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domingo, enero 04, 2015

La Mucuy: Familia.

LatinPress. 3 - 9/01/2015. Venezuela. Miguel A. Jaimes.

La Mucuy: Familia.
Sobre una vieja mesa de madera se apilaban los ingredientes de las hallacas, todos esos aderezos eran cultivados en las vegas cercanas a las riberas del río, hasta las hojas de plátano se soasaban, eran buscadas entre la madrugada.
Sobre una vieja mesa de madera se apilaban los ingredientes de las hallacas, todos esos aderezos eran cultivados en las vegas cercanas a las riberas del río, hasta las hojas de plátano se soasaban, eran buscadas entre la madrugada y cuando el sol apenas despertaba, llegaban para traer la alegría de la navidad al hogar de la abuela Juana, sus colores destellantes anunciaban sabores exquisitos para deleitar el paladar de comensales invitados para la fiesta de La Pascua.

Ese rico aroma salía de las hojas de plátano asadas en la fogata que hacían en el fondo del patio, perfumaba toda la casa, corredores y pasillos ya no olían a tierra mojada, solo sentían aromas a guisos frescos que aun sin preparar ya se podían saborear, todos con una tarea nos disponíamos a celebrar ese gran día en que la familia se reunía para compartir los cuentos que no se habían contado, chismes frescos con sus chismosas que corrían en el vecindario de La Mucuy.

Bendito día de familia donde hermanos, primos y amigos cantaban al son de un aguinaldo, los más chiquitos salían espantados de la cocina con las camisas arremangadas, mientras las abuelas les gritaban; ¡no se coman las pasitas que son para adornar las hallaquitas!"

Se escuchaba a Juanita decirles a aquella bandada de carajitos que se irían al tamarindo a comerse el rico delito, aunque al frente de la casa estaban los hombres encalando las paredes con brochas improvisadas hechas de capullos de maíz, colocándoles franjas de azul avestina, pues las viejas puertas de maderas y las ventanas serían pintadas con óxido ferroso traído desde la mina que estaba por la calera, era donde embolsaban cal, nuestras casas de humildes tejas remozadas en esos días por dentro y por fuera como el lugar de las alegrías, encantos, apariciones y sueños maravillosos, aunque por la casa vieja se quedaba el tiempo de los recuerdos para traernos esperanzas y otras eras de nuevos acontecimientos. Mientras las familias incentivaban los compadrazgos, esa era la única forma de perdurar en el tiempo y de reírse de las desventuras antiguas.

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lamucuyandina@gmail.com

Colaboración especial para LatinPress®.

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