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martes, noviembre 12, 2013

La quieren asesinar


Por J.M. Alvarez

Sevra Baklaci es una periodista turca que trabaja en la televisión siria. Los bandoleros de la OTAN quieren asesinarla por denunciar sus crímenes y horrores

Sevra Baklaci es una periodista turca que trabaja en la televisión siria. Los bandoleros de la OTAN quieren asesinarla por denunciar sus crímenes y horrores que dejan en evidencia a la que algunos "comunistas" llaman "revolución siria."
Sevra, de 25 años, es originaria de Antioquia en Turquía, una ciudad en la frontera siria mayoritariamente arabófona, en la que cohabitan de manera harmoniosa: árabes, turkmenos, kurdos, armenios, suníes, alauíes, cristianos y judíos.
Después de obtener un diploma de ciencias sociales en la Universidad de Gaziantep (al Sur de Turquía), Sevra decidió instalarse en Siria para perfeccionar su árabe. Eso era apenas unos meses antes del comienzo de la llamada «primavera siria». Siria era entonces un país relativamente apacible. Sevra no imaginaba por un solo instante que súbitamente ese país se instalaría en el horror.
Ante la escalada de violencia, su familia le suplicó que volviese a Turquía. Pero ella rechazó, prefiriendo apoyar la resistencia del pueblo sirio contra el imperialismo y sus mercenarios que siembran el terror en el país.
Al principio Sevra ofreció sus servicios de intérprete en turco para la agencia siria de información SANA. Luego, de la noche a la mañana, se encontró en el centro de atención, como presentadora de las noticias de la televisión siria en lengua turca.
Desde hace unos meses, escribe artículos para Sol (La izquierda), el periódico del Partido comunista de Turquía (TKP).En su ultimo texto, Sevra revela que la exterminación silenciosa de los alauíes por los grupos takfiries lleva un nuevo nombre de código: “barril de aceite”.
Explica que “barril de aceite” (galounet zeyt en árabe) es el apodo que utilizan los yihadistas sirios para designar a los alauíes. En los check-points controlados por la rebelión, los choferes de autobús que son cómplices de los terroristas, comunicarían a éstos el nombre de los «barriles de aceite» que se encuentran a bordo de su vehículo. Los alauíes identificados como tales serían entonces detenidos y fusilados.

Algunas víctimas, sin embargo, no serían masacradas en el acto. Sevra nos ha confiado, efectivamente, que a varios miles de alauíes se les utiliza en primer lugar como esclavos en el frente. Los alauíes hechos prisioneros serían obligados a cavar túneles que sirven para hacer llegar combatientes, armas y víveres a los grupos terroristas.Según varios testimonios recogidos por Sevra, una vez que el trabajo sea llevado a cabo, los esclavos serían eliminados. Así, las decenas de kilómetros de galerías descubiertas por el ejército sirio en varios lugares del país se explicarían por la movilización masiva de prisioneros para las obras de excavación dirigidas por los grupos yihadistas.
Sevra recrimina a varias ONG internacionales de minimizar, o incluso negar el proyecto genocida de los grupos yihadistas activos en Siria. Esperemos que el mundo escuche su voz antes de que los terroristas la hagan callar para siempre.

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