El gobierno del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, descartó presentar una nueva ley sobre el control de armas en su país, a pesar de los daños sociales ocasionados por el fácil acceso a armamento pesado, como el que se registró el pasado viernes en Denver, capital de Colorado, en el que fallecieron 12 personas y más de 50 resultaron heridas cuando un joven disparó con un rifle contra los asistentes al estreno de una película.
La Casa Blanca, residencia oficial y centro de operaciones del presidente, emitió un comunicado en el que confirmó que el gobierno no realizará un estatuto en el que se limiten los derechos a los ciudadanos a comprar, portar y usar armas, avalado en la Segunda Enmienda de la constitución norteamericana.
Analistas políticos independientes explicaron que el hecho que Obama no haya tomado medidas respecto a la compra, porte y uso de armas, obedece a que no quiere tener inconvenientes con la Asociación Nacional del Rifle, que tiene millones de seguidores en todo el país.
Tras los hechos acontecidos en Denver, el alcalde de la ciudad, Michael Hancock, tampoco sugirió hacer algún cambió en la ley sobre el control de armas, aunque pertenece a una coalición de funcionarios municipales que lleva por nombre Alcaldes contra las Armas Ilegales.
Por su parte, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, le solicitó a Barack Obama y a Mitt Romney, su oponente en las elecciones del próximo noviembre, hacer algo porque “no creo que haya otro país desarrollado en el mundo que tenga ni remotamente el problema que nosotros tenemos”.
“Las palabras de consuelo son agradables, pero quizá es tiempo de que las dos personas que quieren ser presidentes de EE.UU. nos digan qué van a hacer al respecto”, aseguró.
Al mismo tiempo, la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, hizo énfasis en que Obama y Romney deben estudiar urgentemente nuevas leyes sobre el porte de armas, aunque no sea un punto político fácil de abordar.
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