octubre 13, 2012 por maestroviejo
Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los polluelos.
Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas. Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los que alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado. ☼
Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las corrientes de aire.
-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?
-Águila, la reina de las aves – le contesto ésta – Pero no te hagas ilusiones: nunca serás como ella.
El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle atención.
Murió creyendo que era gallina ☠
Fuente: Maestroviejo.- UCCA.-PRES.- www.uncafeconangiolillo.com
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