Caracas, 12 Mar. AVN.- En el informe de Latinobarómetro 2011, se destaca el artículo aparecido en The Economist el 28 de Octubre de 2011 y titulado "El descontento del progreso" , el título de este artículo hace alusión al descontento con el "progreso", palabra utilizada por todos los neoliberales fondomonetaristas que viene a significar para la realidad de nuestros países, la imposición de un modelo de sociedad en el que crece la economía, crece la riqueza pero solo para beneficio de unos pocos. La idea del progreso está incrustado en los moldes neoliberales y del Fondo Monetario Internacional, se traduce en pobreza y amargura para la gente, mientras para las burguesías se amasa riquezay dulzura.
Venezuela lo aprendió dolorosamente en los últimos gobiernos adecos y copeyanos, cuando las multitudes se empobrecieron aceleradamente y la oligarquía se enriqueció descaradamente. Las élites exportaban su dinero a los bancos de los países desarrollados, mientras el pueblo, solo encontró la sangrienta represión y los intentos de privatizarlo todo.
Pero todo ha cambiado en Venezuela, pues su modelo no ha sido el falso "progreso", sino, una sustantiva revolución desde abajo. El Latinobarómetro 2011, da cuenta de esta nueva realidad en la percepción de los venezolanos, percepción que al compararla con la mayoría de los países Latinoamericanos nos muestra una Venezuela muy distante de la generación neoliberal que aún es hegemónica en muchos de los países de América Latina.
En relación a la justicia en la distribución de la riqueza, Venezuela ocupa el tercer lugar entre 18 países de América Latina. Se ubica en primer lugar Ecuador, segundo Panamá y tercero Venezuela, llama la atención que países como México, Brazil, Chile y Colombia, destacados por la "gran" prensa económica como los modelos a imitar, como los países que más "crecen" y presentan mayor "progreso", se ubiquen en los últimos lugares en relación a la justa distribución de la riqueza.
En relación a lo anterior, es pertinente recordar las palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando afirmó en el libro de los Abrazos "¿Dónde se cobra el Ingreso per Cápita?". En Chile, por ejemplo, el ingreso percápita es de 15.331 dólares al año; sin embargo, en la realidad de un trabajador Chileno, solo se perciben anualmente entre 3000 y 6000 dólares. Los indicadores propios de la ideología del progreso y el crecimiento disfrazan la inequitativa distribución de la riqueza, las manos de la burguesía reciben cada vez más, las del pueblo menos, esto a la par que se suavizan las cargas fiscales para los poderosos o se privatizan estructuras como la seguridad social y las políticas sociales, verdaderos instrumentos para realizar y evaluar la redistribución de la riqueza.
Otro dato importante registrado en el Latinobarómetro 2011, es el tercer lugar que ocupa Venezuela, en relación a como la democracia garantiza la justa distribución de la riqueza. En primer lugar aparece Ecuador, en Segundo Nicaragua y en tercer lugar Venezuela. De nuevo Chile, Brazil, México y Colombia ocupan los últimos lugares.
Esta percepción de la ciudadanía es coherente con los cambios tangibles en la realidad venezolana, donde la revolución ha comenzado una ruta sostenida de abatimiento de la pobreza y reducción de la desigualdad social, así lo han reconocido diversos organismo internacionales como la ONU, la Unesco, la Cepal, entre otras. Mientras el discurso del progreso y el crecimiento fueron hegemónicos en los gobiernos neoliberales de la década del 80 y 90, la pobreza llegó a ubicarse en 70.8%, mientras que la revolución bolivariana logró disminuirla en 62,%, al llevarla a 26.8% para el año 2010.
Una democracia que garantiza la justa distribución de la riqueza es una democracia real, no formal. Recordemos que el libreto burgués desplegado desde la revolución Francesa, hizo eco de las consignas de libertad, igualdad y fraternidad, promesas todas incumplidas por una burguesía que se abrazó con regímenes totalitarios y sanguinarios para preservar sus privilegios; pero mucho más incumplidas las promesas en el plano de la igualdad.
El manifiesto por la igualdad fue eliminado de la concepción liberal burguesa de la democracia, así como fue eliminado ese magnífico revolucionario llamado Gracus Bafeauf, el cual desde los albores de la Revolución Francesa, reclamó la igualdad real, no sólo la formal escrita en protocolos de papel, en su manifiesto afirmó:
"¿Qué queremos, además? La igualdad de derechos.
Queremos no solamente la igualdad transcrita en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la queremos en medio de nosotros, bajo el techo de nuestras casas. Consentimos a todo para ella, a hacer tabla rasa para atenernos a ella sola. (Manifiesto de los Iguales 1796).
Estos valores de democracia con el apellido de igualdad, pregonados por Bafeauf, están presentes hoy en las mentalidades y representaciones colectivas de los pueblos latinoamericanos y en particular del venezolano. El libreto neoliberal que habita en los países del acuerdo pacífico de nuestra América (México, Colombia, Perú, Chile) y que pretende regresar a Venezuela con la fraudulenta frase de "progreso", es desenmascarado por los pueblos Latinoamericanos. Esto se evidencia con claridad en la pobre calificación alcanzada por estos países en conjunto con el Latinobarómetro 2011.
Esta fórmula neoliberal resulta tras la apuesta del progreso, ya se hizo presente en la Venezuela de finales de la década de los ochenta, con su ya conocido efecto sobre vastos sectores populares que llevo al caracazo de Febrero de 1989.
Hoy tratan nuevamente de engañar al pueblo venezolano con la misma frase los mismos intereses económicos detrás y un cambio de rostro; pero con un pueblo que ha hecho de la participación real una herramienta de profundas transformaciones sociales.
Estará dispuesto el pueblo de la Venezuela bolivariana de comienzos del siglo XXI a ceder el poder que hoy maneja, a las grandes mayorías agroindustriales.
¿Estará dispuesto este pueblo a entregar su poder actual a Polar y las empresas del Grupo Capriles García?
¿Se impondrá la generación consciente o la generación boba?
Que triunfe la conciencia.
Jesse Chacón AVN
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