Caracas, 12 Ene. AVN.- "La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino", afirmó Bolívar llamando a la unión de los países de la región para liberarse del imperio español. Y su llamado, se ha prolongado en el tiempo y el espacio como lo confirma la gira de Mahmud Ahmadinayed por Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador que consolidó la unión de Irán con esos cuatro pueblos para defenderse del imperio yanqui.
Y es que las revoluciones, como bien lo registra la historia, no se afianzan inmediatamente tras el triunfo que las lleva al poder. Es a partir de ese momento cuando comienza lo más duro de su lucha para sobrevivir a la ofensiva contrarrevolucionaria desplegada por los enemigos internos y externos en su empeño por recuperar el dominio político y el yugo que ejercieron sobre los pueblos liberados y el botín de los recursos que explotaron y robaron.
Irán, junto con Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, así como otras naciones que lograron liberarse de las garras del poder yanqui y sus lacayos de las oligarquías criollas, confirman lo difícil que es superar los riesgos y peligros de esa perversa contienda desatada por el imperio más poderoso de la historia y sus aliados. Sólo la valentía y dignidad de sus pueblos y sus líderes, que un día dijeron "Basta ya", les ha permitido superar sus amenazas y peligros.
La revolución cubana ha enfrentado y sigue enfrentando desde hace más de medio siglo el más cruel y prolongado bloqueo económico y financiero de la historia, además de una invasión de mercenarios, atentados terroristas que han dejado una estela de centenares de víctimas inocentes e intentos de magnicidio contra su líder, Fidel Castro, en su empeño por destruir al proceso revolucionario.
La Revolución bolivariana, ha sido objeto de los macabros planes desestabilizadores, como lo fue el golpe de Estado, perpetrado el 11-A, que derrocó al presidente Hugo Chávez, quien fue restituido en el poder por el pueblo y los militares leales en menos de 48 horas. Debió superar también un prolongado sabotaje petrolero que provocó cuantiosas pérdidas económicas, pero que igualmente fue derrotado por el pueblo y gobierno revolucionario.
Ecuador, vio violada su integridad territorial al ser víctima de una vil y cobarde incursión armada desde Colombia ordenada por ese servil y sumiso vasallo del Imperio llamado Álvaro Uribe Vélez. El mandatario Rafael Correa respondió suspendiendo relaciones diplomáticas con Bogotá y ordenando el cierre y desmantelamiento de la base militar yanqui de Manta, asentada en suelo ecuatoriano.
Nicaragua, tras el triunfo de la Revolución sandinista en 1979, padeció la sangrienta guerra desatada por los "Contra", armados y financiados por EE UU, que bloqueó sus puertos, financió la campañas electorales de la oposición que dieron el triunfo, primero a Violeta Chamorro y luego a Arnoldo Alemán. EE UU pensó que el FSLN había sido vencido definitivamente, pero las dos sucesivas victorias comiciales de Daniel Ortega confirman lo contrario.
La Revolución iraní ha enfrentado al mismo terrible enemigo que es el imperio y sus secuaces. Con su apoyo político y militar, desde Irak, Saddan Hussein, su aliado de entonces, a quien después convirtió en su enemigo, desató una horrenda guerra de ocho años, que causó mas de un millón de muertos, entre ellos, decenas de miles de soldados iraníes asesinados por el gas mostaza y el gas sarín facilitado al ejército iraquí por EEUU y Europa.
Y es que Washington utiliza a sus vasallos para desatar guerras convencionales y a las oligarquías criollas y a la prensa asalariada en sus guerras de Cuarta Generación que avasallan la verdad para imponer la mentira a través de la desinformación que tergiversa la verdad. Además, el imperio pretende aislar y destruir la amistad y solidaridad entre los pueblos, como intenta hacerlo hoy para aislar a Irán de las naciones latinoamericanas y caribeñas.
"Estamos muy conscientes de la intención de Irán de promover sus vínculos con algunos países como Venezuela y Bolivia, y sólo podemos decir que realmente es una mala idea para los países involucrados", afirmó la Secretaria de Estado yanqui, Hillary Clinton, con descaro, cinismo e irrespeto a la soberanía del pueblo latinoamericano y caribeño, en diciembre de 2009.
Esta dama, parece vivir en el pasado, aquella época cuando gobernantes sumisos lacayos del Imperio obedecían ciegamente cualquier mandato proveniente, no sólo de la Casa Blanca o el Departamento de Estado, sino también de la embajada yanqui de cualquier país de América Latina y el Caribe. No entiende que los tiempos han cambiado, porque hay gobiernos muy diferentes que rescataron la dignidad y soberanía de sus pueblos.
A Clinton, lo que le preocupaba hace dos años, y hoy le preocupa aún más, son los estrechos vínculos de amistad y solidaridad revolucionaria que vienen construyendo ese grupo de países con la República Islámica de Irán. Ello se traduce en un extraordinario desarrollo de sus relaciones comerciales, económicas y políticas que le ha permitido a una nación tan lejana geográficamente como el país persa, estar mucho más cerca que EE UU de esas naciones.
Y como siempre, el Imperio utiliza las armas de la amenaza y la calumnia para intentar dividirlos e impedir que se consolide y refuerce aún más esa unidad común entre los pueblos y gobiernos revolucionarios. Sabe muy que manteniéndolos aislados y divididos, podrá imponer el dominio que durante décadas ha tenido sobre ellos para sojuzgarlos y saquear sus recursos naturales.
"Creo que si (los gobiernos latinoamericanos y caribeños) quieren coquetear con Irán -expresó la alta funcionaria yanqui, creyendo así atemorizarlos y convencerlos de que desistan de su amistad con Teheran- deberían ver las consecuencias que podrían tener para ellos". Y para hacer más clara, evidente y formal su descarada amenaza, Hillary Clinton, dijo: "Esperamos que lo piensen dos veces, y los vamos a apoyar si así lo hacen".
Todo fue en vano, ya que "el tiró le salió por la culata", cuando, luego de haber proferido tan absurda como ridícula amenaza, esos gobiernos y sus líderes le respondieron con la dignidad que les caracteriza. No sólo rechazaron indignados de sus palabras, sino que además estrechan su amistad revolucionaria y sus vínculos políticos, económicos con Irán y tres años después, cuatro de ellos junto con sus pueblos reciben una vez más la visita de su Presidente.
A sólo tres días de que Clinton formulara sus amenazantes declaraciones, durante la VIII Cumbre del ALBA-TCP, los mandatarios de las nueve naciones miembros de ese mecanismo integrador emitieron una Declaración, uno de cuyos párrafos señala que: "Rechazamos enérgicamente las declaraciones formuladas el 11 de diciembre por la Secretaria de Estado de EE UU y reafirmamos el derecho de los países de América Latina y el Caribe, en ejercicio de su autodeterminación a darse el sistema político, económico y social decidido libremente por sus pueblos".
"Rechazamos asimismo, las pretensiones del gobierno de los EE UU, de inmiscuirse en las decisiones soberanas de política exterior de los países de Latinoamérica y el Caribe, como los vínculos de la región con la República Islámica de Irán".
"Reiteramos con máxima firmeza que el ejercicio de la política exterior es un derecho soberano de todos los Estados, sobre la base del principio de igualdad soberana contenido en la Carta de las Naciones Unidas y que el Gobierno de los EE UU transgrede ese principio con declaraciones como la citada".
De la misma forma, varios de los mandatarios, condenaron las palabras de Clinton, entre las cuales se destacan las emitidas por Hugo Chávez Frías y Evo Morales. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela calificó como "una amenaza abierta" que Clinton diga que los países que quieran relacionarse con Irán deberían antes medir las "consecuencias".
Por su parte, el mandatario del Estado Plurinacional de Bolivia, expreso que "EE UU no tiene autoridad moral para hablar de terrorismo. Los principales terroristas –dijo– son las autoridades de Washington que mandan a otros países tropas para promover guerras o instalar bases militares".
Y la más reciente y contundente respuesta de rechazo y condena a las infortunadas declaraciones de la Secretaria de Estado yanqui, es la visita que a partir del domingo comenzó el presidente de la República Islámica de Irán, a cuatro países del área, Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Cuba, cuatro naciones hermanadas con el país persa a través de los procesos revolucionarios que lideran sus gobiernos.
Mahmud Ahmadineyad llegó el pasado domingo a Venezuela en la fase inicial de una gira, la quinta que efectúa al país, en medio del endurecimiento del conflicto originado por su decisión de desarrollar energía nuclear con fines pacíficos a fin de reducir así el consumo de combustibles fósiles. EE UU, su lacayo, el Estado sionista de Israel y la Unión Europea aseguran que es para construir armas nucleares, amenazando al país persa con una guerra si no desiste de ello.
En otro de sus ilegales como ilegítimos actos de agresión contra Irán, la UE acordó prohibir la importación de petróleo del país persa, medida que aún no ha sido ejecutada pese a gozar del apoyo de EE UU. Temen, y con razón, que la misma se devuelva como búmeran disparando el precio del crudo, lo cual sumiría a esas naciones aún más en el abismo de la crisis económica, financiera y social que actualmente las afecta y de la que no encuentran salida.
Dichos argumentos no son más que pretextos del Imperio y sus aliados para justificar el conflicto bélico que vienen planificando desde hace mucho tiempo para destruir a la Revolución que hace 32 años derrocó al sanguinario sátrapa, el Sha Reza Pavlevi, que había entregado el país y su inmensa riqueza petrolera a EE UU. Y es que los propios agentes de la CIA, y la Agencia Internacional de Energía Atómica han confirmado que el proyecto iraní es pacífico.
En Caracas Ahmadineyad se reunió con su homólogo Hugo Chávez Frías y suscribió nuevos e importantes acuerdos de comercio y economía, así como de colaboración bilateral. Hasta ahora los dos países han suscrito más de 700 convenios, muchos de ellos actualmente ejecutados, como una planta de ensamblaje de autos, una fábrica de tractores y está próxima la inauguración de una planta para la producción de cemento a mediados de este año.
Chávez, como el resto de los mandatarios de los países visitados por Ahmadineyad, reafirmó su hermandad, amistad y solidaridad con Irán condenando sanciones impuestas por EE UU y la UE contra la nación persa. "Ni Venezuela ni Irán son países agresores, por el contrario, sus pueblos fueron agredidos por los países imperiales. El Imperialismo, se ha desatado como nunca antes con un poderío terrible, amenazante para los pueblos del mundo", dijo.
Tras agradecer su apoyo, el Presidente de Irán, expresó que "los imperios en decadencia están pisoteando todos los derechos de los pueblos de otros pueblos sin vergüenza alguna. La libertad y la independencia, son los derechos principales de todas las naciones que las grandes potencias no reconocen", afirmó.
"Nosotros, no estamos para atacar y agredir a otros pueblos, nuestra bomba es el amor y el cariño hacia los pueblos, nuestro combustible es el deseo de libertad e independencia de los pueblos, nuestra arma es la lógica, es la cultura, los valores humanos, el amor, el cariño y la amistad", concluyó.
El lunes Ahmadineyad partió hacia Nicaragua para asistir al acto de investidura de Daniel Ortega Saavedra, quien fuera comandante del FSLN durante la larga y heroica gesta revolucionaria que triunfó el mismo año que lo hizo la pacífica Revolución protagonizada por el pueblo de la República Islamica de Irán. En el país centroamericano el mandatario revisó con Ortega la marcha de los convenios bilaterales suscritos y firmó nuevos acuerdos.
De Managua, siguió a La Habana, donde se entrevistó con el Presidente Raúl Castro y dispensó una visita a Fidel Castro, Comandante en Jefe y líder de la Revolución cubana que hace 63 años derrocó a la dictadura de Fulgencio Batista. El tirano fue uno de los tantos vasallos que EE UU impuso en Centroamérica y el Caribe a lo largo de casi un siglo de invasiones e intervenciones militares con sus cañoneras repletas de marines.
De "la Isla de la Libertad" siguió hacia Ecuador, última etapa de su gira, donde se reunió con el Presidente Rafael Correa y suscribió importantes convenios en diversas áreas como la energética, agrícola y de vivienda. Poco antes de su arribo a Quito, el Canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, respondió enérgicamente a las críticas hechas por sectores de la oligarquía y por Washington a la visita de Ahmadineyad, la cual calificó como "un asunto de soberanía".
"EE UU –dijo– no tiene derecho de decidir cuándo es oportuno sostener o afianzar las relaciones con otros países, nosotros tenemos derecho a decidir cuándo es oportuno y evidentemente, no vamos a recibir instrucciones del Departamento de Estado de los EE UU. Nosotros hemos decidido recibir al Presidente de Irán aquí, y no vamos a cambiar nuestra decisión porque un Estado considera "que no es un momento oportuno".
Ninguna declaración más digna, precisa y oportuna como esa, para demostrarle al Imperio yanqui, a sus socios de la Unión Europea, que los pueblos de hoy no son los mismos de antes. Que las amenazas y advertencias de represalias como las hechas por Hillary Clinton, no pueden, ni podrán jamás, romper los lazos de hermandad que une a la mayoría de pueblos de la Gran Patria Latinoamericana y Caribeña con la República Islámica de Irán.
Por eso es que al concluir su exitosa gira de cinco días por cuatro naciones latinoamericanas y caribeñas, el Presidente Iraní, Mahmud Ahmadineyad, a quien el Comandante y Presidente Hugo Chávez Frías, llamó "Gladiador de las luchas antiimperialistas", regresa orgulloso y satisfecho de haber cumplido con su misión. Convenció al Imperio y a sus aliados europeos y al gobierno del Estado sionista de Israel, que el país persa no está solo.
Lo acompañan la mayoría de los pueblos de la Gran Patria Latinoamericana y Caribeña, que como el pueblo de Irán han sido víctimas de la secular dominación de EE UU y las potencias coloniales europeas que durante siglos los sojuzgaron y saquearon sus recursos y cuyo botín sirvió para enriquecerlas.
Pero ya no podrán seguir haciéndolo, porque escucharon el llamado de Bolívar quien dijo que "la unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino".
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