Tomado de Alma Mater
Cuando Adriana Pérez O’Connor llegó de pagar el teléfono, llevábamos unos diez minutos sentados en su sala. Le había dicho a la vecina que nos recibiera y dejara pasar. Al entrar y ver al fotógrafo, dijo: «de haber sabido que tomarían fotos me hubiese arreglado el pelo». A partir de entonces intercambiamos preguntas y respuestas. Durante todo el tiempo, nos acompañó el silbar de los pajaritos que, junto a las plantas sembradas por ella y su esposo Gerardo Hernández Nordelo, decoran el largo pasillo que conduce a la puerta de su casa.
¿Por qué crees que el Gobierno estadounidense considera que eres «un peligro para la seguridad del país», razón por la cual te han denegado la visa durante trece años consecutivos?
En el caso de René y Gerardo tiene un doble sentido. Ha sido un proceso totalmente amañado dado que se realizó en Miami, por lo cual aún el Gobierno estadounidense sigue insistiendo, a través del chantaje y de la tortura psicológica, en lograr que alguno de los Cinco cambie de posición. Para un preso, la familia juega un papel sumamente importante. No se puede olvidar que a René le pusieron como condición decidir entre su esposa e hijas y la posibilidad de defenderse. Hablamos de los dos casos más críticos, el mío y el de Olga, pero no podemos obviar que durante todos estos años las visas han sido la carta del Gobierno de Estados Unidos para torturarlos. Se han ensañado con Gerardo y René, por considerar que Gerardo es el jefe de la red y René el único que tenía a su familia allí.
Recuerdo una vez que pedí visa en la Oficina de Intereses en La Habana y una de las funcionarias, de forma muy arrogante, intentó burlarse y ofenderme preguntándome: «¿qué tiempo llevan ustedes de casados?» y cuando le respondí, me dijo: «llevan más años separados que casados, ya eso no es un matrimonio.» Fue algo muy irrespetuoso, su comportamiento debe ser totalmente profesional y, sin embargo, lo que quiso decir fue: rompe ese matrimonio porque él nunca va a regresar.
Fue un momento difícil que reafirmó una vez más las intenciones del Gobierno estadounidense con los Cinco. Una vez obtenida la visa, se suponía no existirían dificultades porque yo no he tenido ningún problema con la justicia norteamericana. Condenados hacía un año, otros familiares los habían visitado y pensé cesarían todas las presiones, pero cuando llegué al aeropuerto me separaron de todo el grupo, me interrogaron y las autoridades de ese país, que dicho sea de paso, no fueron las autoridades migratorias, ordenaron mi regreso a Cuba. Consciente de que sería larga la espera regresé sin ver a Gerardo. Él estaba atento, sabía que la visita sería al día siguiente, conocía la hora en que yo arribaría al aeropuerto de Houston. La incertidumbre aumentaba, pero siempre esperamos que Estados Unidos intentara algo. Demostraron su poder sobre cada uno de nosotros. En ese momento empezó una lucha que ha durado hasta el día de hoy y seguirá, para lograr al menos una visita familiar, un encuentro.
Yo diría que no te hacen flaquear, sino reflexionar, analizar por qué has hecho todo esto hasta hoy, y siempre encuentras una sola respuesta: los Cinco han sido más fuertes que las presiones, entonces, te dices: «si no han podido con ellos, no me harán desmoronarme.» No oculto que existen momentos de tristeza, nostalgia, añoranza, pero ellos te dan la seguridad de que todo eso se revertirá en un mejor futuro, en una unión permanente con tu esposo, compañero, amigo, para disfrutar de lo que durante todo este tiempo te han tronchado.
Tratamos de ser felices haciendo uso de la imaginación y la creatividad. Al despertar te sacudes y dices: «hoy no tengo tiempo para dedicárselo ni a mi nostalgia, ni a mi tristeza», además ellos transmiten siempre tanta firmeza y confianza que eres incapaz de hacerles llegar esos sentimientos que en algún momento, como tú dices, pudieran hacerte flaquear, pero que a nosotros nos han hecho meditar en cómo superarlos.Además, es un reto el compromiso social, el defender tus ideas, tu verdad en el exterior, donde te expones a un grupo de cosas que son muy duras de asumir.
Tú y Gerardo ven a los hijos como una extensión del amor y una bendición, que debido a la separación, no han podido nacer…
Nosotros no necesitamos hijos para sentirnos más unidos, como he dicho en otras entrevistas. Seguiremos insistiendo, pero las autoridades norteamericanas se niegan a cualquier tipo de solución. Hemos aprendido a vivir nuestro matrimonio sin ellos y continuaremos aprendiendo porque llegará el momento en el que el reloj biológico no nos lo permita. Aunque no constituye una prioridad para poder seguir juntos, si nos dieran la posibilidad de tenerlos por una u otra forma, lo haríamos; pero si no, seguiremos alimentándonos de otras cosas. Tenemos muchos sobrinos, naturales y «postizos», que nos llenan de cariño, nos esperan además muchos planes y cosas que hacer como disfrutarnos el uno al otro, así como la vida que tengamos por delante. Nuestro principal objetivo será ser felices.
¿Qué peso crees que ha tenido el papel de los jóvenes cubanos a lo largo de estos 13 años de condena?
Muchos de esos jóvenes eran unos niños cuando esta batalla comenzó, otros nacieron estando ya los Cinco presos. Gerardo, René, Antonio, Ramón y Fernando son el resultado de lo que nos dejaron todos nuestros mártires y los que hoy siguen liderando nuestra Revolución. Es el ejemplo convertido en valores, que se transmitió a esa generación de la cual yo soy parte. Lo que han hecho los Cinco es entregarle su ejemplo a esa juventud que va creciendo, darles su valentía. En el décimo aniversario de estar encarcelados, Gerardo en una carta, expresó: «nosotros nos mantendremos firmes en la medida en que haya uno de ustedes luchando por nosotros».
¿Cómo te sentiste al saber que Gerardo no estaba incluido entre los tres que serían resentenciados?
Mientras hemos ido escalando cada parte legal, se ha mantenido el poderío de la comunidad de Miami, donde las presiones se imponen por encima de la ley. Por supuesto, siempre te ampara la esperanza de que en algún momento del proceso se haga justicia. No esperaba ni siquiera que permitieran la resentencia de tres de ellos, pero esto no implica un proceso justo, no da garantías de sinceridad, de un acto honesto en las cortes. Pretenden limpiar la imagen que hoy tienen por la falsedad de sus leyes, de su proceso respecto al caso de los Cinco. Si no ha salido ninguno de la cárcel, da igual las cadenas perpetuas de Gerardo o los 30 años de Ramón, los 15 años de René o los 18 de Fernando, para mí las condenas son todas iguales.
Lo que Gerardo ha planteado en su Habeas Corpus es que independientemente de dónde cayeran los aviones él no es responsable del derribo, no tuvo vínculos, ni cometió ninguna acción para que se llevara a cabo. Desde el primer momento, se plantea que ha sido el cargo que politizó el caso, pues de no haber existido, no lo hubiesen llevado a cortes y además, satisfacía la demanda de los congresistas de Miami y de toda esa fuerza político-económica existente en el sur de la Florida, con gran influencia en los diferentes gobiernos norteamericanos. El artículo tiene la intención de desmoralizar la posición que ellos han mantenido, dividirlos y debilitar el movimiento solidario por los Cinco que comienza a golpear al Gobierno estadounidense, razón por la cual aceptó la propuesta de reducción de sentencias para Ramón, Tony y Fernando. Quiero que todos los que luchan por ellos conozcan que ninguno va a traicionar sus ideas, si no lo hicieron en un primer momento, cuando recibieron todas las posibilidades, no lo harán ahora que tienen el apoyo popular de Cuba y del mundo entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario