Caracas, 10 Ago. AVN (Leandro Albani).- Si hasta hace unas semanas la crisis económica en Europa parecía afectar a las naciones más débiles, como Grecia y España, el movimiento de protestas que se desató este último fin de semana en Gran Bretaña demuestra que también toca a las denominadas “potencias” del viejo continente, que buscan frenar la debacle a través de planes de ajustes y una sostenida represión policial contra los manifestantes.
Este miércoles, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, suspendió sus vacaciones para reunirse con varios ministros de su gabinete, a los que les reclamó propuestas urgentes para frenar la caída de la economía de la nación gala.
El punto en común de esta situación iniciada el año pasado, es que todos los gobiernos europeos tienen el objetivo de recortar los derechos sociales, afectando a las capas más pobres, y de esta forma reflotar una economía basada en la especulación.
Las administraciones de la Unión Europea (UE), sean conservadores como en Londres o París, o se proclamen socialdemócratas como en Madrid y Atenas, llevan adelante planes donde el despido de empleados públicos, las privatizaciones de empresas estatales, el aumento de impuestos y la reducción de presupuestos en las áreas educativas y de salud forman parte del mismo libreto.
Grecia, Irlanda y Portugal son hasta ahora los países que aplican esos ajustes de manera más sistemática y abierta, respaldando políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la UE. Mientras España, Francia, Gran Bretaña e Italia tratan de esquivar esa situación, algo que igualmente implica ajustes masivos.
La respuesta a las protestas en las calles también es común: Una represión feroz, que tuvo un nuevo capítulo en Gran Bretaña, luego del asesinato por parte de la policía del joven Mark Duggan en la localidad de Tottenham.
La oposición británica reconoció que los recortes a los servicios sociales aplicados por el gobierno de David Cameron han contribuido al estallido de los disturbios, que se extienden por todo el país.
Pero el primer ministro no dudó en calificar a los manifestantes como “sociedad enferma” y ordenar a las fuerzas de seguridad utilizar balas de gomas para controlar las protestas.
La misma situación que vive Gran Bretaña, se ve de forma cotidiana en España, donde el denominado Movimiento de Indignados lleva varias semanas reclamando cambios estructurales al gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Por su parte, Sarkozy pidió a sus ministros propuestas concretas para paliar la crisis y confirmó que su administración tiene el compromiso de reducir el déficit de las cuentas públicas, algo que se traduce como un mayor ajuste.
Sarkozy defiende además la polémica reforma de pensiones aprobada el año pasado, que aumentó la edad de jubilación y fue el detonante para masivas protestas, que reunieron a más de dos millones de personas.
A esto se suma que la bolsa de valores europea se desplomó nuevamente en medio de especulaciones sobre la posibilidad de la caída de la calificación de la deuda francesa.
En el caso de Italia, el primer ministro Silvio Berlusconi logró semanas atrás que se aprobara un plan de ajuste, que ayer tuvo el respaldo del presidente estadounidense Barack Obama.
En una conversación telefónica entre ambos gobernantes, el titular de la Casa Blanca elogió la decisión del gobierno italiano de anticipar medidas de austeridad y sostuvo que esa política es la dirección correcta a tomar.
No se vislumbra salida
Desde España, país con la mayor desocupación de la UE (20%), el coordinador general de la coalición Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, consideró que la salida de la crisis económica está lejos.
El dirigente aseguró que las medidas de recortes sociales, del gasto y de la inversión, unidas a la ausencia de crédito crean una situación de estancamiento económico que hace más difícil la solución a corto y mediano plazo.
Lara criticó que el modelo productivo español esté dominado por el capital financiero, por lo que las repercusiones de la crisis económica son especialmente graves en la nación ibérica.
El dirigente de IU explicó que en España la deuda pública no es especialmente elevada, pero denunció que los grandes poderes económicos están consiguiendo el traspaso de deuda privada a pública, mediante ayudas, avales y compras de activos tóxicos.
Hasta el momento el panorama muestra dos escenarios enfrentados: las administraciones convencidas de aplicar los planes de ajustes, mientras la población reclama trabajo y defiende sus derechos en las calles, pese a los oídos sordos y la ruidosa represión de los gobernantes europeos.
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