LA REVOLUCIÓN PERMANENTE CON SU DESARROLLO DESIGUAL Y COMBINADO
Por Ricardo Galindez
Miembro del equipo de la csr – El Topo Obrero
Las noticias sobre el proceso social revolucionario que invade las principales ciudades de Egipto y más allá, tiene en la picota la cabeza de Mubarak y a todo su régimen, lo que alegra las mentes de los explotados y oprimidos del mundo.
Estamos en un momento de alza en la lucha social con importantes avances organizativos que nos dice que las masas egipcias con sus jóvenes profesionales, trabajadores, desempleados se han apropiado en creciente de la exigencia de la salida inmediata y sin condiciones de Mubarak. Las masas han matado a Mubarak. Las fuerzas imperiales lo han convertido en su zombi.
Para muchos personajes, pensantes de que el mundo, con toda y su crisis nada lo podía cambiar pues están en la cima de la historia, vieron en las primeras horas de la muerte del joven tunecino, un hecho más, algo intrascendente. Ahora, no terminado de enterrar, sienten el peligro pues ven que todo su mundo se mueve. País tras país ponen barreras de contención que han empezado a desboronarse una tras otra a un ritmo desigual que nadie dirige ni determina previamente, pero acelerado por el ritmo creciente de los pasos de los pueblos árabes.
A estas alturas son muchos los que hablan de la extensión de las movilizaciones de los pueblos árabes desde Túnez, pasando por Argelia, saltando a Egipto y de allí a Yemén, Jordania y ya salen las noticias de movimientos iniciales en los Emiratos Árabes, en Abhu Dabi, pero siguen sin entender de cuál ha sido la raíz que le ha dado tan tremendo impulso a las movilizaciones y por eso se lo atribuyen al uso de los medios de comunicación modernas como You Tube, Face Book, etc., cuando en realidad es el cansancio de sufrir las peores miserias por los aumentos de precios, los bajos salarios y el desempleo, agravadas por los efectos de la crisis capitalista mundial, junto a la falta de libertades democráticas.
En Egipto, el país más importante junto a Irán en cuanto al número de obreros de esta zona del mundo, en las movilizaciones participan sin distingo musulmanes, cristianos y de otras religiones o simplemente no creyentes, levantando como bandera central la salida del gobierno de Mubarak y su entorno familiar y político, que se mezcla con la lucha por aumento de salarios y empleos. Un avance histórico de estas luchas es la constitución de una Federación Sindical independiente del gobierno. La trascendencia de este paso más allá de la caída de Mubarak, que se combina con demandas reivindicativas y democráticas, será fruto de la maduración de la conciencia de clase y de la aparición de una vanguardia marxista revolucionaria insertada en la clase y pueblo revolucionario.
La combinación de demandas políticas y reivindicativas expresadas por la neonata Federación permitirán nuevos avances organizativos y con ello la posibilidad de que el régimen no caiga producto de un acuerdo entre las diferentes fuerzas burguesas y oligárquicas y las imperialistas, sino de la fuerza de la lucha obrera y popular.
EL IMPERIO YANQUI SE LA JUEGA
El gobierno norteamericano ha expresado su opinión de que Mubarak no debe irse hasta tanto se llegue a un acuerdo político que le permita que todo cambie sin que nada cambie. Incluso ha expresado que la Hermandad Musulmana, a la cual considera una fuerza política moderada, puede participar en las conversaciones que se desarrollan para darle a la crisis una salida burguesa para que nada cambie.
Mubarak, que ha expresado lo mismo de no irse sin antes dejar todo bien arreglado para una transición que garantice la permanencia de las instituciones y de las políticas de estado, no deja de jugar sus cartas para golpear al movimiento de masas y es así como ha hecho uso de bandas armadas, integradas por funcionarios policiales y lúmpenes de la más baja ralea, para atacar a las masas acampadas en la plaza de Tahrir (Plaza de la Liberación) con el visto bueno del ejército que los dejó entrar sin problemas a la misma, produciendo centenares de heridos y varios muertos, pero sin alcanzar la victoria deseada, lo que ha elevado la moral de las masas, que realizan así su entrenamiento necesario para perderle el miedo al aparato represivo del estado burgués, como antes ya se lo perdieron a la policía.
Como resultado de la victoria sobre las bandas armadas del gobierno en la Plaza de la Liberación y como expresión de la determinación de alcanzar su victoria, el pueblo egipcio decidió realizar el 1º de febrero movilizaciones en todo el país, alcanzando una cifra superior a los dos millones de personas en varias ciudades y una mayor presencia en la plaza. Desde los años 50 no se veía nada igual en este país.
El ejército, institución burguesa que no ha sido utilizado en toda su capacidad para enfrentar las movilizaciones está pidiendo al pueblo que desaloje la plaza y que vuelvan a sus casas dejando que los partidos y las personalidades resuelvan el problema de la transición. Las masas tercas, curtidas en poco tiempo por la lucha, no quieren dejar un espacio que sienten suyo, que sienten que representa un poder que hace décadas se les arrebató.
LA CLASE OBRERA SE ORGANIZA Y COMBATE
Los trabajadores, que por centenares de miles han participado en las marchas a título de habitantes descontentos, asfixiados durante décadas por gobiernos dictatoriales y los sindicatos dependientes del gobierno, ahora trasladan su fuerza impugnadora, “incorporando como formas de lucha los paros y sentadas realizados en varias de las mayores empresas privadas de Egipto” (1) y conformando sindicatos independientes y de allí que han dado un paso trascendente, anunciando “el 30 de enero, la organización de la nueva Federación de Sindicatos Egipcios” (2). La declaración instó a "la formación de comités en todas las fábricas y las empresas para protegerlas, defenderlas y establecer una fecha para una huelga general (3) y a luchar por una mejor calidad de trabajo y mejores salarios. El que la Federación se plantee el impulso de sindicatos y el de los comités cívicos o de vecinos en los barrios, los cuales se han venido constituyendo para la autodefensa, al estilo de los surgidos en Túnez, a fin de unificar la lucha general por el derrocamiento de Mubarak, puede sentar la consolidación del carácter de verdaderos organismos de doble poder, que le dispute todos los espacios a las clases dominantes.
Como vemos, en la dinámica revolucionaria, las masas asalariadas, que por décadas fueron presa fácil de las políticas capitalistas, destructoras de las organizaciones obreras y de su capacidad de movilización, en cuestión de días revierten todo eso y con su sabiduría histórica y aprendizaje concreto, empiezan a resolver sus debilidades que le han impedido desarrollar toda su fuerza de clase. La Federación de Sindicatos Egipcios es una primera expresión de la superación de su aislamiento organizativo, que tiene ante si variados retos. Uno es el de extender su organización de clase a los sectores claves del movimiento obrero egipcio, arrebatando los sectores que se mantienen bajo el control del gobierno y fortalecer la organización del pueblo. Otro es aprender que este fortalecimiento organizativo en las empresas se dará en la medida que se siga combinando las demandas reivindicativas con las de orden democrático y de transición, como la defensa del derecho a huelga y de sindicación, la plena libertad de movilización y reunión, que con todo lo que se ha avanzado sigue restringida y la multiplicación de las tareas vigilancia y de control obrero en las empresas. Los sindicatos tendrán que aprender a unificar esfuerzos con las organizaciones vecinales en su lucha contra el régimen, para mejor propagandizar sobre las bases del ejército, que en situaciones de poderosas movilizaciones sociales tienden a oscilar entre la disciplina militar y el movimiento de masas, para fracturarlas y ganárselas etc. así como también a dar los pasos para superar las movilizaciones que han tenido como eje las movilizaciones de todos y paros parciales, a la coordinación de fuerzas para desarrollar la huelga general indefinida, aún caído Mubarak.
El pueblo egipcio no está enfrentando solo a un gobierno de un país semicolonial. Lo está a los gobiernos de los principales países capitalistas del mundo encabezados por los EEUU junto a Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia. Lo que se está jugando en Egipto es la historia a corto mediano plazo de todo el norte de África y sobre todo del Medio Oriente. Frente a esto la clase obrera tendrá que mostrar su capacidad organizativa para acrecentar su propia fortaleza, así como también como la unificadora de los sectores populares y las clases medias ganables para un proceso democrático revolucionario y la solidaridad de los pueblos del norte de África y de los países imperialistas. Estos son los retos y de allí la importancia del nacimiento de la federación sindical y de los organismos de autodefensa en los barrios.
ENFRENTANDO LAS MANIOBRAS DEL GOBIERNO?
Cuando aún las calles se encuentraban calientes por el paso de cientos de miles de personas que marcharon el 8 de febrero en protesta contra el gobierno, el 9 se empezó a correr el rumor de que el régimen de Hosni Mubarak preparaba una nueva prueba de fuerza contra el pueblo reunido y que pernocta en la Plaza de la Liberación, consistente en el lanzamiento de las fuerzas policiales para desalojarlos del la misma.
La respuesta no se hizo esperar. El pueblo se movilizó en una cantidad tan numerosa que desde las primeras horas, la plaza fue desbordada por la multitud más una parte que puso rumbo a la sede del Parlamento pidiendo su disolución. No se trataba de masas temerosas, sino de un pueblo enfurecido por la intransigencia de Mubarack de dimitir sin condiciones, sin colocar a Suleimán como su heredero así sea provisional, ni a ninguno de sus expertos en el fraude electoral y responsables de las políticas económicas y de la represión ejecutada, que ahora pedía la cabeza de los parlamentarios.
Fueron miles de manifestantes quienes tomaron en centro de la ciudad en dos grandes marchas que coreaban “Fuera, Fuera” a los señores parlamentarios y al gobierno, ganándose el saludo de los vecinos que los veían pasar.
PERSPECTIVAS DE LA ORGANIZACIÓN OBRERA Y POPULAR
Los trabajadores egipcios vienen de la total sujeción organizativa al gobierno, dando un salto a su libertad de constituir sindicatos y a su unificación nacional. Han bastado unos 16 días de movilizaciones para empezar a desbaratar parte importante de la estructura de dominio burgués gubernamental asentada durante más de 30 años. Es una nueva realidad que tiene que servir de base para acabar con todo este aparataje de dominación, junto a los comités de vecinos. Con todo y la juventud de los sindicatos, y la Federación, su papel será clave esta tarea.
COMBINANDO LA CONSTRUCCIÓN DE LAS NUEVAS ORGANIZACIONES OBRERAS Y POPULARES
Estamos asistiendo a un proceso revolucionario donde la burguesía y el imperialismo no pueden seguir gobernando como antes y los explotados y oprimidos no quieren seguir siendo gobernados como hasta ahora. Las masas agarraron a todos los representantes de todos los países imperialistas de sorpresa y a su propia burguesía desconociendo ellas mismas su capacidad y potencialidad, pero están aprendiendo rápidamente a tomar conciencia de esto.
En su avance, las masas han empezado a transitar formas organizativas tradicionales como los sindicatos y organizaciones de vecinos pero en la realidad concreta de Egipto las mismas de una, han empezado a trascender la lucha meramente reivindicativa al participar en la lucha por el derrocamiento de Hosni Mubarak. Todo esto cuando la lucha recién empieza.
Sabemos que las clases dominantes de Egipto, asistidos por gobiernos imperialistas se está moviendo para alcanzar la fórmula política que le permita desviar o derrotar a las masas que hoy controlan la calle, de allí las diversas reuniones que incluso abarcan a los Hermanos Musulmanes. Sabemos que el ejército todavía conserva en lo fundamental su unidad así como los organismos de seguridad se mantienen fieles al gobierno, pero esto cambiará de acuerdo a como se fortalezca la lucha por nuevos espacios democráticos y revolucionarios.
¿Se puede lograr acabar con el régimen y a la par constituir organismos de doble poder? Respondemos ¿Quién puede negar ante los hechos aparecidos que estos sindicatos y Comités Cívicos o de vecinos que no existían hace unos pocos días, no se pueden transformar en un corto tiempo, ante una incapacidad del gobierno de cumplir sus tareas normales y en medio de potentes movilizaciones, liberados de los burócratas pro gobierno y reformistas, en los embriones de organismos de doble poder, extendidos a las principales ciudades? ¿Acaso no nacieron los soviets en la Rusia Zarista como tímidos organismos de empresa para negociar las reivindicaciones que los trabajadores reclamaban y para los cuales los sindicatos existentes no daban respuesta? ¿No nos corresponde a los sectores revolucionarios ponernos a la cabeza de estas experiencias de donde aprenderemos, pero a su vez aportaremos nuestros conocimientos y concepciones basados en la experiencia histórica del movimiento obrero mundial? Decimos frente a cualquier duda que es mejor fallar por acción que por omisión.
El ejemplo de la revolución tunecina, donde también se constituyeron organismos de autodefensa contra las bandas armadas del gobierno que atacaban los barrios y a su vez organismos para distribuir alimento ante la incapacidad del estado de hacerlo nos dice de su posibilidad. Pero también por la influencia de elementos revolucionarios y condiciones objetivas favorables deben ayudar a que las tareas reivindicativas y democráticas sean asumidas más masivamente en un futuro inmediato, antes de que caiga Mubarak, o posterior a este hecho. La obligación de los revolucionarios es impulsar la organización obrera y popular, que cumpla las tareas que se requieran en cada momento del proceso para evitar que las fuerzas del capitalismo recuperen el terreno perdido y se pueda avanzar en la conquista de nuevos espacios de poder.
Ponerse límites en las políticas a desarrollar, sin tomar en cuenta la correlación de fuerzas que se establecen entre las clases, de seguro nos llevaría a cometer grandes errores ¿Quién daba por cierto que los nacientes soviets en 1905 se iban a convertir en la organización del poder obrero como en efecto lo hicieron en 1905? ¿No recordamos por cierto que no fue ni Lenín, ni los dirigentes del glorioso partido Bolchevique quienes primero entendieron la importancia de estos organismos en su nacimiento y desarrollo inicial? ¿No recordamos que fue León Trotsky quien primero supo deducir el acontecimiento histórico que se estaba desarrollando con los neonatos soviets y de los cuales fue su primer presidente en el gran soviet de Petrogrado?
Ciertamente no existe el partido revolucionario en Egipto, pero ello no es precondición para el nacimiento y crecimiento inicial de organismos embriones de una nueva sociedad. Tampoco es necesario que exista un partido revolucionario para que estos organismos, en su estructura de base puedan iniciar una experiencia de control obrero de la producción y de múltiples aspectos de la vida en las ciudades. Sería importantísimo, pero no es vital. Vital será en el momento cuando el desarrollo de la lucha de clases se agudice y plantee que los de abajo ya quieran terminar con el poder de los capitalistas y para ello requieren construir conscientemente su destino, tomando las riendas del poder político. En ese momento la existencia de una vanguardia socialista revolucionaria de carácter marxista será determinante que exista, que exista como producto de un proceso social que ya se ha iniciado y que hoy tiene como consigna central FUERA MUBARAK AHORA MISMO, que se combina con otras tantas como por la construcción de sindicatos democráticos y revolucionarios, extensión de los comités de vecinos con funciones de orden público; Por un aumento general de salarios que alcance para cubrir las necesidades básicas de alimentación, vestido, calzado, recreación, salud y educación, por el fortalecimiento de las luchas, hacia la huelga general. Por la creación de empleos dignos para todos y un salario mínimo nacional.
Por un Egipto socialista y una confederación socialista de las repúblicas árabes y no árabes del norte de Africa y el medio oriente.
(1) El Cairo: Una multitud anti - Mubarak se dirige a la sede del Parlamento egipcio. Aporrea 09-02-2011
(2) “Egipto - La rebelión de las masas lleva al régimen de Mubarak al borde del abismo” www.mundosocialista.net, 31/01/2011
(3) Ibid
Nota: En momentos de ser publicado este artículo, se supo que Mubarak renunció y se fue del País, dejando a su Ministro Suleiman a la cabeza del gobierno. Esto no es el final de la lucha, pues Suleimán es considerado parte del gobierno de Mubarak y responsable directo de sus actos.
El momento que se abre es fundamentalmente la continuidad de lo anterior pero con una nueva victoria de las masas y los trabajadores que han entrado en escena con una fuerza creciente. Ahora en vez de fuera Mubarak lo central será fuera Suleimán y por la convocatoria a una constituyente democrática y revolucionaria electa por todo el pueblo sin ninguna limitación en el derecho a participar. Los sindicatos y comités cívicos deben asumir la convocatoria constituyéndose en todas las empresas y centros de trabajo y en los barrios como lo principales impulsores de la misma, discutiendo las propuestas de cuáles son las tareas generales y concretas que esta tiene que cumplir.
Por Ricardo Galindez
Miembro del equipo de la csr – El Topo Obrero
Las noticias sobre el proceso social revolucionario que invade las principales ciudades de Egipto y más allá, tiene en la picota la cabeza de Mubarak y a todo su régimen, lo que alegra las mentes de los explotados y oprimidos del mundo.
Estamos en un momento de alza en la lucha social con importantes avances organizativos que nos dice que las masas egipcias con sus jóvenes profesionales, trabajadores, desempleados se han apropiado en creciente de la exigencia de la salida inmediata y sin condiciones de Mubarak. Las masas han matado a Mubarak. Las fuerzas imperiales lo han convertido en su zombi.
Para muchos personajes, pensantes de que el mundo, con toda y su crisis nada lo podía cambiar pues están en la cima de la historia, vieron en las primeras horas de la muerte del joven tunecino, un hecho más, algo intrascendente. Ahora, no terminado de enterrar, sienten el peligro pues ven que todo su mundo se mueve. País tras país ponen barreras de contención que han empezado a desboronarse una tras otra a un ritmo desigual que nadie dirige ni determina previamente, pero acelerado por el ritmo creciente de los pasos de los pueblos árabes.
A estas alturas son muchos los que hablan de la extensión de las movilizaciones de los pueblos árabes desde Túnez, pasando por Argelia, saltando a Egipto y de allí a Yemén, Jordania y ya salen las noticias de movimientos iniciales en los Emiratos Árabes, en Abhu Dabi, pero siguen sin entender de cuál ha sido la raíz que le ha dado tan tremendo impulso a las movilizaciones y por eso se lo atribuyen al uso de los medios de comunicación modernas como You Tube, Face Book, etc., cuando en realidad es el cansancio de sufrir las peores miserias por los aumentos de precios, los bajos salarios y el desempleo, agravadas por los efectos de la crisis capitalista mundial, junto a la falta de libertades democráticas.
En Egipto, el país más importante junto a Irán en cuanto al número de obreros de esta zona del mundo, en las movilizaciones participan sin distingo musulmanes, cristianos y de otras religiones o simplemente no creyentes, levantando como bandera central la salida del gobierno de Mubarak y su entorno familiar y político, que se mezcla con la lucha por aumento de salarios y empleos. Un avance histórico de estas luchas es la constitución de una Federación Sindical independiente del gobierno. La trascendencia de este paso más allá de la caída de Mubarak, que se combina con demandas reivindicativas y democráticas, será fruto de la maduración de la conciencia de clase y de la aparición de una vanguardia marxista revolucionaria insertada en la clase y pueblo revolucionario.
La combinación de demandas políticas y reivindicativas expresadas por la neonata Federación permitirán nuevos avances organizativos y con ello la posibilidad de que el régimen no caiga producto de un acuerdo entre las diferentes fuerzas burguesas y oligárquicas y las imperialistas, sino de la fuerza de la lucha obrera y popular.
EL IMPERIO YANQUI SE LA JUEGA
El gobierno norteamericano ha expresado su opinión de que Mubarak no debe irse hasta tanto se llegue a un acuerdo político que le permita que todo cambie sin que nada cambie. Incluso ha expresado que la Hermandad Musulmana, a la cual considera una fuerza política moderada, puede participar en las conversaciones que se desarrollan para darle a la crisis una salida burguesa para que nada cambie.
Mubarak, que ha expresado lo mismo de no irse sin antes dejar todo bien arreglado para una transición que garantice la permanencia de las instituciones y de las políticas de estado, no deja de jugar sus cartas para golpear al movimiento de masas y es así como ha hecho uso de bandas armadas, integradas por funcionarios policiales y lúmpenes de la más baja ralea, para atacar a las masas acampadas en la plaza de Tahrir (Plaza de la Liberación) con el visto bueno del ejército que los dejó entrar sin problemas a la misma, produciendo centenares de heridos y varios muertos, pero sin alcanzar la victoria deseada, lo que ha elevado la moral de las masas, que realizan así su entrenamiento necesario para perderle el miedo al aparato represivo del estado burgués, como antes ya se lo perdieron a la policía.
Como resultado de la victoria sobre las bandas armadas del gobierno en la Plaza de la Liberación y como expresión de la determinación de alcanzar su victoria, el pueblo egipcio decidió realizar el 1º de febrero movilizaciones en todo el país, alcanzando una cifra superior a los dos millones de personas en varias ciudades y una mayor presencia en la plaza. Desde los años 50 no se veía nada igual en este país.
El ejército, institución burguesa que no ha sido utilizado en toda su capacidad para enfrentar las movilizaciones está pidiendo al pueblo que desaloje la plaza y que vuelvan a sus casas dejando que los partidos y las personalidades resuelvan el problema de la transición. Las masas tercas, curtidas en poco tiempo por la lucha, no quieren dejar un espacio que sienten suyo, que sienten que representa un poder que hace décadas se les arrebató.
LA CLASE OBRERA SE ORGANIZA Y COMBATE
Los trabajadores, que por centenares de miles han participado en las marchas a título de habitantes descontentos, asfixiados durante décadas por gobiernos dictatoriales y los sindicatos dependientes del gobierno, ahora trasladan su fuerza impugnadora, “incorporando como formas de lucha los paros y sentadas realizados en varias de las mayores empresas privadas de Egipto” (1) y conformando sindicatos independientes y de allí que han dado un paso trascendente, anunciando “el 30 de enero, la organización de la nueva Federación de Sindicatos Egipcios” (2). La declaración instó a "la formación de comités en todas las fábricas y las empresas para protegerlas, defenderlas y establecer una fecha para una huelga general (3) y a luchar por una mejor calidad de trabajo y mejores salarios. El que la Federación se plantee el impulso de sindicatos y el de los comités cívicos o de vecinos en los barrios, los cuales se han venido constituyendo para la autodefensa, al estilo de los surgidos en Túnez, a fin de unificar la lucha general por el derrocamiento de Mubarak, puede sentar la consolidación del carácter de verdaderos organismos de doble poder, que le dispute todos los espacios a las clases dominantes.
Como vemos, en la dinámica revolucionaria, las masas asalariadas, que por décadas fueron presa fácil de las políticas capitalistas, destructoras de las organizaciones obreras y de su capacidad de movilización, en cuestión de días revierten todo eso y con su sabiduría histórica y aprendizaje concreto, empiezan a resolver sus debilidades que le han impedido desarrollar toda su fuerza de clase. La Federación de Sindicatos Egipcios es una primera expresión de la superación de su aislamiento organizativo, que tiene ante si variados retos. Uno es el de extender su organización de clase a los sectores claves del movimiento obrero egipcio, arrebatando los sectores que se mantienen bajo el control del gobierno y fortalecer la organización del pueblo. Otro es aprender que este fortalecimiento organizativo en las empresas se dará en la medida que se siga combinando las demandas reivindicativas con las de orden democrático y de transición, como la defensa del derecho a huelga y de sindicación, la plena libertad de movilización y reunión, que con todo lo que se ha avanzado sigue restringida y la multiplicación de las tareas vigilancia y de control obrero en las empresas. Los sindicatos tendrán que aprender a unificar esfuerzos con las organizaciones vecinales en su lucha contra el régimen, para mejor propagandizar sobre las bases del ejército, que en situaciones de poderosas movilizaciones sociales tienden a oscilar entre la disciplina militar y el movimiento de masas, para fracturarlas y ganárselas etc. así como también a dar los pasos para superar las movilizaciones que han tenido como eje las movilizaciones de todos y paros parciales, a la coordinación de fuerzas para desarrollar la huelga general indefinida, aún caído Mubarak.
El pueblo egipcio no está enfrentando solo a un gobierno de un país semicolonial. Lo está a los gobiernos de los principales países capitalistas del mundo encabezados por los EEUU junto a Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia. Lo que se está jugando en Egipto es la historia a corto mediano plazo de todo el norte de África y sobre todo del Medio Oriente. Frente a esto la clase obrera tendrá que mostrar su capacidad organizativa para acrecentar su propia fortaleza, así como también como la unificadora de los sectores populares y las clases medias ganables para un proceso democrático revolucionario y la solidaridad de los pueblos del norte de África y de los países imperialistas. Estos son los retos y de allí la importancia del nacimiento de la federación sindical y de los organismos de autodefensa en los barrios.
ENFRENTANDO LAS MANIOBRAS DEL GOBIERNO?
Cuando aún las calles se encuentraban calientes por el paso de cientos de miles de personas que marcharon el 8 de febrero en protesta contra el gobierno, el 9 se empezó a correr el rumor de que el régimen de Hosni Mubarak preparaba una nueva prueba de fuerza contra el pueblo reunido y que pernocta en la Plaza de la Liberación, consistente en el lanzamiento de las fuerzas policiales para desalojarlos del la misma.
La respuesta no se hizo esperar. El pueblo se movilizó en una cantidad tan numerosa que desde las primeras horas, la plaza fue desbordada por la multitud más una parte que puso rumbo a la sede del Parlamento pidiendo su disolución. No se trataba de masas temerosas, sino de un pueblo enfurecido por la intransigencia de Mubarack de dimitir sin condiciones, sin colocar a Suleimán como su heredero así sea provisional, ni a ninguno de sus expertos en el fraude electoral y responsables de las políticas económicas y de la represión ejecutada, que ahora pedía la cabeza de los parlamentarios.
Fueron miles de manifestantes quienes tomaron en centro de la ciudad en dos grandes marchas que coreaban “Fuera, Fuera” a los señores parlamentarios y al gobierno, ganándose el saludo de los vecinos que los veían pasar.
PERSPECTIVAS DE LA ORGANIZACIÓN OBRERA Y POPULAR
Los trabajadores egipcios vienen de la total sujeción organizativa al gobierno, dando un salto a su libertad de constituir sindicatos y a su unificación nacional. Han bastado unos 16 días de movilizaciones para empezar a desbaratar parte importante de la estructura de dominio burgués gubernamental asentada durante más de 30 años. Es una nueva realidad que tiene que servir de base para acabar con todo este aparataje de dominación, junto a los comités de vecinos. Con todo y la juventud de los sindicatos, y la Federación, su papel será clave esta tarea.
COMBINANDO LA CONSTRUCCIÓN DE LAS NUEVAS ORGANIZACIONES OBRERAS Y POPULARES
Estamos asistiendo a un proceso revolucionario donde la burguesía y el imperialismo no pueden seguir gobernando como antes y los explotados y oprimidos no quieren seguir siendo gobernados como hasta ahora. Las masas agarraron a todos los representantes de todos los países imperialistas de sorpresa y a su propia burguesía desconociendo ellas mismas su capacidad y potencialidad, pero están aprendiendo rápidamente a tomar conciencia de esto.
En su avance, las masas han empezado a transitar formas organizativas tradicionales como los sindicatos y organizaciones de vecinos pero en la realidad concreta de Egipto las mismas de una, han empezado a trascender la lucha meramente reivindicativa al participar en la lucha por el derrocamiento de Hosni Mubarak. Todo esto cuando la lucha recién empieza.
Sabemos que las clases dominantes de Egipto, asistidos por gobiernos imperialistas se está moviendo para alcanzar la fórmula política que le permita desviar o derrotar a las masas que hoy controlan la calle, de allí las diversas reuniones que incluso abarcan a los Hermanos Musulmanes. Sabemos que el ejército todavía conserva en lo fundamental su unidad así como los organismos de seguridad se mantienen fieles al gobierno, pero esto cambiará de acuerdo a como se fortalezca la lucha por nuevos espacios democráticos y revolucionarios.
¿Se puede lograr acabar con el régimen y a la par constituir organismos de doble poder? Respondemos ¿Quién puede negar ante los hechos aparecidos que estos sindicatos y Comités Cívicos o de vecinos que no existían hace unos pocos días, no se pueden transformar en un corto tiempo, ante una incapacidad del gobierno de cumplir sus tareas normales y en medio de potentes movilizaciones, liberados de los burócratas pro gobierno y reformistas, en los embriones de organismos de doble poder, extendidos a las principales ciudades? ¿Acaso no nacieron los soviets en la Rusia Zarista como tímidos organismos de empresa para negociar las reivindicaciones que los trabajadores reclamaban y para los cuales los sindicatos existentes no daban respuesta? ¿No nos corresponde a los sectores revolucionarios ponernos a la cabeza de estas experiencias de donde aprenderemos, pero a su vez aportaremos nuestros conocimientos y concepciones basados en la experiencia histórica del movimiento obrero mundial? Decimos frente a cualquier duda que es mejor fallar por acción que por omisión.
El ejemplo de la revolución tunecina, donde también se constituyeron organismos de autodefensa contra las bandas armadas del gobierno que atacaban los barrios y a su vez organismos para distribuir alimento ante la incapacidad del estado de hacerlo nos dice de su posibilidad. Pero también por la influencia de elementos revolucionarios y condiciones objetivas favorables deben ayudar a que las tareas reivindicativas y democráticas sean asumidas más masivamente en un futuro inmediato, antes de que caiga Mubarak, o posterior a este hecho. La obligación de los revolucionarios es impulsar la organización obrera y popular, que cumpla las tareas que se requieran en cada momento del proceso para evitar que las fuerzas del capitalismo recuperen el terreno perdido y se pueda avanzar en la conquista de nuevos espacios de poder.
Ponerse límites en las políticas a desarrollar, sin tomar en cuenta la correlación de fuerzas que se establecen entre las clases, de seguro nos llevaría a cometer grandes errores ¿Quién daba por cierto que los nacientes soviets en 1905 se iban a convertir en la organización del poder obrero como en efecto lo hicieron en 1905? ¿No recordamos por cierto que no fue ni Lenín, ni los dirigentes del glorioso partido Bolchevique quienes primero entendieron la importancia de estos organismos en su nacimiento y desarrollo inicial? ¿No recordamos que fue León Trotsky quien primero supo deducir el acontecimiento histórico que se estaba desarrollando con los neonatos soviets y de los cuales fue su primer presidente en el gran soviet de Petrogrado?
Ciertamente no existe el partido revolucionario en Egipto, pero ello no es precondición para el nacimiento y crecimiento inicial de organismos embriones de una nueva sociedad. Tampoco es necesario que exista un partido revolucionario para que estos organismos, en su estructura de base puedan iniciar una experiencia de control obrero de la producción y de múltiples aspectos de la vida en las ciudades. Sería importantísimo, pero no es vital. Vital será en el momento cuando el desarrollo de la lucha de clases se agudice y plantee que los de abajo ya quieran terminar con el poder de los capitalistas y para ello requieren construir conscientemente su destino, tomando las riendas del poder político. En ese momento la existencia de una vanguardia socialista revolucionaria de carácter marxista será determinante que exista, que exista como producto de un proceso social que ya se ha iniciado y que hoy tiene como consigna central FUERA MUBARAK AHORA MISMO, que se combina con otras tantas como por la construcción de sindicatos democráticos y revolucionarios, extensión de los comités de vecinos con funciones de orden público; Por un aumento general de salarios que alcance para cubrir las necesidades básicas de alimentación, vestido, calzado, recreación, salud y educación, por el fortalecimiento de las luchas, hacia la huelga general. Por la creación de empleos dignos para todos y un salario mínimo nacional.
Por un Egipto socialista y una confederación socialista de las repúblicas árabes y no árabes del norte de Africa y el medio oriente.
(1) El Cairo: Una multitud anti - Mubarak se dirige a la sede del Parlamento egipcio. Aporrea 09-02-2011
(2) “Egipto - La rebelión de las masas lleva al régimen de Mubarak al borde del abismo” www.mundosocialista.net, 31/01/2011
(3) Ibid
Nota: En momentos de ser publicado este artículo, se supo que Mubarak renunció y se fue del País, dejando a su Ministro Suleiman a la cabeza del gobierno. Esto no es el final de la lucha, pues Suleimán es considerado parte del gobierno de Mubarak y responsable directo de sus actos.
El momento que se abre es fundamentalmente la continuidad de lo anterior pero con una nueva victoria de las masas y los trabajadores que han entrado en escena con una fuerza creciente. Ahora en vez de fuera Mubarak lo central será fuera Suleimán y por la convocatoria a una constituyente democrática y revolucionaria electa por todo el pueblo sin ninguna limitación en el derecho a participar. Los sindicatos y comités cívicos deben asumir la convocatoria constituyéndose en todas las empresas y centros de trabajo y en los barrios como lo principales impulsores de la misma, discutiendo las propuestas de cuáles son las tareas generales y concretas que esta tiene que cumplir.
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