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jueves, noviembre 24, 2011

Egipto, ejemplo del doble estándar de la política occidental ante la “primavera árabe”

23 NOVIEMBRE 2011 

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El caos y la violencia azota a Egipto por quinto día consecutivo. Lo que pasa en este país árabe, según expertos, puede servir como un ejemplo de la política que promovieron los países de Occidente en la región, misma que afecta también a Siria y a Libia.

Los sucesos en Egipto acaparan los noticieros internacionales, pero no parecen tener la misma importancia para los políticos y mandatarios occidentales.
Para algunos, esta diferencia de reacciones de Occidente hacia la ‘Primavera árabe’ depende de quién actualmente está en el poder.
“Este es el típico doble estándar de Occidente. Invaden Libia para cambiar al gobierno porque amenaza a la gente de Bengasi, imponen sanciones en contra de terceros países porque afirman que estos violan las libertades civiles”, afirmó el parlamentario británico, Jeremy Corbyn. “Creo que Occidente está muy feliz mientras haya una estructura militar que haga negocios con ellos”, explicó.
Así, los egipcios regresan a los sitios donde una vez vencieron, pero allí los reciben con balas y despotismo. Para los manifestantes, Occidente tiene parte de la culpa de la represión en su contra en la plaza Tahrir.
“No espero una reacción pronta de Occidente. Las municiones que se utilizan en nuestra contra son americanas, israelitas o italianas, sea el gas lacrimógeno que nos lanzan o las balas que nos disparan. Todas son municiones del 2011, presuntamente prerevolución y eran para suprimir cualquier otra revolución”, resaltó el activista político Ahmed Salah.

Promesas incumplidas

Desde la salida forzada del presidente Mubarak hace nueve meses, Egipto ha estado bajo el control de una Junta Militar. Miles de activistas han vuelto a las calles. Se repite su historia: promesas incumplidas y nada de reformas.
En un discurso transmitido en la televisión estatal, el jefe de la junta militar aceptó la renuncia del gabinete encabezado por Essam Sharaf y se comprometió a entregar el poder a las autoridades civiles tras la celebración de las elecciones presidenciales en junio del próximo año.
Pero después de cuatro días de violentos enfrentamientos, que han dejado 35 muertos y cientos de heridos, los revolucionarios no confían en los compromisos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y aseguran que continuarán en pie de lucha aunque la comunidad internacional esta vez no los apoye.

Nuevos escenarios para un mismo guión

El ministro de relaciones exteriores del Reino Unido, William Hague, se reunió con los grupos de oposición de Siria esta semana en Londres, mientras el primer ministro David Cameron encabezó la junta de trabajo para remover al presidente sirio Bashar al Asad del poder.
Pero los analistas creen que lo sucedido en Egipto y Libia no debe repetirse. “Libia se convirtió en un derramamiento de sangre y ahora en Egipto vemos la realidad. No hubo revolución, fue un verdadero fracaso y ahora la gente comienza a entenderlo”, opina el autor y periodista Webster Tarpley.
Pero Occidente continúa empujando un modelo de revoluciones y revueltas apoyadas por terroristas, integrantes de Al Qaeda y los Hermanos Musulmanes.
(Con información de RT)

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