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lunes, septiembre 24, 2012

La nube negra


EL ESPEJO | JOSÉ VICENTE RANGEL | 23/09/2012
1El título del nuevo libro del exembajador de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez Otero, proviene de una anécdota que contó Chávez durante una reunión en Miraflores donde estaba el autor. En resumen se refiere a una nube negra sobre la cual alertaba San Pedro en el cielo.
1 El título del nuevo libro del exembajador de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez Otero, proviene de una anécdota que contó Chávez durante una reunión en Miraflores donde estaba el autor. En resumen se refiere a una nube negra sobre la cual alertaba San Pedro en el cielo. Por supuesto, uno de los presentes era el Presidente, quien observaba cómo los que tocaban la nube recibían un castigo.

 Un día los afectados vieron venir a Chávez feliz, abrazado a una mujer que identifican como Jénnifer López. “Esto es inaceptable”, exclamaron los sancionados. “Vamos a protestar a Plaza Altamira”. Pero la hermosa mujer exclamó: “¡No, la que tocó la nube negra fui yo!”. Que nadie se equivoque con el título del libro, basado en esta anécdota.

 Considero que se trata del más impactante reportaje sobre el golpe de abril de 2002 y el paro-sabotaje de la industria petrolera que ocasionó cuantiosas pérdidas a la nación y pretendió asfixiar, económicamente, al Gobierno, y derrocar a Hugo Chávez.

Comienza Sánchez Otero con esta pregunta: “¿Subestimó la revolución el poder de la contrarrevolución o fue a la inversa?”. El autor responde: “En mi opinión, la dirección bolivariana no calculó con total precisión las fuerzas del adversario. Pero la contrarrevolución cometió dos graves dislates: suponer que la política de diálogo y conciliación de Chávez era expresión de una debilidad terminal, e imaginar que el plan de sabotear la industria petrolera resultaría infalible, al creer que sólo los gerentes conspiradores tenían la capacidad técnica de mover la industria”.

3 “Los gerentes se jactaban”, escribe GSO, “de que en abril tumbaron al Presidente. Creían que ellos habían sido el catalizador de las movilizaciones golpistas y que lograron activar con éxito la primera parte de la parálisis y el sabotaje de la industria, no siendo necesario continuar”. Decían: “Fallaron los militares y Carmona, nosotros lo hicimos bien y podemos repetirlo y llevarlo hasta sus últimas consecuencias”.

 Aquí está el meollo de todo cuanto ocurrió, que un observador sagaz como Sánchez Otero devela a lo largo de 300 páginas: la trama empresarios-dirigentes políticos; la descarada injerencia de EEUU; la vergonzosa participación de los medios; el signo fascista de un sector social; así como las características del paro, la forma como éste fue concebido y su extinción.

4 La otra cara de cuanto sucedió con el golpe del 11-A y el sabotaje petrolero es la reacción de Chávez ante los acontecimientos, su extremada serenidad y pragmatismo en la conducción –aun en momentos en que parecía desbordado.

 Ningún jefe de Estado venezolano encaró hechos de tal magnitud y riesgo con tan impecable muñequeo, hasta revertir el poder enemigo. Igual la conducta del pueblo que se creció en la emergencia, mantuvo intacta su fe en el proceso bolivariano y acompañó a su líder en los momentos más dramáticos. El libro de Sánchez Otero nos devuelve, a través de una rigurosa y documentada reseña, a ese ambiente de miseria que vivimos los venezolanos, de traición a las instituciones y desprecio por las relaciones humanas. Es un libro para la reflexión. No para incitar al odio, sino para rescatar y mantener viva la memoria y evitar que en Venezuela se repita una situación igual al 2002, año del desprecio. Su publicación en los actuales momentos es un acierto. Es parte de la alerta para impedir el retorno a ese pasado

Laberinto 

 La grave situación interna de la oposición, las luchas en su seno, se traducen en episodios como el que involucra a Juan Carlos Caldera. Para algunos analistas vienen otros escándalos, porque hay mucha información fluyendo del sector en torno a la corrupción. Lo de Caldera es una referencia. Trasciende lo personal, y el hecho hay que vincularlo al grupo de poder que rodea a Capriles…

 El cogollo del candidato, su manejo sectario de la campaña, las humillaciones a que somete a partidos distintos a Primero Justicia, tiene efectos letales…

 Algunas organizaciones ya perciben a Primero Justicia como el enemigo, dado su control sobre el candidato. Y el problema es que los descontentos tuvieron acceso a información privilegiada. Saben muchas cosas, y el resentimiento los hace peligrosos para el proyecto Capriles…

 Ante la situación de Caldera hay que investigar su responsabilidad, pero es recomendable ir más allá. Avanzar en el bosque y no permitir que los árboles obstaculicen la visión…

 La actitud desesperada de Capriles por sacudirse el caso Caldera, más que la disposición de enfrentar la corrupción, es vista como un intento por adelantarse a futuras denuncias sobre otros oscuros manejos –más graves que el actual. Ya que si algo demuestra lo que pasa es que la campaña de Capriles capta abundantes recursos de dudosa procedencia…

 Trabajos de encuestadoras luego del “caso Caldera”, confirman que éste afectó a Capriles al introducir dudas sobre su conducta personal…

 Puntillazo: última encuesta de Datanálisis (16/09/12): Chávez, 44%; Capriles, 29% (brecha: 15%).

Colombia y el diálogo

¿Le damos los venezolanos la importancia que tiene al proceso de diálogo en Colombia con miras a lograr la paz?

 Hechos de esta naturaleza no se valoran en su verdadera dimensión por falta de información, manipulaciones interesadas o por la influencia que tiene el recuerdo de pasados fracasos. Sin embargo, la situación ahora tiene signos distintos, y aun cuando la búsqueda de la paz en el vecino país cuenta con la carga adversa de que son incontables las veces que ese propósito fracasó, hay razones para pensar –sin ilusiones– que la actual iniciativa podría obtener logros importantes. En lo personal tengo razones para creer que este nuevo proceso puede facilitar la solución del conflicto. ¿Acaso esta impresión es consecuencia de un rapto de voluntarismo, ya que siempre he querido que cese la trágica situación que ha vivido Colombia durante 50 años? En parte sí, tanto por el costo que representa la violencia para nuestro vecino como por la repercusión que el conflicto tiene en Venezuela. Para ambas naciones el costo es inmenso.

 Traducido no sólo en víctimas humanas, desplazados y erosión institucional, sino también en el deterioro de la confianza, la utilización del conflicto para arruinar la relación binacional y colocarnos varias veces al borde de la guerra.

Hay dos aspectos que destacan en este nuevo intento: a) La iniciativa la asume alguien que manejó el conflicto en el plano militar, con implacable visión bélica, adoptando decisiones extremas que lo convirtieron en símbolo de la violencia de Estado: el presidente Santos, ex ministro de Defensa del gobierno de Uribe. b) Otro es la Farc, comandada actualmente por gente curtida en el combate con el Ejército, por sobrevivientes del exterminio de los mandos guerrilleros en los últimos años. ¿Qué quiero decir con esto? Que la opción diálogo está en manos de dos factores que conocen a fondo lo que son las consecuencias letales de la guerra. Pero que al mismo tiempo poseen el realismo necesario y la lucidez que confiere saber que tienen la posibilidad de adoptar una decisión de carácter histórico para resolver un conflicto, aparentemente sin salida. Para Venezuela el proceso que inicia Colombia sirve para descongestionar el ambiente de mentiras, de temerarias manipulaciones. En otras palabras, para ubicar la relación colombo-venezolana en un plano de racionalidad que facilite que ambas naciones cultiven un status favorable a la paz, al desarrollo económico, social e institucional. 

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