contenidos, discursos alternativos y agendas propias capaces de proyectarse hacia amplios sectores de la sociedad, para disputar la construcción del sentido común. En la telepantalla ubicua que predijera Orwell, la voz que predomina es la del Gran Hermano.

En esta, que se nos revela como la batalla crucial de nuestro tiempo, nos falta mucho camino por andar. La revolución democratizadora de las comunicaciones en nuestra América todavía está pendiente.