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jueves, septiembre 27, 2012

La otra campaña de la derecha: el ataque al árbitro electoral


Caracas, 27 Sep. AVN.- La insistencia en descalificar al Consejo Nacional Electoral (CNE) y sus representantes ha sido el rasgo más notorio de la derecha venezolana en los distintos comicios realizados en años recientes, estrategia que apunta a generar desconfianza en el árbitro, sobre todo cuando las condiciones no son favorables para los actores políticos de la oposición.
Desde 2004, cuando se realizó un inédito proceso de referéndum revocatorio, establecido en la Constitución de 1999, la oposición comenzó a  difundir fuertes criticas contra el ente electoral que abarcaron desde el proceso de recolección de firmas necesario para convocar a referéndum, hasta la emisión misma de los resultados.
La primera de estas críticas fue denunciar retardo en los lapsos establecidos para la verificación de las firmas, demora que nunca ocurrió debido a que el proceso continuó normalmente; luego señalaron al gobierno nacional por supuestamente obstaculizar la presencia de observadores internacionales, sin embargo, tanto el Centro Carter como la Organización de Estados Americanos (OEA) presenciaron las etapas del sufragio.
Aúnque los representantes de tales organismos confirmaran la realización de un proceso limpio "y de gran actitud cívica y democrática", la derecha se decantó por desprestigiar a los observadores por quienes tanto clamaron.
"Lo que sí no difundirán ni la OEA ni el Centro Carter serán las irregularidades de cierta gravedad que pudieren detectar hoy durante la votación", refería El Nacional en una nota informativa aparecida en la página A-6 el día antes de los comicios.
Una vez conocidos los resultados, donde un 58,25% de los sufragios fueron a favor del No (4.991.483 votos), para ratificar al presidente Hugo Chávez en su cargo, y la opción del Sí alcanzó el 41,74% de las boletas (3.576.517 votos),la oposición salió en bandada a cantar fraude.
El dirigente de Primero Justicia (PJ), Julio Borges, declaró "Vamos a seguir peleando, el juego no ha terminado, hay formas de verificar que el Sí ganó por un amplio margen".
Por su parte, el alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz comentó: "hubo muchos indicios de fraude durante y antes del proceso; aparte de eso están las encuestas que se hicieron durante el proceso electoral, la apatía por parte del oficialismo, donde ellos mismos en sus caras evidenciaban la derrota".
Y la reacción más recordada, la del dirigente de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, quien declaró a los medios el 16 de agosto de 2004, "estamos en la obligación de defender el voto de la gente y rechazamos los resultados ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral".
Sobre esto, el diario El Nacional relató: "Indicó (Ramos) que el día de hoy se dedicarán a recabar los elementos probatorios para comprobar 'ante Venezuela y el mundo el gigantesco fraude' y mañana formularán las denuncias concretas". Pasaron ocho años, y Ramos no presentó las pruebas.
Años después, en 2011, como parte de la estrategia general de crear en la población un clima de duda en la institución electoral venezolana, personeros como el ex rector del CNE durante el referendum de 2004, Ezequiel Zamora, se refirió al ente como un organismo en el que no se puede confiar.
Zamora dijo en una entrevista publicada por El Nacional en abril de ese año, que las denuncias de fraude de la oposición tuvieron fundamento basadas en el trabajo de "técnicos y expertos" que demostraron una "bidireccionalidad" en las máquinas y "algo completamente anormal".
Recientemente, el ex rector del CNE sembró nuevas dudas sobre el árbitro electoral, al afirmar en una entrevista ofrecida el 10 de septiembre a Televen que " nunca hemos debido llegar a estas elecciones con un sistema electoral nuevo como es ese SAI (Sistema Automatizado Integrado)".
"Fue diseñado para intimidar y atemorizar a los electores que son empleados públicos", sostuvo, atendiendo a la línea táctica opositora que consiste en debilitar al CNE por la vía de su capacidad técnica y supuesta supeditación al gobierno nacional.
El autogol de 2005
En su afán de descalificar al Poder Electoral y las instituciones del Estado, la oposición decidió no presentarse a las elecciones legislativas de 2005. Alegaron que el árbitro electoral no garantizaba la transparencia, ni el voto del pueblo. Canción conocida.
Como resultado, la oposición quedó sin representación parlamentaria hasta 2010, donde decidieron – sin obviar sus argumentos anteriores- participar de las elecciones al Poder Legislativo.
La entonces representante de la organización Súmate, y hoy diputada de la AN, María Corina Machado, fue una de las principales voceras de la oposición para atacar al CNE en aquel momento.
De hecho, lo admitió durante su participación en el programa De Frente, transmitido por Venezolana de Televisión en 2010, previo a las parlamentarias de ese año, en las que resultó electa diputada.
"En el 2005 ataqué al CNE y lo continuaré haciendo porque este órgano ha demostrado tener una parcialidad con el gobierno... Una cosa es la desconfianza en el administrador electoral y otra cosa es la confianza en el voto de los ciudadanos", dijo Machado.
"En el pasado hubo resultados de elecciones que fueron alteradas. Hoy el CNE no permite observadores internacionales, ni realizar auditorías", sostuvo Machado, quien luego aceptaría con una sonrisa su curul en la Asamblea, avalado por los resultados emitidos por el CNE; al igual que otros 66 diputados opositores que consiguieron su cupo en la AN.
Luego de conocerse los resultados de las parlamentarias de 2010, voceros como el gobernador del Zulia, Pablo Pérez, los celebraron, no sin antes dejar en claro que "Resultamos victoriosos en unos comicios a los que asistimos con unas reglas de juego adversas del sistema electoral vigente".
Se vislumbraba una nueva arista en las arremetidas contra el CNE: los resultados son válidos sólo cuando favorezcan a la oposición. Sólo en ese caso son el resultado del respeto del árbitro a la "voluntad popular".
La "voluntad popular"
Según los cánones de la derecha, el concepto de voluntad popular, es la expresión del deseo de un grupo, generalmente denominado "sociedad civil", quienes merecen que su visión del mundo se imponga sobre las mayorías.
Esa es la "voluntad popular" que respetarán, tal y como lo han dicho sus representantes en un sin fin de ocasiones.
También esta voluntad difusa y restringida es la que plantean aceptar en lugar de los resultados oficiales que anuncie el CNE el próximo 7 de octubre.
Al respecto, el sociólogo Reinaldo Iturriza dijo a la Agencia Venezolana de Noticias, que "se trata de sembrar la idea de que el CNE forma parte de la institucionalidad de un Estado 'controlado' por la figura de Chávez. Eso crea todas las posibilidades para que ellos digan que se desconoció la voluntad popular".
Para Iturriza, este plan de apegarse solamente a la "voluntad popular" les permitirá renovar la moral de sus seguidores en caso de perder las elecciones y asimismo, les serviría para agitarles en el supuesto de que pierdan por un margen pequeño.
Recientemente, el jefe del Comando Carabobo, Jorge Rodríguez, denunció un presunto "Plan de acción rápida", que aplicaría la maquinaria opositora con el fin de autoproclamarse victoriosos en los comicios para imponer un reconocimiento de los resultados por parte del CNE y el gobierno nacional.
Dicho plan establece un despliegue con seis etapas para "salvaguardar" la integridad del proceso electoral, de las cuales la última consiste en la "celebración y defensa del voto", en "lugares clave", como sedes de gobierno local y regional, vías expresas y avenidas principales, medios de comunicación, puertos, aeropuertos y putos civiles estratégicos.
 Desconocimiento al CNE
En un accionar que evidencia tácticas aparentemente contradictorias y desordenadas de debilitamiento del CNE ante la opinión pública nacional e internacional, lo cierto es que estas tácticas están bien definidas y llevan al mismo fin.
Está la línea que cuestiona la independencia del Poder Electoral del Poder Ejecutivo (acusaciones de ventajismo, dependencia de los lineamientos del gobierno); la línea que apunta a crear dudas acerca del sistema electoral y su transparencia; y aquella que deslegitima al CNE desde el punto de vista técnico (máquinas, sistema de transmisión).
Bajo dichas líneas se prepara la estrategia de cantar fraude sobre la base de minar la confianza del electorado en el árbitro.
Voceros del chavismo, han denunciado estas tácticas, y las califican como "medidas desesperadas" ante la evidencia de que este sector político cuenta con la mayor preferencia del electorado venezolano, y especialmente, ante la fuerza política y la estrecha relación con el pueblo que posee el presidente Hugo Chávez.
"El ataque al CNE y el desconocimiento de los resultados están vinculados. Ellos (la oposición) siempre han dicho que van a salir con las pruebas de fraudes electorales, pero nunca vemos nada concreto", señaló Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), en el programa José Vicente Hoy del 17 de junio.
El mismo Chávez, ha solicitado el respeto para el árbitro y, a diferencia de su contendor Henrique Capriles, se ha comprometido a acatar los resultados del CNE.
"Es importante insistir en el respeto al árbitro electoral, la contrarrevolución sigue atacando al CNE, inventan que si esto, que si aquello, que no hay garantía. Eso forma parte de una estrategia desestabilizadora", alertó en mayo, durante un contacto telefónico con una rueda de prensa del Psuv, transmitida en televisión nacional.
Durante la inscripción de su candidatura el 11 de junio, Chávez afirmó: "Me comprometo a apoyar todas las acciones del árbitro electoral y a reconocer ante Venezuela y el mundo los resultados de las elecciones presidenciales del 7 de octubre".
Capriles, por su parte, jamás ha dicho que aceptará los resultados, y se negó incluso a firmar un acuerdo de respeto a las normas del árbitro, firmado por el candidato Chávez de puño y letra, en el cual los candidatos se comprometen a cumplir con el reglamento electoral, en un clima de paz y respeto.
Otros referentes opositores, han seguido ese camino de evasión de responsabilidades, como el dirigente de Voluntad popular, Leopoldo López, quien un día después del simulacro de votación, efectuado por el CNE el pasado 2 de septiembre,"evaluó" al ente comicial y afirmó: "técnicamente el voto es secreto, reconocemos que hay mejoras en el proceso, no hay mayor problema con las 'capta-huellas'; pero como árbitro no esta cumpliendo con su misión".
El pasado miércoles 26, luego de la reunión del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el secretario de la llamada Mesa de la Unidad Democrática, Ramón Guillermo Aveledo, dijo a los medios que desde la oposición, "esperamos que el CNE dé resultados tan pronto los tenga; y que ese resultado sea confiable".
También comentó que la oposición tendrá sus "propios sistemas" que serán utilizados durante la jornada. "Estaremos nosotros preparados para recibir esos resultados, y tendremos nuestros propios sistemas para saber qué ha pasado".
El Poder Electoral reside en el pueblo
A pesar de los constantes ataques que fluyen incluso desde el interior del órgano, con voces como la del rector Vicente Díaz, el CNE realiza su trabajo en atención a la Constitución y las leyes, como lo expresó la titular del árbitro nacional, Tibisay Lucena.
"La manera como este Poder Electoral decide y actúa, es apegada siempre a la Constitución y las leyes, no hay parcialidad posible, hay independencia, porque eso es lo que buscan la Constitución y las leyes, buscan la democracia", expresó Lucena a los medios el pasado 2 de septiembre, día del simulacro de votación.
"La garantía del voto es el Poder Electoral", precisó la rectora, quien en varias oportunidades ha expresado que la mayor prueba de la confianza en el árbitros reside en la ciudadanía y su participación en los procesos electorales y actividades relacionadas, como simulacros, inscripción de huellas y registro electoral permanente.
"Esa participación es lo mejor", dijo Lucena, para desmentir aquellas voces que han atacado sistemáticamente al CNE, buscando mermar la credibilidad de dicha institución ante el país y el mundo.

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