jueves, diciembre 04, 2014
'Damas de blanco' incluidas... Cuba: "Disidentes" cubanos se cayeron a puñaladas por visas de EEUU... y dólares
Por: Público.es | Jueves, 04/12/2014
LOS ESCÁNDALOS INTERNOS DE LA LLAMADA
DISIDENCIA CUBANA VAN EN AUMENTO
La Habana, diciembre 4 - Con dos personas apuñaladas terminó
una reunión de la disidencia. En un primer momento hubo
mucha confusión porque Guillermo Fariñas declaró al Herald de
Miami que fue atacado por “un agente provocador de la
Seguridad del Estado, que irrumpió cuando se realizaba un
encuentro opositor”. Posteriormente, cambió la versión
afirmando a un periódico disidente de Cuba que “el agresor, José
Alberto Botell Cárdenas, asistía a la reunión como miembro de la
organización, cuando de forma inesperada esgrimió un cuchillo y
comenzó a agredir a los asistentes”.
En tanto, varios blogs cubanos publicaron la fotocopia de una
carta enviada por la Oficina de Migración de los EEUU a Fariñas
en la que le dicen que, siguiendo sus recomendaciones, se les
niega los visados a varios disidentes, entre ellos a José Alberto
Botell Cárdenas. El prolongado silencio del norte me hace pensar
que la carta que circula por internet es auténtica.
De serlo, representa un hecho sin precedentes: que las
autoridades de migración estadounidense pregunten a políticos
de otro país a quiénes se les debe extender los visados y a quienes no.
El Nuevo Herald de Miami está preocupado por lo ocurrido
y en un artículo de opinión les concede a los
opositores el derecho de solucionar entre ellos sus problemas
internos pero les advierte también sobre “la imagen que están
dando al exterior algunas agrupaciones”.
Agrega el periódico que estas agresiones “forman parte de una
situación alarmante” y que “en las últimas semanas se ha
producido una escalada de denuncias y acusaciones, en algunos
casos de recriminaciones mutuas, que perjudica la imagen de
algunos miembros de la disidencia”. El propio Guillermo Fariñas
reconoce que está “ejerciendo como mediador en un conflicto
que surgió entre las Damas de Blanco y la UNPACU en la zona
oriental”. Hace poco tiempo las Damas de Blanco del oriente
rompieron su relación con las de La Habana por problemas
financieros.
El problema con los visados para los EEUU está provocando
más de un altercado entre los opositores. El doctor Darsi Ferrer,
máximo dirigente de UNPACU, recientemente hizo pública una
protesta contra la sede diplomática de EEUU en Cuba porque le
negaron el visado a su hijo. Realmente durante los últimos años
la disidencia está siendo más noticia por sus problemas y choques
internos que por actividades opositoras.
Cuatro temas la golpean, el reparto del dinero, el otorgamiento
de visados de EEUU, el personalismo de sus dirigentes y la
infiltración. El exembajador de Washington en Cuba, Jonathan
Farrar, reconocía en los mensajes secretos enviados al
Departamento de Estado dos de estos problemas: el interés
excesivo por el dinero estadounidense y el protagonismo extremo
de muchos dirigentes de la oposición.
Lo que no reconoció fue que es el propio gobierno de los EEUU
el que genera ese afán monetario cuando anuncia públicamente
cada año la entrega de 20 millones de dólares. Y ahora, según
parece, crea un nuevo problema poniendo en manos de los
disidentes el otorgamiento de visados. El exceso de protagonismo
de los diferentes líderes opositores no es nada nuevo, sin dudas
ha sido y es el mayor obstáculo para la unidad de la disidencia, la
cual continúa fragmentada en pequeños grupos incapaces de
establecer una plataforma común que les dé una presencia real.
Existe además la penetración de los servicios de seguridad pero
estos no crean las debilidades de la oposición sino que se valen de
ellas para combatirla. Seguramente a estos les sería más complicado
dividir si hubiera menos personalismos y
más transparencia con las finanzas y los visados.
Pocos grupos políticos en el mundo tuvieron tan buenas
condiciones para crecer como la disidencia cubana durante la
crisis económica de los años 90, cuando los apagones eran de
ocho horas diarias, faltaban los alimentos básicos, escaseaban las
medicinas y desapareció el transporte público. En aquellos años la
gente estaba desencantada, la Iglesia Católica coqueteaba con la
oposición y esta contaba además con un apoyo internacional
generalizado, a tal punto casi ningún político extranjero visitante
dejaba Cuba sin haberse entrevistado con los disidentes más
destacados.
Tampoco la oposición tuvo la habilidad política para apoyar y
empujar las reformas de Raúl Castro, a pesar de que algunas de
ellas habían sido reclamos de la disidencia como la liberación de
los presos políticos, la apertura migratoria o la multiplicación del
trabajo por cuenta propia.
Levantando solo las banderas de los DDHH, el pluripartidismo y
la economía de mercado, los opositores han terminado con muy
poca influencia en la población de la isla, tal y como confesara el
exembajador estadounidense Jonathan Farrar a sus jefes de
Washington. Pero lo cierto es que son los propios EEUU los que
generan las mayores debilidades de la disidencia, ofreciendo
millones de dólares, visados selectivos y una agenda política muy
abstracta que puede atraer votos en Miami pero ha demostrado
ser poco atractiva para los cubanos de la isla.
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