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martes, junio 07, 2011

Las laptops de la mentira se apagaron por la acción de la Justicia y Wikileaks


Caracas, May. AVN (Hernán Mena Cifuentes).- “La Justicia, -dijo Horacio- aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera”, y hoy, la sabia frase cobra vigencia una vez más, cuando, después de perseguir al monstruo de la mentira que Álvaro Uribe “sembró” en las computadoras de Raúl Reyes, logró “arrestarlo”, al desmontar el andamiaje de calumnias levantado por el genocida del pueblo colombiano para destruir el honor y dignidad de quienes denunciaron sus crímenes de lesa Humanidad.

Fue la Corte Suprema de Justicia de Colombia, que en los últimos meses ha venido recobrando principios, valores y postulados pisoteados y burlados durante más de medio siglo por regímenes lacayos del Imperio, la que, en una decisión histórica, determinó, tras varios años de investigación, que el contenido de las computadoras del mítico guerrillero de las FARC-EP, “no tienen validez jurídica,” por lo que no puede ser utilizado como prueba.

“Las pruebas son nulas e ilegales, -destaca la sentencia- por haber sido recogidas sin autorización ni participación de las autoridades de Ecuador”, país cuya soberanía y territorio fueron violados el 1º de marzo de 2008 cuando el ejército colombiano atacó el campamento móvil de las FARC-EP, asesinando, mientras dormían, al comandante guerrillero, 22 de sus compañeros, dos estudiantes mexicanos y un ciudadano ecuatoriano.

El anuncio sobre el dictamen, con el peso y valor que le otorga una sentencia emanada de la más alta instancia judicial del país neogranadino, confirmó lo ya se conocía, que la divulgación de los supuestos datos extraídos de las computadoras una maniobra de distracción dirigida a ocultar el delito de la violación del territorio de un país vecino para lo cual se levantó una montaña de calumnias para enlodar el honor y dignidad de mandatarios, políticos y periodistas revolucionarios.

Pero, más allá de su ilegalidad, prevalece la ilegitimidad de esa perversa pantomima que, además atentar contra la honestidad e inocencia de los mandatarios de Ecuador y Venezuela, llevó a que muchos inocentes la cárcel, al exilio y a la inhabilitación, ya que los archivos presentados como prueba se encuentran en formato de escritura y no fueron tomados de una dirección de correo electrónico que permita demostrar que fueron enviados y recibidos.

Y para echar la última palada sobre la fosa abierta de mentiras cavada por Uribe y sus cómplices del régimen y el Imperio, este lunes se conoció el contenido de uno de los miles de cables enviado por la embajada de EE UU en Bogotá al Departamento de Estado yanqui un mes después de la masacre realizada por el ejercito colombiano en suelo ecuatoriano.

Los medios divulgaron este lunes parte del contenido de ese y otros cables enviados por la sede diplomática imperial, destacando el más comprometedor de ellos, cuyo texto destaca que, “tanto el entonces ministro de Defensa y sucesor de Uribe, el actual presidente Juan Manuel Santos, como el viceministro Sergio Jaramillo, habían confirmado que se planeaba utilizar el material incautado para probar conexiones de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez y Rafael Correa, de Ecuador con las FARC-EP.”

“En el cable inicial, -reseña una de esas informaciones- se afirma que el Ejecutivo (colombiano) tenía previsto un término de cuatro a seis semanas para que el Gobierno entregara información selectiva a medios de comunicación en EE UU, España, Colombia y otros países de América Latina.”

“Obviamente, -dice más adelante la nota- los temas que debían posicionarse eran las FARC y el presidente Chávez; las FARC y el presidente Correa, las FARC y el tráfico de drogas y las FARC-EP y los “secuestrados. El gobierno debía tener el máximo cuidado para evitar que se filtrara información que resultara dañina para la administración Uribe,” pero, como señala el viejo refrán: “más fácil se cae un mentiroso que un cojo”, la mentira se confirmaría tres años después.

La información de prensa que recoge parte del texto filtrado por Wikileaks, dice a continuación que “el entonces ministro de la Defensa y actual mandatario colombiano cedió los archivos, bajo la condición de que no los divulgara, sin autorización gubernamental, a EE UU, que por la época tenía como representante en Colombia a William Brownfield.

Pero la brecha del secreto que se creía tan bien guardado quedó aún más expuesta al establecerse que Interpol y el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, dos instituciones que no gozan del respeto de la opinión pública por su notoria parcialidad al abordar casos donde existen claros intereses de EE UU, fueron cómplices igualmente de la macabra conjura de las laptops de Raúl Reyes.

En este sentido, la misma información destaca que “Según éstos cables, el plan De Álvaro Uribe, que también tenía como objetivo a sus opositores, comprendía la verificación de la “integridad de los computadores”, por la Organización Internacional de Policía Criminal, (Interpol) y la entrega de todos los archivos a una organización independiente que no se identificara con los gobiernos de Colombia ni de EE UU.”

“Un despacho diplomático, (filtrado por Wikileaks) –señala por otra parte dicha información-, recoge la versión del viceministro Jaramillo de que el material había sido entregado al Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, (IIEE) y que hace poco reveló su informe sobre los documentos (supuestamente extraídos de las (laptops) de las FARC-EP, y cuyas conclusiones son similares a las que llegó Interpol en su informe: una sarta de falacias, como se ha podido comprobar.

Hoy, gracias a la información obtenida de los cables filtrados por Wikileaks, se ha logrado establecer que ambas organizaciones jugaron un papel determinante como cómplices de la siniestra conjura al señalar sus directivos que, tras exhaustivos análisis, se determinó que “las laptops pertenecían a Reyes, que no habían sido manipuladas” y por lo tanto, la información suministrada por las autoridades colombianas sobre su contenido era cierta.

El 15 de mayo de 2008, Ronald Kenneth Noble, director de Interpol, en concurrrido show mediático, espectáculo que ahora se sabe que fue previamente ensayado, dijo lo que tenía que decir para satisfacer los planes de Uribe y su clan de colaboradores, cuyo objetivo era el hacer aparecer a los procesos revolucionarios que se adelantan en Ecuador y Venezuela y a sus presidentes, como aliados financistas y receptores de fondos de las FARC-EP.

Estaban por cumplirse tres años de lo afirmado por el policía estadounidense, cuando hace quince días, el pasado 10 de mayo, desde Londres, Nigel Inkster, director de Amenazas Transnacionales del Instituto de Estudios Estratégicos de Gran Bretaña, reveló que “según un minucioso estudio documental, se evidenció que las FARC recibían del Estado venezolano apoyo financiero y servicio de Inteligencia para facilitar la entrada de guerrilleros (colombianos) a su territorio.”

En su momento, las declaraciones de K. Noble y de Inkster, tuvieron amplio eco en la prensa mercenaria, que se propagó con la velocidad del rayo y el ruido del trueno que, cual pasaje musical ´”in crescendo” se extendió aún más atizado por la argucia goebbeliana de la falacia repetida, hasta que la Corte Suprema de Colombia dio su dictamen y los cables filtrados por Wikileaks sacaron a la luz la mentira oculta tras aquella infamia.

Pero, una vez constatado el triunfo de la verdad sobre la mentira, se ha abierto un abismo de silencio en ese mundo de complicidades y miseria humana en el que se arrastran cual reptiles los medios asalariados del Imperio que, después de haber celebrado como en festín de buitres a lo largo de tres años la conspiración de Uribe, contra Chávez, Correa y otros revolucionarios, callan, despojados por la fuerza de la verdad, del arma de la mentira que esgrimieron.

Y, es que, observan impotentes y humillados, cómo una vez conocida la decisión de la Suprema Corte, las víctimas de la conspiración de Uribe, han sido exoneradas moral y éticamente de los delito que les acusó el régimen genocida, y esperan serlo judicialmente, como el parlamentario Wilson Borja, y la Senadora Piedad Cordova, inhabilitada por el Procurador general de Colombia, acusados como Chávez y Correa de colaborar con las FARC-EP.

Sin embargo, Uribe y sus correligionarios en un gesto de extremo cinismo se niegan a reconocer la falsedad de la conjura que montaron, acusando a la Corte de haber errado, pero carecen de argumentos para rechazar la evidencia irrebatible de los cables filtrados por Wikileaks, que sacaron a la luz , paso a paso, una a una, las fases de la diabólica conjura dirigida a destruir a dos gobiernos, a sus líderes y a un grupo de dirigentes revolucionarios.

Mientras tanto, la respuesta de los países que enfrentaron la conjura, fue un acto de nobleza, exento de odio hacia un enemigo implacable y cruel como lo fue Uribe, que no solo pretendió destruir esos procesos progresistas, sino que además desató una espiral de violencia, destrucción y muerte contra su pueblo, convirtiendo a Colombia en un inmenso cementerio de fosas comunes, y asesinó a miles de inocentes con el aberrante método de los falsos positivos.

Nicolás Maduro, canciller venezolano, expresó al conocer la decisión de la Corte Suprema que ello “demuestra que el gobierno venezolano siempre actuó apegado a la verdad. La experiencia que nos queda, -agregó, refiriéndose a la conjura desatada por Uribe- es que ese no es el camino, sino las relaciones de transparencia y de verdad. Al final la verdad se impone,” dijo.

El ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, señalo a continuación que, “Las historias sobre las computadoras, eran una fábula envenenada para tratar de hacerle daño a nuestro país. Algunos voceros de la derecha venezolana, -agregó- se prestaron a los juegos de campaña de intriga contra el país, nuestro presidente y la revolución bolivariana.”

Por su parte, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, al celebrar la decisión de la Corte, reconoció en primer lugar “la calidad de la justicia en Colombia, porque pese a las presiones políticas que debieron tener, (los miembros de esa instancia judicial) actuaron en derecho, y lo que están diciendo es lo que siempre supimos, que eso era una patraña, que con eso no se podía justificar absolutamente nada, acusar absolutamente a nadie, que no tenía ninguna validez moral ni ética”.

“Los medios de comunicación corruptos, -declaró- son los únicos que se hicieron eco de esas acusaciones, junto con los gobiernos planetarios que intentan dañar a todo gobierno progresista.” Y al referirse al Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, lo calificó como “una fundación privada de ultraderecha, la cual informó que Irak poseía Armas de Destrucción Masiva para justificar la invasión”, que contra ese país desató EE UU y sus aliados.

Y, tras la decisión de la Corte, las revelaciones de Wikileaks y lo dicho por Correa y Maduro, lo que prevalece a partir de hoy es la Verdad inconmovible que arrojó al basurero de la historia a Uribe y a la conjura que urdió, la más perversa de todas las mentiras que engendró para destruir a dos revoluciones, a sus líderes y otros dirigentes, con el fin de ocultar uno de sus más abyectos crímenes: el asesinato mientras dormían, de Raúl Reyes y sus camaradas.

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