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domingo, noviembre 18, 2012

¿Fue una conjura del Sionismo la que derribó al “halcón” Petraeus?


por Hernán Mena Cifuentes


El amor prohibido de una mujer no habría la causa, sino el argumento utilizado como pretexto de la siniestra conjura sionista que condujo a la renuncia como director de la CIA a David Petraeus. El general yanqui de 4 estrellas, ungido con el título de “Rey Davíd” que se inventó con ayuda de unos medios adulantes que lo convirtieron en el “héroe de guerra” que nunca fue.
“Mostré poco sentido común, -admitió en su misiva de dimisión - al involucrarme en una relación extra matrimonial, pese a estar casado por más de 37 años. Un comportamiento semejante es inaceptable, tanto por un mando, como para el líder de una organización como la nuestra”, escribió.

Su pueril excusa, presentada como parte de la trama de una novela rosa al mejor estilo de Corín Tellado en ese ambiente de intrigas, intereses, manipulación de la verdad y demás expresiones de miseria humana que flotan libremente en el oscuro mundo de la política que es la capital de EEUU, solo habría convencido a las damas fanáticas de las telenovelas.
Per no al fino olfato del “sabueso” que busca sin descanso hasta alcanzar la presa. El de los periodistas, analistas, investigadores y demás expertos, que suspicaces pusieron en duda desde el primer momento, la versión que como causa de su dimisión ofrecieron el militar y las autoridades yanquis.
Y es que lo dicho por el director del FBI, de que un Email enviado por su amante a otra mujer y dejado por descuido en una laptop y puesto al descubierto la ilegal relación que el general mantenía con ella, y utilizado como prueba que llevó a su renuncia y eventual destitución del cargo no satisfacía a sus inquietud y curiosidad de periodistas.
Había algo más. Algo oculto y que pronto comenzó a emerger como el mal olor que emana de una olla podrida. El hedor de una macabra conspiración, la que habría acabó con la carrera de un hombre que en la encuesta realizada por una publicación especializada, figuraba en el puesto 33 entre las 100 personalidades más relevantes y de mayor prestigio de los EEUU.
Algo que iba más allá de la sanción moral que pretendía satisfacer la hipocresía de gran parte de una sociedad asentada en los falsos principios y valores heredados de los fundadores de la nación, los puritanos “pilgrims” o peregrinos. Los que en el siglo XVII arribaron a sus costas, que exterminaron al pueblo que les salvó de morir de hambre, frío y epidemias.
Se sospechaba, que no se trataba únicamente del delito moral del adulterio contemplado en la ley que rige la conducta de los militares de EEUU y que en el seno de la sociedad civil, cuando ocurre, más allá del llanto y enojo inicial, unas veces lleva a la reconciliación, y cuando no, a lo sumo conduce a la separación o divorcio de la pareja.
De allí que surgiera entre otras hipótesis, la de la conspiración, y el primer sospechoso fue el lobby sionista, siniestra organización cuyo principal centro de operaciones es la capital estadounidense.
Desde allí, ejerce un dominio absoluto sobre los obedientes gobernantes yanquis que le otorgan a Israel una Patente de Corso, para perpetrar sus crímenes, conducta de esos vasallos, que concuerda con lo afirmado por José Saramago, el Premio Nobel de Literatura.
El escriltor, profundo conocedor del acontecer político, económico, social y cultural del mundo y de sus líderes, al comentar la baja estatura moral de los mandatarios yanquis, escribió.
“Me pregunto, ¿Cómo los Estados Unidos, siendo un país en todo tan grande, haya tenido tantas veces, tan pequeños presidentes?, se interrogó el famoso escritor portugués en el prólogo del libro El Nerón del Siglo XXI, biografia no autorizada de George W. Bush, del periodista James Hatfield.
El comunicador social fue encontrado muerto en la habitación de un motel con dos balazos en la cabeza tras recibir varias amenazas de muerte, que le conminaban a no publicar la obra. Las autorices policiales establecieron que se trató de un “suicidio.”
El amplio prontuario delictivo de Obama, Nobel de la Paz, dedicado a desatar guerras de conquista en las que han muerto y siguen muriendo decenas de miles de inocentes, confirma lo dicho por el fallecido ensayista y novelista lusitano.
La pequeñez de la estatura moral que exhiben esos gobernantes, lo revela además el hecho de que carecen de la capacidad para tomar una decisión libre y soberana. No pueden porque son marionetas del poder oculto. Y entre los miembros de esa macabra cofradía figura en los primeros lugares el lobby sionista, que los domina a su antojo.
A esos títeres de Israel, de Wall Street, de las grandes transnacionales, de la banca internacional, del complejo militar industrial, minados por la presencia en todos ellos del lobby sionista adueñado de la Casa Blanca, prevalido del poder omnipotente que imponen de la misma manera en todo aquel país donde rige el Capitalismo y su modelo neoliberal.
Pero, ¿Qué es el lobby judío? Nada más y nada menos, según explica el portal Metamedia, “una red de instituciones, organismos y personas que operan a nivel mundial en pro de la causa sionista del Estado de Israel y de los intereses políticos, económicos y financieros que sustentan al Nuevo Orden Mundial.”
“Está conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo transnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.” Y agrega:
“Cuando alguien contraviene los intereses del lobby, se origina una persecución legal internacional, acompañada de una campaña de difamación y destrucción de imagen pública contra esa persona”, citando a continuación los nombres de varios políticos, intelectuales, economistas y militares entre otras personalidades que han sido víctimas de su implacable furia.
“El objetivo central expansivo de este sistema capitalismo sionista transnacionalizado es el dominio y control de los recursos naturales y sistemas económico-productivos, que sus defensores llaman “políticas de mercado.”
“El capitalismo transnacional, a escala global, es el dueño de los Estados y sus recursos y sistemas económico-productivos, no solamente del mundo dependiente, sino también de los países capitalistas centrales.”
Estas credenciales, y el amplio prontuario delictivo que exhibe el Israel como autor de crímenes de lesa Humanidad contra los pueblos que luchan contra sus crueles métodos de dominación, de exterminio étnico, y otros actos de barbarie como lel “asesinato selectivo” de los líderes de la resistencia, lo hacen aparecen como sospechoso No. I de “La Caída del Halcón”, “Rey David” Petraeus.
Y es que, de todas las hipótesis que tratan de explicar la causa que llevó a la renuncia de Petraeus, y su inmediata aceptación por parte de Obama, la que cobra mas fuerza en base a su expediente criminal es aquella que apunta a la conspiración sionista entre los analistas y demás expertos que han seguido el caso desde su inicio y distintos ángulos de percepción.
Una conjura de la red de intereses sionistas que asola al mundo, que luce como responsable de la “caída” del “Rey David”, título que los medios adulantes que exaltaron hasta el paroxismo la imagen de Petraeus. Los que hoy, en un infame acto de deslealtad, como asalariados del Imperio que son, “hacen leña del árbol caído”, del “genio militar” que inventaron: del héroe que nunca fue.
Porque Petraeus perdió en las dos guerras que le todo librar como comandante de las tropas invasoras y ocupantes de EEUU y la OTAN, las de Irak y Afganistán, aventuras bélicas en las que han muerto miles de inocentes, en su mayoría niños, ancianos y mujeres a manos de la soldadesca que dirigió hasta su designación hace pocos meses como director de la CIA.
Hoy existen claros indicios que su relevo como jefe de los Cruzados que luchan en Afganistán, -inicio del eclipse de su estrella de la suerte- no se dio como parte de la rutina en que se han convertido dichos cambios en inútil esfuerzo de EEUU por vencer en en una aventura bélica cuyo fracaso fue anunciado ante de empezar, sino que sería consecuencia directa de un acto del lobby sionista.
sino consecuencia directa del largo brazo del Lobby sionista, que no perdona a quien ose criticar su satánico proyecto de expansión y su meta de lograr el dominio económico del mundo.
Y es que Petraeus, el “Rey David”, sin quererlo, en paradójica imitación de su bíblico homólogo, cometió el imperdonable error que para el Sionismo es tocar los intereses de su satánico proyecto de expansión cuya meta es el dominio económico del mundo, aunque sea con el pétalo de una rosa.
Y Petraeus lo hizo, en marzo de 2010, al testificar ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense, cuando todavía era titular del Comando Central de las fuerzas armadas de EEUU
A lo largo de su intervención, como estratega militar y defensor de los intereses de su patria, expuso una serie de advertencias a los senadores señalando entre otras cosas, que “las autoridades permanentes entre Israel y algunos de sus vecinos, presentan claros desafíos a nuestra capacidad de avanzar nuestros intereses en el Área de Operaciones.”
Que “Las tensiones israelíes-palestinas estallan en violencia y en enfrentamientos armados en gran escala,” Que “El conflicto fomenta el sentimiento antiestadounidense, debido a una percepción de favoritismo hacia Israel.”
Que “la cólera árabe por la cuestión palestina limita la fuerza y la profundidad de las relaciones de EEUU con gobiernos y pueblos en el Área de Operaciones-”
Petraeus lanzó además otras críticas en las que no dejó de advertir sobre la pesada carga económica y geoestratégica para su país constituye la pesada carga económica, geoestratégica que representa el Estado sionista de Israel”, aun cuando no mencionó el lastre moral a que también da lugar.
Fue su perdición. El “Rey David” fue destronado por ese súbdito y obediente vasallo del Sionismo que es Obama, quien lo relevó del mando en Afganistán para darle un cargo incompatible con su condición y jerarquía de general de cuatro estrellas. Pasó a ser un simple espía de la tristemente célebbre Agencia Central de Inteligencia -CIA-.
Su mayor delito y error, fue criticar, la pesada carga que el Imperio se echado sobre los hombres, al proteger a un socio que, aunque indeseable, es vital para el mantenimiento, desarrollo y consolidación de sus macabros planes de dominación de la región del Medio Oriente, y más allá.
Y así concluyó,“por ahora” un capítulo más de una historia hasta ahora sin final, de la vida del personaje de una realidad que superó a la ficción, como protagonista de un amor prohibido de una novela rosa sin el final feliz de todas esas obras, de ese affair que habría sido usado como pretexto de una siniestra conjura que lo destruyó.
Porque, al cabo de una década de luchar por un imperio, David Petraeus, el general de 4 estrellas, en pleno vuelo, el “halcón cayó en desgracia, derribado por la furia implacable del Sionismo. El militar yanqui ungido con el augusto título de “Rey David por la adulación de los medios medios mercenarios que hicieron de él un héroe de papel: el héroe que nunca fue.

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