EL NUEVO ORDEN MUNDIAL Orígenes de una sociedad secreta
Como la inmensa mayoría de las conspiraciones de nuestro tiempo, los orígenes del grupo Bilderberg los podemos encontrar en la Guerra Fría. La drástica división en bloques movió a los poderes fácticos del planeta a emprender una serie de maniobras ocultas en aras a mantener la situación mundial bajo control. Así lo explicaba en 1964 el senador estadounidense Jacob Javits, ante un comité del Congreso convocado para estudiar al grupo: "Los países del mundo occidental sienten la necesidad de una más apretada colaboración para proteger sus valores éticos y morales". Lo que pretendía decir el senador con este eufemismo era que había que parar los pies a los comunistas a cualquier precio, (hoy ya no existe el comunismo soviético, pero todavía hay "desestabilizadores"). Había mucho en juego, ni más ni menos que el mantenimiento de la supremacía oligárquica de los Estados Unidos, Canadá y la Europa occidental en el concierto mundial. Fue en ese momento cuando el príncipe Bernhard de Holanda, comenzó a difundir una idea a la vez sencilla y revolucionaria: "Si pudiéramos llegar a un acuerdo de partida, el resultado sería, sin lugar a dudas, no una utopía, sino una Europa extremadamente sana y fuerte. Llegados a este punto podríamos integrar a los Estados Unidos en la comunidad económica. Ello podría ser el inicio de un gran tratado de libre comercio que se extendiera por todo el mundo. De esta forma, cuanto más libre comercio tengamos, más difíciles les será a los nuevos países de África y Asia vivir en el aislamiento y la autarquía".
Estos planteamientos sirvieron para inspirar a Joseph Retinger, un veterano de la diplomacia norteamericana, con tantos contactos e influencias en las altas esferas mundiales que se decía que le bastaba hacer una llamada telefónica para cenar con el presidente de los Estados Unidos.
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