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Credito: Ender Curbelo |
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16/01/12.- Miguel Ángel Pérez Pirela no siempre es como la iguana. A veces cae y se toma su tiempo para correr. En ocasiones escucha las preguntas y –filósofo al fin y al cabo– hace una pausa para pensar antes de responder.
—¿Cómo evalúa la presentación del mensaje del presidente Hugo Chávez a la Asamblea Nacional?
—Yo diría que el viernes en la AN se produjo el regreso político del presidente Chávez. Él trató de regresar varias veces, con diferentes eventos, pero fue el viernes cuando logró hacerlo. Volvió a ver el Chávez lúcido, provocador y respondón, moviéndose en la cuerda floja porque no es fácil lograr respuestas felices en un escenario como ese. Evidentemente salió fortalecido porque en una Memoria y Cuenta el Presidente no tiene por qué dar la palabra a los opositores ni responderles. Ningún presidente toleraría que en su mensaje anual se le interpele de esa forma. Es una expresión de la democracia participativa. Lo más importante fue su mensaje de que Venezuela debe seguir viviendo en paz. A pesar de que se diga lo que se diga, no tenemos por qué caer en la violencia política.
—Eso pasó el viernes, pero ¿y la guerra mediática en general, quién la está ganando?
—(Pausa breve) Es una guerra hecha de muchas batallas; algunas se ganan, otras se pierden. Desgraciadamente, muchas de las que gana la oposición son producto de acciones sucias, como publicar la foto de una cárcel colombiana como si fuera venezolana. Allá ellos si están contentos de ganar así. La guerra por la verdad sí la estamos ganando nosotros, a pesar de que tengo profundas críticas sobre el Sistema Nacional de Medios Públicos y las políticas comunicacionales… Por cierto, expresarlas no significa que esté optando a ningún cargo.
—¿Cuáles son sus objeciones al Sistema Nacional de Medios Públicos?
—No sé si realmente exista un Sistema Nacional de Medios Públicos. Lo que sí existe es la voluntad de crearlo, pero mezclar los logos de las islas lo que produce es un archipiélago, no un sistema, porque en un sistema una parte depende de la otra. Todavía hay mucho caudillismo por aquí y por allá, en radios y en televisiones.
—Se habla de la hegemonía comunicacional como un desiderátum, un objetivo a lograr. Pero, ¿de verdad es deseable?
—(Larga pausa) Se puede prestar a malas interpretaciones. Una de las acusaciones de la oposición es que acá hay una dictadura, cosa infundada y ridícula pues hay libertad de expresión, de impresión y de presión de los dueños de medios, un libertinaje. Pero cuando hablamos de hegemonía comunicacional, si no la sabemos definir, damos argumentos para que se nos ataque internacionalmente. Si hay una hegemonía comunicacional es la de las telenovelas, los Miss Venezuela y los sábados sensacionales.
—Si Miguel Pérez Pirela fuese opositor, ¿por cuál de los seis votaría?
—(Larguísima pausa) Por ninguno, sinceramente, y no por ser yo un activista de la causa revolucionaria, sino porque ninguno de ellos tiene el talante político para representar a un país como Venezuela. En todo caso, quien me parece que está hablando en nombre de todos y diciendo lo que otros no se atreven a decir es Diego Arria.
—El Presidente ha hecho cambios sustanciales en su gabinete. ¿Cómo los interpreta?
—En ningún país se cambia, al mismo tiempo, al vicepresidente, al ministro de Interior y Justicia, al ministro de Defensa, y al canciller. Esas cuatro personas, además, salen de Caracas. Es un mensaje que debemos interpretar: parece ser más importante descentralizar el poder y consolidar liderazgos regionales. Es necesario darle un voto de confianza a esta compleja jugada política. Desde la filosofía política, yo se lo doy.
—Desde su punto de observación privilegiado: ¿qué tan unido está el movimiento revolucionario de cara a las elecciones?
—La unión está bajo la figura del Presidente. Hay tendencias: yo las respeto y las acepto mientras no sea mafiosas o de personalismos que tratan de fraccionar. El liderazgo no se construye con juegos de ajedrez mafiosos, sino con una visión ética y política. Algunas de estas fracciones le temen a la autocrítica porque quieren crear pequeñas hegemonías. Hago 90 programas atacando a la oposición, pero si en los otros 10 cuestiono errores nuestros, se me tilda de contrarrevolucionario. Si Cayendo y corriendo deja de ser autocrítico, murió, como tantos programas que están muertos en vida. No me importa si un alcalde, un ministro, un gobernador o un presentador de televisión se ponen bravos conmigo.
—Usted vive un gran momento como figura mediática, pero suele suceder que alguien está haciendo un buen trabajo en un campo y lo trasladan a otro. ¿Si le ofrecen un cargo ejecutivo o la posibilidad de optar a uno de elección popular, dejaría Cayendo y corriendo?
—(Sin pausa, como la iguana) No aceptaría ningún cargo. El trabajo más importante que estoy haciendo es Cayendo y corriendo. Este programa no tiene como vocación promoverme.
—En Cayendo y corriendo la figura del presentador es sustancial. Por eso, algunos críticos dicen que es un programa egocéntrico. Incluso, hay quien afirma que usted es el segundo ego de Venezolana de Televisión, y eso porque el primero es imbatible… ¿Qué responde?
—(Sin pausa) Je, je. Cayendo y corriendo está haciendo la antítesis de la televisión venezolana conservadora, esa donde todos los presentadores hablan igual, una dictadura de lo mismo. No somos neutrales ni objetivos. Hay que diferenciar entre egocentrismo y autonomía. El egocentrismo parte de un principio individualista, la autonomía parte de la conciencia.
Un posdoctor en la TV
El currículum de Miguel Ángel Pérez Pirela, maracucho nacido en 1977, mete miedo. Es posdoctor (un rango académico que muchos ni siquiera saben que existe) en Filosofía del Renacimiento por la Universidad Sorbona. Egresó como el doctor más joven (24 años) en la historia de una casa de estudios fundada en el Medioevo, la Universidad Gregoriana de Roma. Antes hizo dos licenciaturas y dos maestrías, también en Italia y Francia.
“Con mucha humildad digo que pude quedarme como profesor en la Sorbona o venir acá a vivir muy cómodo, viajando por todo el mundo, pero decidí meterme en lo más polémico, que son los medios de comunicación. Calle 13 dice: “estudié tanto para terminar siendo rapero”. Yo digo: “estudié tanto para terminar en la televisión”. Pero creo que hacer filosofía en el siglo XXI implica ensuciarse las manos con los medios audiovisuales”.
Autor de la novela Pueblo (Monte Ávila Editores-IDEA, 2010) y de varias obras de filosofía política, Pérez Pirela dice tener otros tres libros en la gaveta, relegados por la urgencia de su programa Cayendo y corriendo (Venezolana de Televisión, de lunes a viernes a las 5:00 pm).
“Al inicio me decían que el pueblo no entendería a un doctor en Filosofía Política ni aceptaría a un tipo que no se pareciera a un muñequito de telenovela –relata–. Las dos advertencias rodaron por el suelo. Cayendo y corriendo sigue generando mucha roncha, no sólo en la oposición sino también en el chavismo”.
CLODOVALDO HERNÁNDEZ |
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