En este momento de vital importancia para el país, qué triste debe ser estar postrado a la derecha de un parlamento que hace historia.
Qué triste estar ocho o más horas escuchando cifras, datos, respuestas contundentes y no tener otro recurso que adoptar poses histriónicas bien ensayadas o en el peor de los casos, esperar un tiro de cámara para sacar carteles descalificando cualquier cosa que se diga en ese momento.
Qué pena debe sentir alguien que tenga que inventar cifras y atribuírselas a instituciones oficiales, y que luego sea desmentido por quienes están al frente de esos despachos, más aún, por los propios organismos internacionales.
Qué tragedia tener que recurrir a la violencia como única estrategia para disimular la falta de argumentos, de patriotismo.
Es verdaderamente vergonzoso ver a diputados desarmados de ideas, jugando con sus teléfonos celulares, al punto de tomar fotos de sus adversarios políticos en plena faena para hacer burlas por las redes sociales, mientras una realidad los abofetea irremediablemente.
Hay muchas cosas de ese lado del hemiciclo protocolar de nuestra Asamblea Nacional que horrorizan: Mentiras, descaro, diputados adormecidos, la negación de toda realidad, e incluso las burlas entre ellos mismos cuando uno de sus copartidarios recibe una respuesta que lo deja en el sitio.
Da dolor ver las intervenciones de ese sector en las que se defienden los gobiernos sangrientos de la cuarta república, incluso por parte de aquellos que un día pertenecieron a las filas de la revolución. Mientras tanto, sus partidarios gritan “Viva FEDECÁMARAS”. Por el contrario, cuando los Ministros responden con videos, láminas, afiches y otros tantos recursos, unos se sientan de espaldas, como si eso fuera constructivo para algo, otros sueltan risas nerviosas y se van antes de culminar la sesión a sus programas de opinión a tratar de ratificar todo lo que en el parlamento les fue desmentido con base.
Pero lo que más me entristece es pensar en aquellos que ya sabían por quién estaban votando y aún así lo hicieron, por la sencilla razón de ir contra la revolución.
Esos sectores comienzan a arrepentirse, es muy evidente que a quienes eligieron no representan a nadie, han dicho mentira tras mentira, han manipulado a sus audiencias y han demostrado un profundo desconocimiento de la realidad nacional.
Es triste porque el país necesita una oposición seria, constructiva para poder avanzar en el diseño de un nuevo modelo de sociedad. Pero esa oposición no existe, o al menos no está en la Asamblea ni en los medios de comunicación de la derecha.
También como persona siento pena, me imagino lo que debe ser para esos diputados de la derecha llegar a sus casas, donde no hay que fingir nada, y verse en el espejo. ¡Qué frustración! Con todo este escenario se desvanecen las aspiraciones presidenciales de muchos de ellos.
En todo este contexto culminan las interpelaciones, con las cuales quedan al descubierto muchas cosas. A partir de de allí, se nos devela un nuevo escenario político, que seguro será determinante para la contienda electoral del 2012.
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