Caracas, 06 Jun. AVN (Hernán Mena Cifuentes).- Coronel y presidente Ollanta Humala:
Permítanos felicitarle por la histórica victoria electoral conquistada por usted este domingo, triunfo que confirma una vez más la tendencia irreversible el grado de conciencia y vocación revolucionaria alcanzado en los últimos doce años por los pueblos de la Gran Patria Latinoamericana y Caribeña, rebelados contra la secular explotación y saqueo de sus riquezas a manos del Imperio y las oligarquías criollas a partir del triunfo del comandante Chávez.
Su victoria, coronel, tiene el mérito de haber sido alcanzada luego de años de lucha marcados por iniciales éxitos en primeras vueltas de varios procesos comiciales, y que en segundas vueltas lamentablemente terminaron en derrotas, fracasos que en ningún momento lograron apagar su fe en el pueblo que por fin con sus votos lo consagró como presidente de todos los peruanos, porque como dijo El Libertador: “Dios concede la victoria a la Constancia”.
Y ese triunfo se agiganta y alcanza mayor brillo por haber sido alcanzado frente a la más brutal y salvaje campaña de calumnias y mentiras jamás desplegada por Washington y sus vasallos contra candidato alguno, y que hasta el último momento pretendieron inocularle el veneno de su odio visceral, acusándolo como lo hacen siempre contra todo líder revolucionario y progresistas, de asesino y terrorista, colocándole la vieja y rayada etiqueta de comunista.
Fueron muchos los Instrumentos usados por el Imperio, la Iglesia católica y la oligarquía peruana para y desprestigiarlo, y uno de ellos fue la prensa mercenaria que se desbordó en avalancha de calumnias presentándolo como enemigo del pueblo, llamado a arruinar la economía del país aplicando leyes y medidas dirigidas a frenar su desarrollo, pero, el peruano es sabio y supo distinguir entre su verdad y la mentira de la prensa asalariada.
Cuídese presidente, del veneno que inyectan las serpientes que abundan en el campo de la política, que atraen y engañan a sus víctimas como la coral con sus vivos colores, ofreciendo solidaridad y apoyo, cuando se sabe que han sido, son y serán siendo enemigos de todo aquel que como usted busca redimir a su pueblo de las lacras sociales en que las sumió el Imperio, dispuestos a asestar en cualquier momento la puñalada traicionera.
Tampoco faltaron los enviados de Washington, como el criminal ex subsecretario de Estado yanqui, Roger Noriega, entre cuyas siniestras actividades figuran las de abastecedor de armas a la “Contra” que asesinó a decenas de miles de nicaragüenses; asesor de Washington en la conspiración que condujo al secuestro y derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide en Haití y entusiasta legitimador del golpe de Estado de Pedro Carmona Estanga contra Hugo Chávez.
Desde Miami, rodeado de una pandilla de vende-patria venezolanos y de un ex congresista yanqui, representante de la gusanera cubana, Noriega exhortó al pueblo peruano a votar por su rival, Keiko Fujimori, asegurando que usted “es el único candidato que ha tratado de ocultar su pasado y el único que le ha vendido su lealtad a una conspiración internacional liderada por Hugo Chávez.”
El gusano cubano-americano, Lincoln Díaz Balart se sumó al discurso injerencista de Noriega, señalando que “Perú debe consolidar los triunfos que ha obtenido en los últimos años siguiendo el mismo camino, y que la coyuntura electoral será decisiva para conseguirlo: de otra manera, -sentenció- podría caer en las garras del Eje del Mal.”
Luego le tocó el turno Carlos Fernández, el golpista venezolano ex presidente de Fedecámaras y uno de los cabecillas de la marcha conspirativa del 11-A, quien asumiendo ilegítimamente el nombre de los hijos de Bolívar, manifestó que “los venezolanos no quieren que el pueblo peruano caiga en el Socialismo del Siglo XXI”.
Esas opiniones, Coronel, reflejan el terror de los fascistas ante el advenimiento de una nueva era para el pueblo latinoamericano y caribeño que desde hace más de un siglo sufre los rigores de la plaga del capitalismo y su modelo neoliberal, donde una minoría se enriquece a costa de la sangre, sudor y lágrimas de las mayorías explotadas y ejemplo claro de ello es la situación de miseria, hambre, pobreza, enfermedad e ignorancia en la que viven millones de peruanos.
Como se esperaba, la burda acusación y el deseo del agente imperial, como las de las decenas de “profetas del desastre” asalariados, que aseguraban que usted no ganaría en los comicios del domingo, no cristalizaron, porque el pueblo sabía, y está seguro de que las calumnias proferidas en su contra eran mentiras, y sordo a esos cantos de sirena, lo enrumbaron con sus votos hacia el triunfo.
Y es que usted, Presidente, con su victoria electoral ha dado un demoledor golpe a los planes de conquista y dominación de EE UU
en la región, ya que Perú a partir de ahora se erige como otro dique más de contención contra los maniobras desestabilizadoras del Imperio, que ha perdido uno de sus últimos reductos donde reinaba el capitalismo, quedándole unos pocos feudos que hoy se pueden contar con los dedos de una sola mano.
Y, a medida que avanza el proceso de integración regional que soñó Bolívar, rescatado por líderes progresistas y revolucionarios como usted, irán cayendo los bastiones donde aún prevalece y sobrevive ese perverso sistema explotador de pueblos y saqueador de riquezas, para dar paso a la Utopía de un mundo posible, cuyas puertas, con su triunfo, Coronel, se han abierto de par en par este domingo al pueblo peruano.
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