Texto leído este viernes 31 de mayo
durante el conversatorio en el MUVA
con Laura Antillano sobre su novela «Si tú me miras»
Durante la recién finalizada Filven Carabobo 2024 tuve el honor de presentar la reedición de la novela de Laura Antillano, de corte juvenil, “Si tú me miras” (2009), cuyo tema principal es el amor, tema eterno como sabemos, aunque ahora, en esta novela en particular, imbuido dentro del mundo de la internet y los mensajes de texto a través de la PC, es decir, los albores (hace 15 años ya) de lo que en nuestros días ha sido superado con creces con WhatsApp, Instagram y TikTok, entre otras aplicaciones de redes sociales omnipresentes en nuestros celulares.
Destaqué lo de “novela juvenil”, y esto es muy relevante tratándose de Laura Antillano (merecidamente Premio Nacional de Literatura 2015), pues Laura (también cuentista, poeta y crítica literaria) ha sido, ante todo, una incansable promotora de actividades en torno a la lectura en favor de los niños y los jóvenes venezolanos, de lo cual es ejemplo cimero su “Encuentro con la Literatura y el Audiovisual para Niños y Jóvenes”, que alcanzó su décimo primera edición en 2016 y que merece todo el apoyo gubernamental para que vuelva a ser un puntual encuentro anual en favor de la juventud venezolana desde las escuelas, los teatros, las plazas y los museos de nuestra ciudad de Valencia.+
El hecho entonces es que Laura se propuso escribir esta novela juvenil pensando en el amor en pleno siglo XXI, sin cartas manuscritas que se ponen amarillas, pero sí tocando a jóvenes y adultos por igual, desde sus distintas maneras de ver el mundo dada la experiencia y la madurez de los protagonistas, quienes fundamentalmente son tres mujeres: una madre divorciada, pero aún muy atractiva (María Cecilia), y sus dos hijas adolescentes (María Fernanda –Máfer– y María Cristina –Maricrís–, quienes por fin pueden disfrutar de unas vacaciones de verdad junto a su mamá (una ictióloga siempre ocupada y de profundos principios ecológicos) en la isla de Margarita.
La joven Máfer vive el romántico amor de colegiales junto a su novio Julio César, en quien piensa constantemente y a quien le escribe vía internet (todavía no era el momento de WhatsApp y sus mensajes de voz, reitero), y además Máfer, junto a Maricrís, muy dada a la resolución de enigmas, al descubrimiento de secretos, ha venido desarrollando un plan de celestinas para dar al traste con la soledad amorosa que vive su madre. El hecho es que han llegado a Margarita, al añoso Hotel Bella Vista, para propiciar el encuentro entre María Cecilia y un enamorado por internet (Ramón Leiziaga, un famoso experto en vida marina a quien las muchachas han tentado sanamente haciéndose pasar, a escondidas, por su madre, a quien han identificado como “Alga Marina” en un sitio de internet que propicia citas).
He aquí el conflicto central de esta novela, donde además se combinan la aventura y el juego de espías, elementos literarios muy oportunos para estimular a los jóvenes lectores, entre otros entuertos donde también se cuelan narcotraficantes disfrazados de turistas, en tanto se rinde homenaje a la novela “Cubagua”, de Enrique Bernardo Núñez, aludiendo abiertamente a nombres como los de Nila Cálice y Leiziaga en ese ambiente del Caribe donde el romance, la solidaridad y la lucha por causas justas se entremezclan con alusiones al pasado colonial de las principales islas venezolanas.
Los conflictos y enredos que han de resolverse en esta novela la hacen una lectura agradable y que se deja colar, de hecho, se ha constituido en la primera novela que yo he leído en formato digital y valiéndome de mi celular de rato en rato, como si pusiera el marca-libros y dejara mi libro a la mano mientras resuelvo otros asuntos.
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Por otra parte, me puse a pensar, a propósito de lo “anticuadas” que podrían resultar ciertas referencias a internet ya bastante pasadas de moda para los jóvenes de hoy, armados con celulares de última generación, que tales detalles podrían ahuyentar a esos lectores juveniles en particular, pero luego me puse a meditar, por ejemplo, en estas otras obras literarias centradas en el amor y ambientadas en otros siglos (y sin luz eléctrica, por cierto): “Romeo y Julieta”, “Hamlet”, “Orgullo y Prejuicio”, “Sensatez y Sentimientos”…, que tantas películas taquilleras siguen inspirando, entonces me dije que la novela “Si tú me miras” de Laura Antillano puede muy bien andar por este mundo buscando con justa razón sus jóvenes lectores, pues el amor y la aventura no están limitados por el tiempo ni por el espacio, ni mucho menos por tantas inteligencias artificiales acechando nuestra naturalidad.
Ramón Núñez / Ciudad Valencia
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