Un mes atrás, un viernes 22 de junio, denunciamos que la Constitución Nacional fue manipulada para avasallar la voluntad democrática del pueblo paraguayo y destituir al Presidente constitucional a través de un juicio político amañado por el Congreso Nacional.
La tragedia, acontecida una semana antes, y que produjo la muerte de 17 compatriotas en Curuguaty, fue vilmente manipulada para justificar la maniobra antidemocrática de los parlamentarios golpistas.
Contrariamente a nuestra propuesta de instalar una comisión independiente de notables acompañada por organismos internacionales para aclarar lo ocurrido en Curuguaty, el nuevo régimen sospechosamente ha dado muestras de que no tiene ningún interés en hacerlo.
Los que tramaron contra el pueblo paraguayo esperaban que diéramos el paso en falso, y que en nuestra legítima defensa frente al golpe, les diéramos la oportunidad para provocar más muertes y volver a utilizarlas en favor de sus conspiraciones. Optamos conscientemente por no alimentar la espiral de la violencia y la muerte.
Pero eso nunca significó abdicar nuestra lucha por la democracia en nuestro país, en defensa de la soberanía popular. No confundan nuestro pacifismo con tolerancia a las violaciones a la democracia.
Los que dieron el golpe fueron los políticos conservadores que querían 50 millones de dólares para sus operadores políticos a través de la Justicia Electoral. Los mismos que esperan esconderse del juicio popular en las listas sábanas de los partidos conservadores.
Quienes impulsaron el golpe son los que quieren concretar el negocio con la multinacional Río Tinto Alcán, traicionando la soberanía energética de nuestro país y los intereses de nuestra nación.
Aquellos que estuvieron con el golpe son los que han lucrado con un modelo de país para pocos, donde el destino de nuestra gente es la emigración, por eso inmediatamente anunciaron que no implementarán el impuesto a la soja.
Y ellos mismos ahora propugnan retroceder en la aplicación de la ley de la franja de seguridad de frontera para que continúe siendo invadida por grandes propietarios foráneos.
Por detrás del golpe estuvieron seguramente aquellos sectores molestos con una integración soberana y transparente de nuestro país en la región, los sectores que anhelan la pseudo-integración promovida por los negocios ilíciticos y la narcopolítica.
En nuestro gobierno, de forma equilibrada y buscando conciliar intereses en un país muy dividido y antagonizado, quisimos darle y comenzamos a darle contenido social a la democracia paraguaya. Fue contra ese Paraguay, inclusivo y para todos y todas, soberano en sus actos, que los golpistas se movilizaron un mes atrás.
Con persecuciones laborales (ya son cientos los despedidos ilegales por motivos ideológicos), con intentos de suspender a los senadores que defendieron la democracia y preparando procesos judiciales amañados contra aquellos y aquellas que resisten al golpe, como en el caso de la ministra de Salud Esperanza Martínez, van a querer encubrir el malestar social y político de la Nación.
Pero sepan ellos, los que lucraron con el atraco a la Constitución, que el Paraguay democrático y soberano, que el país que vela por sus hijos e hijas, que el país que no va a ser botín de intereses económicos oligárquicos y no acepta un gobierno ilegítimo.
Aquellos que patrocinaron e hicieron el golpe de estado no son confiables para dirigir la nación, no están comprometidos con las garantías en el ejercicio pleno de la democracia – porque ya han pisoteado una vez las garantías fundamentales – y la ciudadanía tiene todo el derecho a preguntarse si respetarán un proceso electoral limpio y competitivo en 2013 con tan nefastos antecedentes.
Por eso, no vamos a retroceder en este momento de lucha pacífica para que vuelva la democracia a nuestro país y se anule la parodia de juicio político del 21 y 22 de junio pasado. Para que se respeten las decisiones tomadas democráticamente por el pueblo. Para que las instituciones vuelvan a funcionar de acuerdo con sus cometidos constitucionales. Para que nuestro país vuelva al concierto de las naciones con su democracia completa y no sea objeto de aislamiento, como en la época del dictador Alfredo Stroessner, por ser un país rehén de oligarquías corruptas y la narcopolítica.
El 20 de abril del 2008 el Paraguay comenzó una nueva jornada política, donde el pueblo supo que a través de las elecciones limpias se podía también cambiar el país a favor de la inclusión y bienestar social y recuperar la soberanía sobre nuestros recursos energéticos y naturales. Lo hicimos con tranquilidad y equilibrio, evitando los antagonismos y polarizaciones.
Todos los indicadores económicos y sociales, así como los logros obtenidos en las negociaciones con Brasil muestran que estábamos en el camino correcto. Sin embargo, oligarquías económicas y políticas no aceptaron que el pueblo irrumpa en la democracia, y con él, un proyecto de Paraguay para todas y todos.
Hicieron un golpe contra el pueblo y su soberanía, y sus intereses y derechos históricos. Hicieron un golpe para entregar el país a los intereses tacaños de multinacionales y de enclaves, y para defender los intereses clientelistas y prebendarios de una clase política perimida.
Juntos con el pueblo paraguayo volveremos a reconquistar la democracia, por eso:
¡VIVA LA DEMOCRACIA! ¡VIVA EL PUEBLO PARAGUAYO
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