Caracas, 22 Ago. AVN .- En un operativo camuflado, el viernes 5 de agosto de 1988 ocho toneladas de oro procedentes del Banco Central de Venezuela "salieron subrepticiamente" del país, denunciaron en la época los diputados comunistas ante el silencio de los políticos del gobernante Acción Democrática y de la tolda copeyana.
Sólo el Partido Comunista de Venezuela (PCV) se pronunció y expresó su temor ante la posibilidad de que estén comercializando las reservas del BCV.
Los parlamentarios revelaron que las toneladas del mineral se trasladaron bajo una fuerte custodia y tenían como destino Zurich, Suiza, en donde se negociarían por unos 120 millones de dólares.
Más tarde, el 21 de febrero de 1989, recién electo por segunda vez el adeco Carlos Andrés Pérez, la primera plana de El Nacional revelaba un hecho similar: "BCV embarca a Londres ocho toneladas de oro".
El entonces presidente del BCV, Pedro Tinoco, explicaba vagamente que las ocho toneladas consistían en oro no monetario provenientes de las minas auríferas de Guayana y parte del mineral será vendido por 100 millones de oro.
Más allá de la posición de un entonces diputado de izquierda del Congreso Nacional denunciando la fuga de reservas de oro, el silencio político alrededor del tema protagonizó las páginas de los periódicos con excepción de el semanario Tribuna Popular que denunció: "Se llevan la olla" con el antetítulo: Las reservas de oro se van al exterior.
En ese artículo, de marzo del 89, explica que la banca acreedora puso como condición para la renegociación de la deuda la colocación de las reservas de oro del país en el exterior, "como demostración de buena fe del gobierno".
El traslado de ocho toneladas de oro serviría como garantía del préstamo, conforme a la exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), luego de la firma de la carta de intención en la cual le financiaban a Venezuela 4 mil 500 millones de dólares para afrontar el déficit económico.
Venezuela se dirigía, a finales de los 80, al estallido social, conocido como El Cararazo, producto de la consecuente aplicación de medidas de corte neoliberal acentuadas a principio de esa década que provocó una de las más fuertes crisis del país.
Los antecedentes de traslados de reservas auríferas al exterior se remontan al inicio de la democracia representativa, con Rómulo Betancourt. En Tribuna Popular se devela que aproximadamente una tercera parte de las tenencias totales de oro del país estaban en el Banco de la Reserva de Estados Unidos, como garantía de un préstamo, por 2.000 millones de dólares, contratado por Betancourt, y que para 1989 ya estaba cancelado.
"El préstamo fue devuelto en su totalidad por la República, no así la garantía exigida en prenda por los acreedores", apuntó el artículo Se llevan la olla.
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