Héctor Salas
04 de febrero 2011
Una gran alianza sectorial de organización en red, por la patria y el socialismo
Para transitar hacia una revolución Socialista radical de profundo arraigo Bolivariano y en el marco del materialismo histórico, se necesita construir un espacio articulado que trascienda al mismísimo polo patriótico y a toda intención coyuntural con pretensiones partidocraticas y electorales. Que además, se entienda y se curta en la repolarización, el transito al socialismo y, se desarrolle en la estrategia que tiene al pueblo insurrecto transformador y a su gobierno como brazos de dirección y ejecución del autentico poder Popular revolucionario.
Esta alianza de revolucionarios, revolucionarias y patriotas en general, organizados en movimientos, grupos, frentes y partidos y creada conforme a la teoría revolucionaria insurreccional, tiene que ser capaz de levantar y conducir a las amplias masas populares a perpetuar sobre el viejo estado burgués y sus ideas hegemónicas de clase, una definitiva victoria popular, y también ha de servirnos como instrumento ideal para resolver nuestras principales contradicciones: el poder, la vanguardia revolucionaria y el arquía. Contradicciones que deben ser resueltas, a favor del poder Popular revolucionario, dentro de la alianza, bajo el imperio del principio de dirección colectiva y acotada en el marco del centralismo democrático, Esto, por supuesto, en atención a su condición de vanguardia organizada que lleva adelante la construcción del Socialismo Bolivariano, la lucha antiimperialista, anticapitalista y la consolidación de la democracia bolivariana, participativa y protagónica, mediante el reconocimiento y fortalecimiento del Poder Popular.Las dos visiones, en el marco del materialismo historico, son muy claras. Por una parte aparece la que se aferra y lucha por mantener la cultura política capitalista de enajenación, quien se apoya en la utilización de democracia representativa, individualista y egoísta como la gran panacea para defender a ultranza todos los vicios que le son propios; logrando mantener su dura dictadura e influencia en el desarrollo de las bastardas relaciones sociales que condenan a los seres humanos a defenderse y a defender toda la infame lógica de producción y consumo capitalista, que se reproduce sustentándose en la más vil y miserable práctica de dominación, la explotación.
La otra, la liberadora. No hay ninguna duda, o se radicaliza y se insurrecciona en contra del capitalismo, sus valores invasores y sus huéspedes dirigentes, ó corre el peligro cierto de ver perecer en sus brazos a la única posibilidad que hemos tenido de hacer una verdadera revolución, incluso en la patria grande. Para ello, cada insurrecto miembro de esta alianza en red popular, tiene que idear o incorporarse de la manera más perfectamente organizada a todo acto violento, necesario y justo que se plantee combatir a la contrarrevolución y a su lógica en todas sus formas, y así garantizar una definitiva victoria popular en contra del imperio y sus lacayos
De lo que se trata ahora es que para enfrentar la nueva idea de organización, respetando la variedad en sus raíces, es necesario reconocer que ésta, en toda sociedad políticamente organizada debe convertirse un necesario instrumento para gobernar y, en la revolución Bolivariana, consecuente con su propia dialéctica comunal, esta idea prende y debe ser algo más que su fuente.
En consecuencia, hoy las exigencias que nos impone el inevitable cambio de época, solicitan que nos liberemos de lo caduco e inventemos la gran organización que asuma la gran tarea central de la Revolución Bolivariana, la cual consiste en desmontar el poder constituido al servicio de la burguesía apátrida y del imperialismo y refunde el poder radicalmente distinto, social y protagónico al servicio del pueblo venezolano y los demás pueblos del mundo, es decir, el poder popular revolucionario.
04 de febrero 2011
Una gran alianza sectorial de organización en red, por la patria y el socialismo
Para transitar hacia una revolución Socialista radical de profundo arraigo Bolivariano y en el marco del materialismo histórico, se necesita construir un espacio articulado que trascienda al mismísimo polo patriótico y a toda intención coyuntural con pretensiones partidocraticas y electorales. Que además, se entienda y se curta en la repolarización, el transito al socialismo y, se desarrolle en la estrategia que tiene al pueblo insurrecto transformador y a su gobierno como brazos de dirección y ejecución del autentico poder Popular revolucionario.
Esta alianza de revolucionarios, revolucionarias y patriotas en general, organizados en movimientos, grupos, frentes y partidos y creada conforme a la teoría revolucionaria insurreccional, tiene que ser capaz de levantar y conducir a las amplias masas populares a perpetuar sobre el viejo estado burgués y sus ideas hegemónicas de clase, una definitiva victoria popular, y también ha de servirnos como instrumento ideal para resolver nuestras principales contradicciones: el poder, la vanguardia revolucionaria y el arquía. Contradicciones que deben ser resueltas, a favor del poder Popular revolucionario, dentro de la alianza, bajo el imperio del principio de dirección colectiva y acotada en el marco del centralismo democrático, Esto, por supuesto, en atención a su condición de vanguardia organizada que lleva adelante la construcción del Socialismo Bolivariano, la lucha antiimperialista, anticapitalista y la consolidación de la democracia bolivariana, participativa y protagónica, mediante el reconocimiento y fortalecimiento del Poder Popular.Las dos visiones, en el marco del materialismo historico, son muy claras. Por una parte aparece la que se aferra y lucha por mantener la cultura política capitalista de enajenación, quien se apoya en la utilización de democracia representativa, individualista y egoísta como la gran panacea para defender a ultranza todos los vicios que le son propios; logrando mantener su dura dictadura e influencia en el desarrollo de las bastardas relaciones sociales que condenan a los seres humanos a defenderse y a defender toda la infame lógica de producción y consumo capitalista, que se reproduce sustentándose en la más vil y miserable práctica de dominación, la explotación.
La otra, la liberadora. No hay ninguna duda, o se radicaliza y se insurrecciona en contra del capitalismo, sus valores invasores y sus huéspedes dirigentes, ó corre el peligro cierto de ver perecer en sus brazos a la única posibilidad que hemos tenido de hacer una verdadera revolución, incluso en la patria grande. Para ello, cada insurrecto miembro de esta alianza en red popular, tiene que idear o incorporarse de la manera más perfectamente organizada a todo acto violento, necesario y justo que se plantee combatir a la contrarrevolución y a su lógica en todas sus formas, y así garantizar una definitiva victoria popular en contra del imperio y sus lacayos
De lo que se trata ahora es que para enfrentar la nueva idea de organización, respetando la variedad en sus raíces, es necesario reconocer que ésta, en toda sociedad políticamente organizada debe convertirse un necesario instrumento para gobernar y, en la revolución Bolivariana, consecuente con su propia dialéctica comunal, esta idea prende y debe ser algo más que su fuente.
En consecuencia, hoy las exigencias que nos impone el inevitable cambio de época, solicitan que nos liberemos de lo caduco e inventemos la gran organización que asuma la gran tarea central de la Revolución Bolivariana, la cual consiste en desmontar el poder constituido al servicio de la burguesía apátrida y del imperialismo y refunde el poder radicalmente distinto, social y protagónico al servicio del pueblo venezolano y los demás pueblos del mundo, es decir, el poder popular revolucionario.
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