El director de la Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), Serguéi Narishkin, destacó: “La base estadounidense de Al-Tanf, ubicada en la frontera de Siria, Jordania e Irak, se convirtió hace mucho tiempo en una fábrica real para la producción de terroristas bajo el control de Occidente”, durante una reunión de los líderes de los servicios especiales y de seguridad de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Moscú.
Además, llamó a los servicios especiales y de inteligencia de los países de la CEI a prestar atención especial a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y al servicio de espionaje MI-6 del Reino Unido, debido a que realizan trabajos orientados a “preparar estructuras que se prevé convertir en un núcleo paramilitar de golpes de Estado en los países del espacio postsoviético, (…) terroristas”.
La base estadounidense de Al-Tanf, ubicada en el sureste de Siria, es estratégica por varias razones, tanto militares como geopolíticas. Está situada en una zona desértica, cerca de la frontera entre Siria, Irak y Jordania, una ubicación clave porque se encuentra en una de las principales rutas de transporte que conecta Siria con Irak.
También sirve como un refugio para las fuerzas de la llamada coalición internacional liderada por Estados Unidos que alegaban luchar contra Daesh y otros grupos extremistas, pero que investigaciones y denuncias dan cuenta de lo contrario.
La presencia en Al-Tanf también tiene un componente político. Estados Unidos ha utilizado su control sobre esta base como una herramienta para influir en la política interna de Siria.
La base sirve como una de las pocas áreas donde Washington puede ejercer presión sobre el gobierno del presidente Bashar Al-Asad, especialmente en relación con las negociaciones sobre el futuro político del país árabe.
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