7 FEBRERO 2012 (Con información de Russia Today)
Mientras Israel cree que el camino a Teherán debiera despejarlo un “ataque preventivo”, los Estados Unidos y el Reino Unido parecerían defender que esa ruta pase antes por Damasco.
Esto pudiera explicar los crecientes enfrentamientos en Siria, usados para promover una resolución del Consejo de Seguridad muy semejante a la propuesta en el caso libio que, de haberse aprobado, ciertamente habría conducido a un destino como el del país norafricano.
En días recientes, ha habido una violencia notable en la ciudad siria de Homs, reportada por medios occidentales como la consecuencia de una ola de represión desatada por Bashar Al Assad, una línea informativa coincidente de manera casi exacta con las palabras de Barack Obama: “Assad debe poner fin a su campaña de asesinar y matar a su propia gente. Él debe permitir inmediatamente que se concrecte una transición democrática”. La estrategia de los “aliados occidentales” en torno a Siria e Irán parece correr en paralelo y secuencialmente. Su lógica es: si Siria cae, Irán le seguirá.
Como ocurrió antes con Iraq y Libia, los EStados Unidos, Francia y Reino Unido trataron de impulsar una resolución del Consejo de Seguridad, que culpara de la situación siria a Al-Assad y exigiera su inmediata renuncia, pero esta vez fueron vetados por Rusia y China, para quienes cualquier agresión contra Siria significaría una lesión a sus intereses y la extensión del conflicto en la región. Desde la visión de Israel y sus aliados, la “Primavera Árabe” ya ha alcanzado a Siria. En su esquema hollywoodense de “buenos contra malos”, parecería que envían a la opinión pública global un mensaje predecible: “en esta esquina estamos los luchadores por la libertad tratando de lograr la democracia” y en la otra “régimen fundamentalista de Al Assad reprimiendo a su pueblo”.
Más que acogerse a la versión simple de culpar a AlAssad, Rusia y China han optado por una posición más balanceada en los asuntos internos sirios, donde varias facciones están en conflicto. De un lado, están las autoridades legales sirias. De otro, terroristas armadas que sacan partido de los genuinos reclamos y quejas de los sirios, para hacer escalar la represión policial. En Siria, dichos grupos están profudametne armados, entrenados y financiados por agentes externos, patrocinados por entidades de inteligencia de Francia, Israel, Estados Unidos y el Reino Unido.
La agencia de noticias siria SANA ofrece hoy una versión muy diferente a la que corre por los medios occidentales respecto a los sucesos de la ciudad de Homs: “grupos de terroristas armados el lunes atacaron a ciudadanos y garantes del orden público en Homs..dichos grupos hicieron detonar dos dispositivos explosivos detrás del edificio de Servicios Técnicos del Vecindario de Al-Dablan, en Homs… un número de ciudadanos logró escapar de los terroristas que irrumpieron en una mezquita en la ciudad de Rastán, donde quemaron la instalación e hirieron y mataron a varias personas”. ¿Por qué los medios occidentales no reportaron nada de esto?
Pensemos en esto: si el Mossad, la CIA o el MI6 sos sospechosos de asesinar a científicos nucleares iraníes en las calles de Teherán en acciones descaradas de terrorismo de Estado, ¿no podrían hacer eso mismo en una mayor escala dentro de Siria? Todos los días vemos horrendos y toda vía poco claros actos de violencia en Egipto, Siria, Irán, Libia, el 9 de septiembre en Nueva York o el 7 de julio en Siria: dos factores deben ser desentrañados: 1) ¿Quién se beneficia? 2) Siga la ruta del dinero (quién paga las bombas, las balas, la logística, los satélites y el apoyo a los drones?)
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