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lunes, septiembre 03, 2012

El fascismo perdió al apostar a la muerte en tragedia de Amuay


Caracas, Sep. 3 AVN (Especial).- El odio visceral y el desprecio por la vida, componentes  de la miseria humana que corroe al fascismo, se  desbordaron una vez más contra la Revolución Bolivariana al tratar de sacar provecho político-electoral de un siniestro.
Pero, fracasó al hacer uso de una de sus armas favoritas: el rumor envenado, irrespetando el dolor de un pueblo golpeado por la estela de   muerte y destrucción dejada por la tragedia ocurrida el 25 de agosto en la refinería de Amuay.

Aún no se habían apagado las llamas, ni desvanecido las  columnas de humo que dejó la explosión provocada por la nube de gas escapada de uno de los tanques del gigantesco campo de almacenamiento de combustible de la instalación, cuando el fascismo dio inicio a una sistemática campaña de desprestigio contra Pdvsa y el gobierno, esparciendo  la ponzoña  venenosa del  rumor a los cuatro vientos.

Aseguraban sus voceros, sin conocerse aún los resultados de la investigación iniciada para conocer las causas del siniestro, que la misma se debió a la falta de mantenimiento.
Ocultan el hecho cierto, de que Pdvsa ha invertido en los últimos tres años seis mil millones de dólares, (US$6.000.000.000) para mantener en las mas óptimas condiciones operacionales esas instalaciones incluyendo la seguridad en todas y cada una de sus áreas.

Los primeros en propagarlo, criminal e irresponsablemente, sin la más leve sospecha de su origen ni la más leve prueba de la causa de la explosión, fueron los sesudos expertos en materia petrolera y de seguridad industrial. “Todo se debió a la falta de un mantenimiento adecuado”, dijeron unos, mientras otros la atribuyeron a “la incapacidad de quienes están a cargo de los sistemas de prevención y seguridad de las instalaciones.”

No es de esperarse una opinión distinta a la expresada por  esos expertos.  Y es que  son parte de esa legión de  profesionales y técnicos de la antigua PDVSA,  que, confundidos y engañados por los conspiradores  y golpistas, se sumaron al sabotaje petrolero y al boicot  del transporte de aire, mar y tierra con que pretendieron en 2002 destruir al gobierno revolucionario del comandante y presidente Hugo Chávez.

Se les hizo creer que eran “indispensables” e “irreemplazables”;  que PDVSA no podría operar, ni mucho menos subsistir sin ellos. Y manipulados y envalentonados por halagos que recibieron, se lanzaron a la demencial aventura saboteadora que paralizó parcialmente al país y dejó sin Navidad a los niños venezolanos.
Sordos a los consejos, apostaron al golpe en marcha y perdieron su futuro, y obnubilados por la frustración siguen transitando por la tortuosa ruta del golpismo.

Pero ellos son solo unos peones, como lo son esos alfiles de los partidos; los de la oligarquía criolla y los de la jerarquía eclesiástica, manejados por sus amos de Washington como marionetas sobre el tablero de un perverso juego.
A ellos se suma la prensa mercenaria, cuyo aporte a la causa de la conspiración contra el  pacífico e inédito proceso que lidera Chávez, se ha convertido en la más nefasta y funesta herramienta del proyecto conspirativo.
 
En sus trasnochados cálculos, producto de los malos deseos que albergan contra la industria que logró recuperarse rápidamente  del sabotaje que le aplicaron a sus instalaciones y sistemas antes de ser despedidos hace diez años, algunos de ellos aseguraban que tendrían que pasar semanas, otros, hasta meses para poder poner de nuevo en marcha la refinería siniestrada.

“Escaseará la gasolina en el país, provocando el descontento popular”; “los buques petroleros  harán “cola” durante  semanas  en la bahía de Amuay al no poder llenar sus tanques ante la falta de combustible”;  “Pdvsa registrará millonarias pérdidas económicas por la falta de producción de energéticos”, fueron algunos de los vaticinios que hacían y que los diarios mercenarios publicaban y magnificaban.

Son esas especulaciones agoreras, expresiones propias de esos “Profetas del Desastre” que vislumbran el caos y la ruina para su propio país, pues se han convertido en apátridas, indiferentes al mal que le desean a la tierra que los vio nacer, porque ahora sirven a un amo que como “el Diablo, paga mal a quien le sirve”, porque, “no tiene amigos, sino intereses”, como lo afirmó hace años el secretario de Estado yanqui, John Foster Dulles.

E insistían tozudamente en sus afirmaciones, a sabiendas  de que lo que decían era una mentira, falacia que se derrumbó estruendosamente junto con sus agoreros cálculos cuando, tal como lo había anunciado Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de Pdvsa  la refinería reanudó el viernes sus operaciones al cumplirse seis días de ocurrido el siniestro.

“Amuay, anunció Ramirez este sábado 1º de septiembre, presenta una producción de 170.000 barriles diarios tras el arranque seguro de la planta afectada por una explosión el pasado sábado en el área de almacenamiento”, informó Ramírez al destacar el exitoso arranque de la planta 2.
Para hoy sábado por la noche, -agregó- se prevé  iniciar el arranque de la planta 4, con una carga de 80.000 barriles de crudo diario, y hacia final del día debemos estar con un procesamiento de 250.000 barriles por día.”

El exitoso proceso se dio una vez  extinguidas las llamas que aún ardían en los  tanques afectados por la explosión sabatina, gracias a la valiente y heroica acción de los bomberos y trabajadores que arriesgaron sus vidas día y noche hasta sofocar el incendio. Son parte de esa legión de héroes anónimos que contribuyeron con su labor a evitar mayor pérdida de vidas y daños materiales en la gigantesca instalación.

Así han quedado  al descubierto otra de  las siniestras campañas que en el marco de la   conjura desestabilizadora global adelanta la oposición golpista.
Esta vez utilizaron a los ex empleados de Pdvsa cuyas mentiras fueron magnificadas por los medios asalariados del Imperio que, indiferentes ante la tragedia, la muerte y el dolor del pueblo, atizaron con sus morbosos titulares el sufrimiento.

Porque, implacables, la prensa escrita y los medios audiovisuales  nacionales e internacionales gendarmes del Imperio, ejecutaron, como músicos de una siniestra orquesta, la satánica sinfonía del rumor y la mentira en su condición de  miembros de la dictadura mediática y de  la Guerra de Cuarta Generación, que en vez de soldados utiliza periodistas que manipulan y distorsionan la verdad.
 
Entre los ejemplos más  tristes de ese pobre y miserable comportamiento, cabe destacar la mancheta de un conocido diario capitalino al día siguiente de la explosión. Fue una prueba evidente del declive ético y moral que registra hoy esa trinchera de la verdad,  justicia y libertad que en el pasado fue ese periódico bajo la dirección de destacados hombres de letra y periodistas, hoy en manos de aventureros y mercaderes de la información.

“Amuay, una tragedia anunciada”, se lee en el tradicional recuadro de opinión del diario, referido al siniestro ocurrido en la madrugada del sábado en la refinería de Amuay.
Solo el odio, sentimiento incontrolable de aversión y rechazo al proceso libertario, fue capaz de redactar ese mensaje tan ignominioso. Lo único que  logró fue evidenciar su aporte como cómplice de la campaña  desestabilizadora que el golpismo adelanta contra la Revolución Bolivariana.

La mancheta  forma parte del mensaje global transmitido por el coro  de voces que a los cuatro vientos vienen  entonando desde hace tiempo los medios asalariados del Imperio, junto con la oligarquía criolla y esos cadáveres insepultos que son los partidos políticos y dirigentes sindicales de la extinta Cuarta República.  Son un Canto de Sirena que el pueblo venezolano, como Ulíses amarrado al mástil de su nave, no presta oídos a sus falacias.

Porque ese pueblo no es el mismo de antes, que fue engañado por falsas promesas que  le hacían, ya que ha adquirido la conciencia política y social de la que antes carecía.
Sabe que si lo hace de nuevo, se estrellará otra vez contra rocas de miseria, hambre, pobreza, ignorancia, enfermedad y demás plagas sociales en que lo sumieron esos mercaderes apátridas que hace 13 años fueron desalojados del templo de la mentira por Chávez  y el proceso revolucionario que lidera.

Y no son únicamente los medios privados venezolanos los que lanzan los dardos envenenados de la intriga conspirativa contra el comandante y la Revolución Bolivariana. A ellos se le han unido el resto de los que conforman la dictadura mediáticas mundial que atenta contra la soberanía y dignidad de otros pueblos y gobernantes  que, como Venezuela y Chávez se niegan a ser vasallos del Imperio.

Entre los poderosos agentes  mediáticos internacionales  lanzados contra el proceso revolucionario y su líder, figuran diarios y medios audiovisuales de EEUU, Gran Bretaña España y una televisora colombiana identificada por cuatro letras y dos números. Es una edición ampliada y mejorada de CNN y Globovisión, constituida en vocero oficial del Imperio y   de ese otro peón imperial que es el ex presidente Álvaro Uribe; ese apátrida y traidor que entregó la dignidad y soberanía de Colombia a los EEUU.

Pero, la campaña desestabilizadora que ha emprendido ese medio audiovisual está condenada al fracaso, al igual que acciones que por su cuenta hoy adelanta Uribe Vélez, convertido hoy en aliado de la MUD  y en golpista itinerante, que trata de borrar su pasado de narcotraficante que exhibe un amplio historial  bajo la ficha 84 de la Agencia de Inteligencia del Pentágono.

Y es que Uribe sabe que tiene un pie en la cárcel tras conocerse que su asesor de seguridad y hombre de confianza, el general Mauricio Santoyo, confesó haber apoyado a los sanguinarios paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia que hicieron de Colombia un gigantes cementerio de fosas comunes. Y el cerco de la justicia se estrecha cada vez más contra el ex mandatario, ya que sin su conocimiento su subalterno no habría podido actuar como lo hizo.

Además Uribe, siendo gobernador de Antioquia, promovió la in corporación a las AUC, de la organización de vigilancia y defensa campesina CONVIVIR,   dotada de armamento de exclusivo uso del ejército colombiano para combatir a la guerrilla. Ello hizo que la organización paramilitar aumentara el número de sus efectivos  y su devastador poder de fuego.

Y a pesar de que Uribe ya no es presidente, quedó casi intacta la infraestructura criminal y belicista que construyó a lo largo de los ocho años de su mandato, esta vez para conspirar como  agente de Washington contra la Revolución venezolana y su líder. Cuenta con lo que queda de su clan de corruptos funcionarios, los que se han salvado de la cárcel y de la extradición a EEUU, así como de ese medio asalariado del Imperio, uno de sus más poderosos aliados.

De las 24 horas de transmisión que la televisora realiza, más de la mitad de sus espacios noticiosos y de opinión está dirigidos a atacar de la  forma más violenta e implacable al proceso revolucionario y a su líder, el Presidente Chávez. No desperdicia ninguna oportunidad para tratar de presentarlo como “tirano”, “dictador” y “asesino”, haciendo el papel de caja de resonancia de la oposición golpista venezolana y de vocero a tiempo completo de Washington.


Y este domingo, no fue la excepción, cuando su enviada especial, entrevistó al mandatario venezolano cuando éste llegó al sitio del siniestro para conocer in situ todos los pormenores de la tragedia y condecorar “post Morten”  a los militares que perecieron en la misma y orar por el descanso eterno de sus almas, entre otras  actividades efectuadas durante su visita.

La comunicadora social, trató, con una pregunta mal intencionada, de hacer caer en una trampa a Chávez.  Pero el mandatario, siempre alerta ante a esas “emboscadas” que acostumbran tenderle algunos corresponsales extranjeros pro yanquis, no cayó en la celada, respondiéndole como suele hacerlo en esos casos, con una lección magistral de ética periodística que jamás olvidará la joven.

Además de ese lamentable hecho, protagonizado por su colega, un narrador de la televisora colombiana ya había cumplido su parte de la misión encomendada por la dirección del espacio informativo,  cuando al mostrar una toma del lugar del siniestro, dijo que eso era “lo poco que quedó de la refinería después de la explosión.”

Pretendía hacerle creer al mundo que la refinería afectada por el siniestro, había quedado en total ruina, obviando el hecho de  que el sitio afectado por la explosión, es apenas un mínimo espacio del  que ocupa la refinería, una de las más grandes instalaciones de su tipo en el mundo.

Con sus palabras, reafirmó lo que todo el mundo sabe, que se trata de una campaña desestabilizadora, diseñada, financiada y dirigida desde Washington en la que se utilizan todos los medios para frenar la marcha de un proceso integrador y libertario que se extiende como incendio incontenible por toda América Latina y el Caribe bajo el liderazgo del comandante y presidente Chávez.

Se trata de una revolución cuyo ejemplo han seguido un grupo de pueblos y gobernantes progresistas y revolucionarios que como él, están cambiando el mapa político, económico y social de la región.
Se trata del rescate sueño unionista de Bolívar, destruido por el  naciente imperio yanqui, y la oligarquía, junto con un grupo de traidores colaboradores suyos  en macabra alianza con caudillos militares.

Y, ante el temor de perder lo que resta de su “patio trasero”, como EEUU llama a la Gran Patria Latinoamericana y Caribeña, los gobernantes imperiales, junto con sus secuaces han desencadenado esa ofensiva desestabilizadora cuyo objetivo es la destrucción de la Revolución Bolivariana y de su líder, Hugo Chávez Frías.

Saben que de lograr su propósito, caerá bajo el “efecto dominó” todo el andamiaje del proceso integracionista regional  conformado por el ALBA, UNASUR, CELAC Mercosur y demás mecanismos de integración que con tanto esfuerzo y sacrificios se construyeron bajo el liderazgo de Chávez, Fidel y demás gobernantes progresistas y revolucionarios de la región.
 
Pero no pasarán, ya que la historia no repetirá esa época ya superada de  esclavitud,  colonialismo y neocolonialismo que a lo largo de medio milenio asolaron a la Gran Patria, y mucho menos lo hará  el Capitalismo y su modelo neoliberal que rigen hoy en un Imperio en vías de extinción. Y es que, ni con toda la fuerza que aportan a favor de esa conjura  los  medios, oligarquías y demás  mercenarios a su servicio, podrán destruir a la Revolución Bolivariana.

Porque el proceso ni su líder ni el pueblo venezolano  está solos, ya que los acompañan en su lucha y en la defensa que hace de sus metas, que son las mismas, el resto del  pueblo latinoamericano y caribeño, que es  uno solo. Y está dispuesto a derrotar cualquier nuevo intento desestabilizador, o aventura golpista venga de donde venga, porque quedó  grabado para siempre en su memoria, el mensaje de unidad que le dejó Bolívar, y que hoy ha rescatado Chávez.   

 

 
 
Hernán Mena Cifuentes AVN 03/09/2012

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