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martes, mayo 17, 2011

Ciudad de ánimas

Por Jordan Rodríguez

(Ahora que Martelli es oficialmente el Presidente de Haití, pensé en publicar esto, un texto de hace algunos meses, nacido de la oscuridad de las noches de Puerto Príncipe, mi amado y temido puerto con olor a muerte y desesperanza)

La noche y la poca luz que el humo de los cauchos aún ardiendo en la calle dejan pasar hasta el suelo, bañado en agua de extraña textura y de un olor a muerte hacen que caiga en cuenta del lugar en el que me encuentro. Dante estuvo aquí en su “divina comedia”, otros antes que él, nadie logro salir.
La vieja radio lanza boletines en un idioma que sólo ellos conocen y que los apartó desde siempre de sus hermanos más cercanos, acercándolos a quines les siguen cobrando, desde hace doscientos años, la osadía de haber sido los primeros hombres libres de esta agua. Dicen “ya no son mil, son mil cien, son mil cien y unos cuantos, son mil y muchos y podrá matarnos a todos”. La rabia sería menos asesina, la cólera, la ignorancia, más que eso la inocencia los mata por cientos en un día; Así muere ante mis ojos un Haití destruido.
De pronto… Bang! Un disparo rompe el silencio del Campo de Marzo, el campo de todos, un grito, una mujer llora y corre con un pequeño desnutrido en brazos ahogado por el gas. Llegó el diablo! Dicen los hombres, que como una sola masa, se defienden con las armas más primitivas que existen: rocas, en un país en ruinas esa materia prima de cualquier manifestación está al alcance de la mano. La historia se repite, ahora bajo la luz de una luna que sigue abriéndose paso, sabe que es la única fuente de luz gratis y confiable y que tal vez uno de sus rayos pueda brindarle a un Haitiano la posibilidad de ver de donde le disparan y evitarle una pena más.
Corren para acá, corren para allá, tienen miedo, pero son los seres más valientes que he visto. Piden libertad de vivir como seres humanos, quieren salir del olvido, quieren que tú los veas. Que pienses en la suerte que tienes de poder estar en una cama, bajo un techo, con el estómago lleno, abrazando a tu hijo que sigue vivo ¿Es mucho pedir?.. Parece que si, parece que haber nacido en Haití es un castigo, parece que los fantasmas del 12 de enero están en cada rincón de la ciudad ansiosos de cobrarle a los vivos cada segundo de olvido y sufrimiento bajo los escombros, penando en cada esquina, gritando sin ser oídos, la verdad no hay mucha diferencia en este sitio, da igual estar vivo que estar muerto.





Este texto fue escrito durante la cobertura de la campaña electoral para la Pirmera Vuelta.


1 comentarios:

Que Fuerte, que triste realidad que viven esas personas, tratadas como animales. Esta espectacular ese texto profesor! Muy conmovedor, muy real.

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