Caracas, 16 Feb. AVN.- Cuando se celebraba la asamblea ordinaria del MBR-200 en el teatro Chacaíto en diciembre de 1996, Jasper conoció a una profesora que comenzaba a dar sus primeros pasos en la política. Ella era Quionia Zaneta, docente del pedagógico representante de la Parroquia San Pedro de Caracas.
Tenía 2 hijos y vivía en Los Chaguaramos con su esposo Edelmiro Valerik, comerciante dedicado a la distribución de alimentos. En la medida que avanzaba el proceso político, Quionia se metía cada vez más en las actividades de la militancia. Situación que no le gustaba a Edelmiro. Jasper recuerda que cuando Quionia asistió al evento que preparó Camelia Urbana en Valencia para formar el Frente de Mujeres "Manuelita Sáenz" en mayo de 1998, Edelmiro en un arranque de celos optó por separarse. La dejó sola maldiciendo su actividad política; se quejaba porque ya no eran solo los compromisos en Caracas, sino también en el interior del país. Pero eso no le restó energía a la lucha que ella había asumido. Su apartamento era centro de operaciones. Allí incorporaron a nuevos simpatizantes de la clase media. Decenas de veces Quionia acompañó a Jasper durante su campaña electoral por la Senaduría al Congreso y estaba presente en casi todas las visitas a los barrios de Caracas. Era una de las primeras en llegar al comando que tenía Jasper en Las Brisas de Catia.
Cuando se obtuvo el triunfo el 6D de 1998, la celebración de Quionia fue empañada al saber que su esposo le exigía el divorcio de inmediato. Aunque afectó algo su acción política esa coyuntura la superó. Además de la docencia como modo de obtener sus ingresos para subsistir, el divorcio trajo el reparto de bienes lo que le permitió instalar una escuela de computación.
En los años 2000, Quionia fue llamada por algunas autoridades que conocían su trabajo para que les ayudara en su administración. Esto hizo que ella se convirtiera en una especie de "apaga fuegos". Recurría a donde la necesitaban aunque siempre era contratada por espacios cortos. Bajo la categoría de funcionario de confianza, rango 99 en la administración pública, ella nunca quedó fija orgánicamente.
Cuando el golpe de estado en abril de 2002 y posterior paro petrolero, Quionia se vio obligada a liquidar su escuela de computación. Hecho que le limitó posibilidades de holgura económica. Se mantuvo con el cinturón apretado hasta que en 2005 regresó de nuevo al gobierno y volvió a establecer su vida austera pero cómoda. A principios de 2008, a Quionia le ocurren dos episodios muy significativos en su vida: la reaparición de Edelmiro, quien en un intento de reconquistarla la sedujo y, ante el frenesí de ella, se fueron un fin de semana largo para el Hotel "La Puerta de Morrocoy" en Chichiriviche donde solo tocaron la playa la tarde del viernes; porque todo el sábado y el domingo no salieron de su habitación, envueltos de deseos acumulados que desahogaron tendidos con la ropa de cama de algodón egipcio, estímulo para encender aún más la pasión y el fuego del sexo ardiente. El otro episodio fue la isquemia miocárdica que a ella le diagnosticaron. Situación de cuidado que ocurre cuando la demanda de oxígeno es mayor que lo que se aporta, originando una deficiencia de sangre en el corazón.
Si bien Edelmiro no regresó a su casa en los meses siguientes, si lo hizo después del nacimiento de Sarita finalizando el año 2008. Él se reencontró con su hogar manteniendo sus posturas contrarias a la Revolución Bolivariana. Sarita se convirtió entonces en el regocijo de Edelmiro y el espacio neutro que permitía ratos de goce de él y Quionia. Ella con el calor de madre le hablaba mucho a Sarita y le transmitía con palabras y hechos sus motivos por la lucha revolucionaria.
Iniciándose el 2012, el hijo mayor de Quionia, Yves, llamó a Jasper para darle la mala noticia de la muerte de su madre. Quionia no superó la angina de pecho que se había hecho crónica. Fue una mujer entregada al Proceso Bolivariano que nunca dejó de expresar su disposición a dar la vida por sus ideales.
Edelmiro, ahora sin Quionia, se quedaba con Sarita que ya tenía 3 años. El sábado 4F, cuando arrancaba el desfile militar Edelmiro al encender la televisión que en cadena transmitía el glorioso homenaje por la conmemoración del 20 aniversario del "Día de la Dignidad" prendió en furia y de una tirón apagó el televisor. Sarita que con él estaba al perder las imágenes de lo que tanto defendía su madre, ella viendo a su padre le dijo: "uhhh… ahhh… Chávez no se va…".
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