Santa Teresa del Tuy, 04 Oct. AVN.- Lo primero que llama la atención al llegar es el sonido de los taladros, las sierras, el transporte de carga. Son 25.000 metros cuadrados ocupados por una faena obrera proactiva que construye en una fábrica 3.264 apartamentos de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV).
Un día como cualquier otro. Al llegar a la fábrica ubicada en el sector La Giulina, vía Santa Teresa del Tuy, municipio Independencia, estado Miranda y familiarizarse con el ambiente, poco a poco se detalla un patio dividido en 21 áreas en las que manos finas, sonrisas coquetas, tiernas y orgullosas nos dan la bienvenida y nos arrebatan la mirada.
Como no sorprenderse si de 131 trabajadores de esta fábrica, 125 son mujeres que, con botas de seguridad, lentes, guantes, mascarillas y pantalones bien puestos, una hermosa sonrisa, y perfumadas, se presentan enseguida orgullosas de haber roto barreras culturales, librarse de prejuicios y ser parte de un equipo de trabajo que hasta hace poco, era dominado por el género masculino.
Estas mujeres forman parte del Grupo Essetium, un consorcio de empresas españolas que opera en los sectores de materias primas para la construcción, edificación y promoción inmobiliaria.
En junio de 2011, el Ministerio para la Vivienda y Hábitát suscribió un contrato con el grupo Essetium para la ejecución de un proyecto de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), creada por el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, en febrero de 2011 para que las familias venezolana tuvieran una vivienda digna.
El acuerdo comprende la construcción de 51 edificios del complejo habitacional Ciudad Bicentenaria, ubicado en Santa Teresa del Tuy, a hora y media de la ciudad capital, el cual se ejecuta bajo el método de construcción de vivienda preindustrializada de hormigón fabricada en el lugar. Un concepto de vivienda social que se construye entre 50 a 80 metros cuadrados.
Las familias venezolanas favorecidas por este proyecto contarán además, con áreas verdes, seis simoncitos (centros de educación inicial), tres escuelas, dos liceos, tres canchas, cuatro consultorios de atención integral y ocho zonas comerciales.
Desempeño integral
Observar cada detalle, ver de cerca cómo cada una de las trabajadoras ejecutan con destreza, esmero y de forma brillante sus labores es una experiencia poco común pero fascinante.
Enseguida nos acercamos al área de construcción de paneles (paredes exteriores) y allí está Maryorie Castillo, una joven de 28 años que junto a sus compañeras, llevan a cabo lo que para ellas es su rutina diaria, pero para cualquiera representa una novedad.
"Llevo siete meses y aunque que confieso que desconocía qué tipo de trabajo iba a realizar en la empresa, nunca dude en aceptar el reto de aprender un nuevo oficio", comentó a AVN mientras continuaba sus labores.
Esta joven venezolana es madre de tres hijos, vive en el sector Mopia, a pocos minutos de su lugar de trabajo. Antes de ingresar a la fábrica, Maryorie, trabajó como comerciante informal en Santa Teresa del Tuy.
"Jamás imaginé que podría estar en una empresa del sector construcción. Cuando entré y miré otras obreras trabajando me pregunté ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?", contó.
Manifestó con orgullo y un brillo en sus ojos que el trabajo que realiza es para construir hogares. "Hoy no soy la misma mujer que ingresó a esta empresa me siento orgullosa del oficio que realizo y les digo a otras mujeres que si podemos hacer todo lo que nos propongamos".
Como en toda jornada de trabajo diaria de ocho horas, las trabajadoras deben aprender de las 21 áreas de trabajo distribuidas en la empresa para lograr construir cada vivienda, logrando así un desempeño integral.
El oficio lo aprenden haciendo –comentan con entusiasmo- áreas de paneles, montaje de marcos y ventanas, adecuación de tuberías de aguas blancas, soldadura y cerramiento.
Patrick Marcano, es una de las más jóvenes del grupo. Tiene 19 años, un hijo y vive en el sector Brisas del Paraíso en Santa Teresa del Tuy. Para ella es su primer empleo, hasta hace cuatro meses, era ama de casa.
En la fábrica labora en el área de prelosa. Allí debe armar mallas, marcos de puertas y ventanas. "Llegué a esta fábrica sin saber nada, sólo sabía hacer oficios del hogar", contó Marcano a AVN.
Pese a no saber del oficio, tuvo la firme convicción que podía aprender, ganarse la vida dignamente y criar a su hijo.
"Hoy gracias al apoyo del equipo siento que puedo afrontar la vida con mayor fortaleza, porque las mujeres podemos construir casas, apartamentos y edificios. Hoy contribuyo a crear hogares para miles de personas. Ese es mi mayor orgullo y la mayor satisfacción es trabajar en esta fábrica".
Así como Maryorie y Patrick, otras 123 mujeres ejecutan sus labores con dedicación articulando esfuerzos para garantizar viviendas dignas, confortables y cómodas para las familias venezolanas.
La mística reivindica el papel de la mujer en este oficio
Yacsuri Amarante, es Ingeniero Civil. Es responsable del área de producción de la empresa. Con entrega dirige a este equipo de 125 mujeres y seis hombres cuya diferencia de género se diluye al iniciar cada jornada.
"Cuando la empresa Método Constructivo Habitacional (MCH) comenzó a funcionar (2012), se habilitó un galpón provisional mientras construían la fábrica", dijo.
Detalló que en principio la nómina solo era de 60 trabajadores, de las cuales siete eran mujeres encargadas del área administrativa y servicios generales. Luego esas mismas mujeres "fueron asumiendo progresivamente las funciones de los hombres".
A medida que aprendían se fueron incorporando más mujeres en el área de construcción. "Esto se convirtió en un efecto dominó y hoy el 90% de la nómina es femenina. Esto se debe a que la mujer ha demostrado que puede hacer este trabajo igual o mejor que los hombres", expresó con orgullo.
Amarante señaló que además de impulsar la industrialización en el proceso de construcción de viviendas, la empresa MCH innovó al incorporar la mano de obra femenina al sector y capacitarlas bajo la modalidad "aprender-haciendo".
Bryan Manuel Toro tiene 26 años y es uno de los pocos hombres, que desde hace dos años trabaja para esta empresa. Se desempeña como supervisor del área de estructuras metálicas.
A su juicio, la ventaja de trabajar con mujeres es que las cosas se hacen con delicadeza, cuidando cada detalle y el acabado de su trabajo.
"Las mujeres han demostrado que pueden desempeñarse muy bien en el trabajo de construcción, ellas tienen capacidad para realizar cualquier tipo de actividades".
Soldar y manejar una unidad montacarga son parte de las funciones que deben cumplir estas mujeres. "Ellas han vencido sus miedos y se han empoderado de todos los procesos".
Carmen Itriago, de 25 años, habita en el sector La Guadalupe (vía La Raisa). Comentó que ingresó hace un año a la fábrica después que le informaron que iban a contratar personal femenino para realizar diversas actividades.
"Cuando ingresé a la fábrica pensé que mi labor sería limpiar las oficinas o la planta, porque trabajé como bedel en una escuela en Caracas, pero aquí me brindaron la oportunidad de aprender el oficio de la construcción", comentó.
Agregó que sus dos primeras semanas de trabajo fueron muy fuertes. "Me costó mucho adaptarme al trabajo, pero luego le agarré el ritmo al trabajo y ahora conozco casi todas las áreas. Sólo me falta aprender sobre tabiquería".
Itriago señaló que en este trabajo tuvo la oportnidad de demostrarles a los hombres que las mujeres tienen la misma capacidad que ellos de realizar cualquier tipo de trabajo. "Hoy siento que no hay límites lograr nuestros sueños".
Otro de los logros que enumeró Itriago fue haber sido adjudicada, hace dos meses, como nueva propietaria de un techo propio en un urbanismo de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). "Ahora vivo y trabajo en el mismo municipio y ahora si puedo compartir más tiempo con mis hijos y esposo".
Reina Ruiz
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