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lunes, diciembre 05, 2011

LA CELAC NACIÓ COJA. Por Braulio Martínez Zerpa


LA CELAC NACIÓ COJA.




Braulio Martínez Zerpa. Coronel en retiro de la
 Aviación Militar Bolivariana y Abogado del pueblo.

Para sustentar el título de este artículo me he propuesto desarrollar algunos puntos, que no podemos, bajo ningún respecto, soslayar o de lo contrario no tendría ninguna razón de ser la creación de un organismo de tal magnitud, que pasaría a la historia como una simple declaración de principios y de buenas y nobles intenciones. No debemos perder de vista, que la verdadera razón de su creación es la de desarrollarnos fuera de la nefasta tutela del imperio yankee y sus lacayos ambiguos como Canadá y otros…

EN PRIMER LUGAR: Se vulneraría el principio fundamental de todo estatuto democrático, como lo es el de la mayoría absoluta o simple, de la mitad más uno; si no se establece tal forma de proceder para la toma de decisiones. De otra parte, si observamos el panorama de repúblicas          que conforman este naciente organismo, veremos que EEUUAA cuenta con un grupo de países que obedecen ciegamente sus directrices; y, que por tanto giran en torno a éste gigantesco y malvado imperio; tal es el caso de: Colombia y Chile en Sur América, dejando a Perú y Guyana en observación hasta no ver las resultas de sus posturas con la debida claridad. En Centro América estarían Panamá, Costa Rica y El Salvador, con posiciones más que claras de sumisión a EEUUAA. De otra parte, hay algunas islas caribeñas entre las que incluyo a Trinidad y Tobago, que forman parte de la “Commonwealth” (Comunidad) Británica, que tendrían que decidir, a la hora de las chiquiticas, si siguen o no las líneas imperiales. Digo esto, porque las dos posturas planteadas hasta el momento son al del consenso y la de mayoría calificada de las cuatro quintas partes. De adoptarse la del consenso, corremos el riesgo de desaparecer o de ser, simplemente, un organismo muerto, porque bastaría que uno solo de los treinta y tres países se oponga a cualquier decisión que afecte al imperio, para que esta se convierta en letra muerta. De adoptarse la de la mayoría calificada de las cuatro quintas partes, tendríamos el siguiente cuadro: si dividimos 33 entre 5 sería igual a 6,6 o sea, 7 países conformarían la quinta parte; esto significa que si 7 países se oponen a cualquier decisión ésta no iría, ya hemos visto que EEUUAA cuenta con más de 7 países que giran en su entorno. Por tanto la respuesta,  para que no desaparezcamos, es la de adoptar la mayoría simple (la mitad más uno) para todas las decisiones de la organización. Y, esto vale también para La UNASUR, por si no nos hemos dado cuenta aún, basta que Colombia reciba la orden del imperio de oponerse a cualquier decisión que los afecte, cosa que es perfectamente factible dado el grado de compromiso (sumisión) de ésta sobre aquel, para que esta se quede en el papel.

EN SEGUNDO LUGAR: Debe existir una declaración formal y existencial, de que no debe haber ninguna colonia extranjera en nuestro territorio. Si revisamos nuestro mapa veremos que en Sur América existe, aún, una colonia francesa, la Guayana Francesa, desde donde existen plataformas de lanzamientos de cohetes al espacio, que por su equidistancia con relación al Continente, pudieran, muy bien, servir para atacar cualquier parte del mismo. Si observamos la fachada caribeña, nos encontramos con tres colonias holandesas: Aruba, Curazao y Bonaire, en las cuales existen bases aéreas y navales de EEUUAA, islas estas que están a menos de cien millas de nuestro País. Viajando más al Sur nos topamos con una colonia inglesa, se trata de las Islas Malvinas, que ya provocaron una cruenta guerra con Argentina. Debió, por tanto, haberse producido una declaración prohibiendo cualquier colonia extranjera en nuestro territorio.

EN TERCER LUGAR: Debió habérsele dado un apoyo más contundente a la posición del Presidente Evo Morales, cuando propuso la prohibición de bases militares imperiales en nuestro territorio. Es inadmisible que queramos deshacernos del tutelaje imperial y existan países, miembros de este naciente organismo, la CELAC, que permitan bases militares de EEUUAA, clavadas en nuestro corazón. Ahora, pregunto yo, para qué estas bases militares en nuestro territorio, será para promover y apoyar el desarrollo pacífico de nuestros países; o será para apoyar y promover el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos; o será para brindar apoyo sanitario, hospitalario y medicinal a nuestros pueblos; o será, en su momento, para invadir al Continente e imponernos su yugo, adueñándose de nuestros inmensos recursos energéticos, acuíferos y  de diferentes metales; porque que se sepa, las armas son sólo para eso, para matar, para imponerse, para tomar para si lo que no les pertenece; y, nunca para contribuir al desarrollo, al progreso y a la felicidad de los pueblos. La CELAC debe, con la urgencia del caso, emitir una declaración prohibiendo la existencia de bases militares extrañas en nuestro territorio. Y, esto va directamente dirigido a Colombia, Perú, Paraguay, Aruba, Curazao, Bonaire y Guyana, haciéndoles ver que no pueden estar bien con Dios y con el diablo, porque no hay traición más grande a un principio ya adoptado por la CELAC, como lo es el de construir una zona de paz y paradójicamente permitir que el enemigo más mortífero, cruel y genocida se instale con sus armas más destructivas en nuestro suelo, el de la Gran Patria soñada por nuestro Libertador Simón Bolívar. Hago la salvedad, de que si bien es cierto que Aruba, Curazao y Bonaire, por no ser países independientes no pertenecen a la CELAC, pero sí están enclavadas en el Caribe a muy pocos kilómetros de nuestro territorio y sí se puede hacer mucho daño a nuestros pueblos permitiendo que operen en ellas instalaciones militares imperiales; por tanto, la CELAC debe, a través de una resolución mover todos los resortes persuasivos para que en estas islas, supuestamente turísticas, dejen de existir instalaciones militares imperiales. De persistir Holanda en su política anti-latinoamericana y no retirar, en un plazo perentorio, estas bases militares de EEUUAA de esas islas, entonces hacerles ver que se actuaría a través de otras vías más contundentes. Esto es, también válido para las Islas Malvinas, en cuyo territorio existen bases militares de Gran Bretaña.

EN CUARTO LUGAR: No se produjo una declaración sustituyendo a la OEA por la CELAC, no se apoyó con la debida amplitud la posición del Presidente Rafael Correa de Ecuador en ese sentido. Todos los Organismos, Cortes y Comisiones de ese viejo e inoperante cascarón vacío de la OEA, han sido concebidos por EEUUAA para imponer su voluntad sobre el resto del Continente. Quitarle al imperio esta punta de lanza, con la que constantemente nos amenaza y nos ahoga, obligándonos a acudir a Washington a rendirles pleitesía, habremos dado un paso gigantesco y necesario en el camino a nuestra independencia verdadera. Con la OEA operando, nuestra revolución va a estar sometida permanentemente a ataques de todo tipo y ante cualquier controversia siempre saldremos perjudicados, se pretende colocar nuestras instituciones bajo la dependencia de sus organismos; recordemos la reciente sentencia relacionada con una decisión de nuestra Contraloría General de la Nación, pretendiendo obviar nuestra Constitución Nacional;  pero, vamos un poco más lejos, supongámonos que se presente una controversia entre dos países de la CELAC, que pudiera solucionarse a través de esta última, con persuasión y diálogo, bastaría que cualquiera de los dos acuda a la OEA, porque sabe que va a ser favorecido, para que la solución sea impuesta por el imperio. De otra parte, estando en funcionamiento ambas organizaciones, se presenta la oportunidad de que exista dualidad en las decisiones, lo que ahondaría más nuestras diferencias y nunca esté asegurada una solución justa y pacífica a nuestras diferencias que, entre paréntesis, siempre las habrá.

EN QUINTO LUGAR: Hizo falta una resolución de la CELAC en el sentido de crear una Corte Internacional de Justicia de la CELAC, que nos libere de la jurisdicción de la Corte Internacional de La Haya, que igualmente fue creado por los países imperiales con la finalidad de poder enjuiciar, inclusive con la pena de muerte como ya ha ocurrido, a todos aquellos jefes de estado o políticos prominentes que se opongan a sus designios imperiales. Es como una especie de “coco” para mantener el temor permanente de ser llevados ante la gillotina imperial. No hay manera, de que de ella emane una sentencia justa, sus sentencias, son antes, políticamente decididas y siempre de manera que favorezcan a las potencias imperiales, fundamentalmente al imperio de EEUUAA.

EN SEXTO LUGAR: Hizo, igualmente, falta una declaración de la CELAC, creando un Tribunal continental para la defensa de los derechos humanos, con exclusiva capacidad para resolver la violación u omisión de tan importantes derechos como lo son los derechos humanos. La actual Corte de los Derechos Humanos de la OEA, está infectada con el virus imperial, sus decisiones, como las vemos constantemente, son políticas más que jurídicas. Sus jueces han sido impuestos por el imperio para que sentencien en contra de cualquier país que se oponga a sus designios. Pero, por tener estos derechos, el carácter de fundamentales, por estar involucrada en ellos la vida misma, así como la supervivencia de la especie humana, se hace imperativo la creación, inmediata, de este órgano jurisdiccional para los derechos humanos.

EN SEPTIMO LUGAR: Precisamente, por la misma razón de que ha habido una violación flagrante de estos derechos humanos en Libia, con el uso imperial de la tortura y el ensañamiento contra la población civil, en violación de  los tratados internacionales de Ginebra sobre la guerra y sobre los prisioneros en estos eventos; y, a pesar de que Libia no es un país incluido en la CELAC, ha sido tal la atrocidad causada por la OTAN, que se impone una declaración, que no sólo se oponga a tales actuaciones llenas de tanta crueldad, inhumanidad y barbarismo, sino que se inste a los organismos de justicia internacional a investigar y enjuiciar a sus responsables; fundamentalmente a los Jefes de Estado de los Países que cometieron tales atropellos.

Por todas estas razones es que digo que la CELAC nació coja; se actuó o con excesiva prudencia o con marcado temor, sea como fuere nació en “capitis diminutio”.

Braulio Martínez Zerpa. Coronel en retiro de la Aviación Militar Bolivariana y Abogado del pueblo.
Para UCCA.-PRES.- www.uncafeconangiolillo.com

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