LA REVOLUCIÓN TRAICIONADA
23/01/13.- La insurrección popular que derrocó al general Marcos Pérez Jiménez fue traicionada. El miedo a la rebeldía, el pacto con la burguesía y una clara mitigación de la participación de los partidos de izquierda, que habían hecho el trabajo de vinculación con los sectores populares determinó que así fuera.
“Una vez que se derrocó a Pérez Jiménez, la Junta de Gobierno, esa alianza con empresarios y partidos oligarcas, no tenía sentido. La insurrección fue traicionada ahí mismo, por la oligarquía”, sentencia la historiadora y docente Mercedes “Chela” Vargas, al explicar a su juicio, cuál fue el carácter insurreccional y popular de las jornadas del 21, 22 y 23 de enero de 1958.
Las acotaciones de Vargas tienen un doble valor, pues también fue téstigo, como militante de la Juventud del Partido Comunista de Venezuela (PCV) de este episodio, y aunque la Historia es un Ciencia que se estudia mejor a la distancia de los hechos que se analizan, el recuerdo de su participación en la organización de actividades contra la dictadura, aún le emociona.
“Fue bellísimo, derrocamos una dictadura y teníamos al pueblo insurrecto, rebelde, en la calle metiéndole pecho a los fusiles”, recuerda la historiadora.
DERROCADO EL RÉGIMEN, LA TRAICIÓN
Sin embargo, una vez concretada la salida de Pérez Jiménez, en la madrugada del 23 de enero, se inició, lo que Vargas denominó: la traición “de la oligarquía”.
“El partido se dedicó, luego de una reunión con empresarios, los adecos, los copeyanos, a asegurar la paz de la democracia. La traición ocurrió en el mismo momento que se incorporó a la Junta de Gobierno a (los empresarios) Eugenio Mendoza y Blas Lamberti. Lo teníamos todo, el pueblo insurrecto, los líderes, hasta curas y militares de izquierda”, señala la historiadora.
El PCV entonces se dedicó a apagar fuegos preocupado por la democracia, dice Vargas: “Ahí caímos en esa trampa. Mientras Rómulo Betancourt andaba por todo el país ofreciendo la reforma agraria a los campesinos”.
Con la “democracia”, dice Chela, vendría el pacto cupular para la congelación de salarios, la entrega de las acerías a la transnacional estadounidense Reynolds y de las rutas de Aeropostal a la aerolínea Pan-Am, así como la criminalización de la protesta.
“El partido se transformó, le tuvo miedo al pueblo. Luego, las bandas armadas de Acción Democrática jugarían un papel importante en la represión, primero masiva, y luego individualizada de los dirigentes sindicales y populares”, explica la historiadora.
Para Vargas, la falta de un programa alternativo de Gobierno faltó, pero peor aún, “se subestimó la capacidad del pueblo que sí estaba organizado (…) La derecha agarró el espíritu del 23 de Enero para la ‘Diosa’ de la Democracia y no reivindicó nunca el carácter insurreccional”, dice Vargas.
LA POBREZA: CALDO DE CULTIVO
La caída de Pérez Jiménez no hubiera sido posible sin la unidad cívico militar, la movilización y organización del pueblo.
Para ese momento existían 2 millones de analfabetas, medio millón de niños fuera del sistema escolar y una pésima situación económica en una Venezuela de casi 7 millones de habitantes, señala el historiador Andrés Burgos.
“A pesar de la imagen de bonanza y de progreso material, esto no era cierto. En 1957 se empezó a evidenciar las limitaciones del sistema económico, los ingresos petroleros habían comenzado a descender y todo esto afecto la economía”, señala Burgos para explicar las causas que desarrollaron una explosiva situación social.
El trabajo de Chela, así como de otros militantes del PCV, era canalizar este descontento hacia la concientización del pueblo.
“El objetivo era politizar al pueblo. Hacíamos contacto de barrio vincular a la lucha, en las fábricas, en las comunidades. Las juntas parroquiales las convertimos en punta de lanza, gracias al trabajo cultural, los círculos de estudio”, explica Vargas.
UNIÓN CÍVICO- MILITAR
Sin embargo, Burgos aclara que no existían aún las condiciones para dar la pelea. Fue el creciente descontento en la Fuerza Armada lo que permitió garantizar respaldo a la protesta popular.
“Fue el descontento lo que permitió un acercamiento con la Junta Patriótica”, dice Burgos.
La decisión de Pérez Jiménez de acudir a un plesbiscito en diciembre de 1957, en una elección en la que sólo el General podía ser electo, fue la gota que rebasó el vaso.
“Habían militares que iban a la Junta Patriótica y luego formaron parte de ella. Mi hermano, jefe de la Unidad de Motoblindados, se reunía con el PCV, había contacto y claridad”, confirma Chela.
Aunque el contacto existió, los intentos de sublevación fueron controlados. No obstante la alianza estaba presente en el pueblo.
“El 21 de enero yo vi un murmullo creciendo como zumbido de abejas diciendo ‘Muera la dictadura’, aquel pueblo desfilando con tanta seguridad, levantando el pecho. Pero había seguridad, ya se habían alzado los militares y la gente sabía que tenía su respaldo”, recuerda Chela.
Para Burgos, la fecha permite recordar que la integración entre el pueblo y la Fuerza Armada es una característica del proceso político venezolano.
“La adecuada integración de lo cívico militar puede lograr grandes cosas, un pueblo consciente, organizado y comprometido con su futuro es una de las grandes lecciones que nos recuerda el 23 de enero y basta tenerlo presente, hoy día, más que nunca”, señaló.
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Cómo fue la preparación para el 23 de Enero
La jornada del 21, 22 y 23 de enero fue producto de una intensa movilización de sectores estudiantiles y sindicales.
Lejos de ser una evento espontáneo fue el porducto de una intensa movilización y agitación política en las zonas populares, refiere la historiadora Mercedes “Chela” Vargas.
“El que diga que eso espontáneo es una falta de respeto. Desde 1952 estábamos organizados en el Partido Comunista de Venezuela, en los centros de estudiantes, de liceistas, en las zonas populares”, acota.
Los días previos a la jornada popular, Vargas era parte de los comités que se encargarían de movilizar el apoyo popular para la convocatoria al paro nacional del 21 de enero, convocado por la Junta Patriótica
“Eramos 150 en el partido, lo que quedaba pues todos estaban presos o exiliados. Y con una disciplina fuerte hacíamos propaganda y la repartiamos, fabricábamos bombas, recolectábamos aceite quemado para que los yips (jeep) no pudieran subir por la pendientes en los barrios. Lo teniamos todo, un pueblo consciente, insurrecto y con pasión patria. Eso fue lo que hicimos”, cuenta.
María León: “Hoy tenemos un líder y un programa”
La diputada del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), María León, señaló que el pueblo nunca más será traicionado, tal como ocurrió el 23 de enero de 1958 con el Pacto de Punto Fijo, porque “ahora tenemos un líder, un programa nacional y un fuerte sentimiento de patria”.
El Pacto de Punto Fijo fue un acuerdo firmado el 31 de octubre de 1958 entre Rómulo Betancourt de Acción Democrática (AD), Rafael Caldera de Copei y Jóvito Villalba de la Unión Republicana Democrática (URD) para superar “la inestabilidad política”, luego de la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
“Al carecer de una alternativa nos secuestraron la democracia. El pueblo esperó 50 años para lo que estamos viviendo: un líder, Hugo Chávez, y un programa que nos guía al socialismo”, señala León.
Para León, el Pacto de Punto Fijo acalló a la vanguardia organizada desde la clandestinidad y al movimiento popular que logró el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Con ese pacto la élite política acordó la convivencia pacífica con AD y Copei, dejando afuera al Partido Comunista de Venezuela (PCV).
“A partir de ese año, se criminalizaría la protesta social, cerrando así las vías para la lucha política pacífica”, señala León, al recordar cómo en el gobierno de Betancourt se inició una persecución contra los líderes de izquierda.
Incluso el periodista y líder de la Junta Patriótica, Fabricio Ojeda, renunció a su curul como diputado del Congreso ante el creciente sectarismo político planteado por los partidos del pacto.
“Eso nunca más ocurrirá, porque tenemos un liderazgo, un pueblo consciente y un programa nacional que nos traza el camino al socialismo. ¡No volverán!”, finalizó.
PCV: Acción Democrática y burguesía pactaron para controlar el país
Los sectores de las cúpulas de Acción Democrática (AD) y la burguesía ya estaban comprometidos con Estados Unidos antes del movimiento cívico-militar del 23 de enero de 1958 que logró el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, afirmó ayer el dirigente del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Yul Jabour.
“Estos sectores de las cúpulas de AD y de la burguesía que formaron parte de estas luchas en su momento, ya estaban comprometidos, habían trabajado toda la relación para lograr mantener el control y someter nuestro país a la subordinación del imperialismo norteamericano”, expresó Jabour durante su participación en el programa Toda Venezuela, transmitido por Venezolana de Televisión,
El también diputado a la Asamblea Nacional por el PCV dijo que la derecha perfeccionó e implementó nuevos métodos de persecución por diferencias de pensamientos políticos después de 1958.
“Quienes tomaron el poder después del 23 de enero se convirtieron en lacayos del imperialismo”, puntualizó el diputado.
Comentó que el PCV siempre se mantuvo al lado del pueblo reivindicando la lucha por la liberación nacional y el socialismo.
“Porque verdaderamente esa lucha que vivimos durante esos años no fuese traicionada y se convirtiera en un movimiento revolucionario”, señaló el político.
Explicó que la derecha, luego de tomar el poder y se convirtió en lacayos del imperialismo donde ejecutaban las políticas del Fondo Monetario Internacional y organismo multilaterales.
ANDRÉS PARAVISINI RODRÍGUEZ/CIUDAD CCSFOTOS ARCHIVO
INFOGRAFÍA JUAN JOSE LOERA
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