por Christian Gutiérrez Velasco
Caracas, 20 Oct. AVN.- "La lucha de clases. Los grandes monopolios imperialistas. Los malditos muñones de la generación del 28 que tanto daño nos han hecho. El policía del parque, los enamorados están en la posibilidad de iniciar terrorismo. El recuerdo desde la llanura, caballo llorando sangre recomenzada... Cuando el pueblo tome el poder, veremos qué hacer, mientras tanto sigamos en lo nuestro".
La sinceridad y crudeza que se muestra en el fragmento del poema "Canción del soldado justo", fueron precisamente las características que en vida definieron a su autor, Víctor "Chino" Valera Mora, hombre que recreó con su letras el sentir de toda una generación de luchadores venezolanos.
Valera Mora, más allá de compartir sus impresiones y reflexiones a través de la poesía, hizo hincapié en las luchas, en el fin de las opresiones políticas y en la búsqueda de nuevos conceptos para definir la vida.
El 11 de mayo de 2006, el pueblo venezolano lo reconoció con la declaración de su obra como Patrimonio Cultural de la Nación, en un acto que se realizó en el Hemiciclo de Diputados del Palacio Federal Legislativo, en Caracas.
En esa oportunidad, el poeta nacido en Trujillo en 1935 fue definido por el entonces presidente de la Asamblea Nacional (AN), Nicolás Maduro, como un "irreverente y progresista, que vivió plenamente los años sesenta y setenta de nuestro país... poeta de sensibilidad humana, desprendido de lo material, siempre se sintió identificado con las clases necesitadas".
En el libro Obra poética de Víctor Valera Mora, Patrimonio Cultural de Venezuela, publicado por la AN en 2006, Maduro define al Chino como "un poeta de carácter rebelde, combatiente, crítico ante la sociedad, comprometido con la búsqueda de una sociedad de mayor justicia social".
Esa imagen de hombre sencillo de verbo honesto la compartió el diputado y periodista Earle Herrera, el 30 de mayo de 2006, en el discurso que pronunció en la primera edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, donde se reconoció al poeta criollo, Ramón Palomares.
"En estos días (2006) estaba leyendo al poeta (Rafael José) Muñoz y su Círculo de tres soles y me llegaba reminiscencia de la poesía de Víctor Valera Mora, por ese desenfado en el uso del lenguaje, y siempre vi en esa poesía y no solo que la viví sino que intenté explicármela, si es que la poesía puede explicarse, cómo hacer una poesía política sin caer en el panfleto y vi que el expediente o el recurso o el refugio, como lo quieran llamar, era el humor, pero el humor es sumamente peligroso también para no caer en el chiste, para no caer en la risotada...".
En esa alocución, Herrera consideró una falacia que la poesía de Víctor Valera Mora fuese difícil de penetrar porque "la forma en que la juventud la busca y se identifica con ella y cada día las antologías (realizadas por Gabriel Jiménez Emán sobre el poeta) se siguen agotando, nos colocan frente a un poeta excepcional", dijo.
En ese mismo evento, el poeta fallecido en 2009, Eleazar León, expresó cómo los ideales y convicciones de Valera Mora influyeron en él.
"Víctor Valera Mora no fue únicamente un amigo personal, también fue compañero de la vida y de la poesía que nos brindó lealtad, una ética de respeto a la fuente de lo vital, y nos enseñó un rigor y una gracia simultánea para vivir y para estar en el mundo. Estaba lleno de solidaridad, de una capacidad de compartir, sin perder por eso su identidad propia y personal".
Por su parte, el primer agasajado con el premio que lleva el nombre de Valera Mora, Ramón Palomares, recordó las cualidades del poeta: "Chino, te estamos celebrando en este gran premio internacional de poesía que se distingue con tu persona y con tu nombre por ser el más puro y noble símbolo de una generación insurgente y así te lo ofrece la Venezuela Bolivariana como reconocimiento a la jerarquía de tu personalidad irradiante, labrada a pura fuerza de poesía, de juventud y de rebeldía social".
El 2 de mayo de 2006 se inauguró un mural en homenaje a Valera Mora, en el bulevar de Sabana Grande. Allí estuvo el poeta y fotógrafo Enrique Hernández D'Jesús, quien celebró la genialidad de la pluma del poeta para relatar la historia que protagonizó.
"Como buen poeta y amigo del Chino Valera Mora traje este trago para celebrar realmente esta calle que lleva su nombre. Después de eso, decir la primera palabra o los primeros versos que tiene su libro Amanecí de bala que dice "hártense de poesía". Y ese podría ser como el comienzo de algo tan importante que es invitarlos a hartarse de poesía en una calle, de belleza y amor, ya que fue lo que el Chino Valera nos enseñó", dijo.
Aprovechó de narrar una anécdota que reveló el significado de su libro Amanecí de bala.
"En la nefasta Seguridad Nacional (El Chino) fue interrogado por el propio jede Pedro Estrada, quien se le presentó diciendo: Ahora quiero saber quién es Pedro Bala, éste era el seudónimo de guerra del poeta. Pero no pudo sacarle ninguna información. Muchos años después Víctor Valera Mora, el juglar de la libertad, saldaba su cuenta con Venezuela dando a su libro clave, Amanecí de bala, una propiedad heroica que lo define como todo lo que es, 'un soñador impertinente", relató.
Nacido en el estado Trujillo, el 21 de septiembre de 1935, Víctor "El Chino" Valera Mora, es considerado como uno de los poetas más influyentes y combativos de Venezuela. Sus letras se enfrentaron a las implacables tiranías que se impusieron en el país en el siglo XX.
Fue miembro del Partido Comunista y apresado durante las manifestaciones en contra de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1957. Perteneció a La Generación del 28. Fallece Caracas, 30 de abril de 1984.
Entre sus obras emblemáticas se encuentran: La canción del soldado justo(1961), Amanecí de bala (1971), 70 Poemas stalinistas (1979) y Del ridículo arte de componer poesía (póstumo 1979 – 1984).
Christian Gutiérrez Velasco AVN 20/10/2012
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