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martes, junio 22, 2010

OMAR CRUZ POR MI HUMOR NEGRO Y SOCIAL ME CONSIDERARON UN SUBVERSIVO EN LA IV REPUBLICA

Prepara una exposición denominada Bolívar vive

La Voz De San Joaquin/ Fuente: WEB
El caricaturista continúa pintando y dibujando para expresar su amor por El Libertador así como su preocupación por los problemas sociales de Venezuela

“Me llevaré El Ranchito a la tumba”
El Libertador es casi una obsesión para el artista plástico Omar Cruz, quien prepara el montaje de su exposición Bolívar vive, en la Casa José Martí. La muestra que se inaugura el 02 de julio, reúne 42 piezas sobre el padre de la patria y algunos personajes que el dibujante ha creado a lo largo de su carrera. Una de las obras más llamativas, es precisamente de su arte gráfico inspirado en el retrato que hiciera el peruano José Gil de Castro, y que el prócer mencionó en un documento como el más “semejante” a él, asegura.
“Con ese cuadro hice mi foto hiperrealista. Es un híbrido de foto con textura de piel, lo más semejante a un rostro en carne y hueso” de Bolívar, dijo el artista.
A sus 48 años, Omar Cruz es más conocido por su historieta El Patriota, y las caricaturas de El Ranchito, cargadas de denuncia social y publicadas en El Camaleón (1989-2003), un suplemento de humor que salía encartado en El Nacional.
Aunque ha pasado varios meses desempleado, el caricaturista considera que el tiempo ha sido beneficioso, porque le ha permitido retomar el pincel que da vida a la exposición.
-¿Se quedó con el lápiz y el papel o abordó las herramientas que ofrece la tecnología?
-Desde que tengo uso de razón, ando dibujando, pintando. Eso me traía problemas en la escuela, porque me ponía a pintar murales en vez de estar estudiando. Desde pequeño he pintado e interesado por todas las técnicas. Estudio a los pintores, los dibujantes y es por eso que en la exposición trato de mostrar todas esas técnicas. El óleo, pastel, carboncillo, bolígrafo, lápiz e incluso las herramientas de la computadora.
-¿El Patriota, es su alter ego?
-Es una creación que puede contar lo difícil que es salir a la luz pública. Es una creación de 1992 o 1993. Sus primeros trazos fueron con liquiliqui. Cuando Chávez salió de la cárcel con liquiliqui lo vincularon a ese personaje, eso fue determinante para que no se publicara. Cuando trabajé en el Correo del Presidente, el Mandatario pidió que lo publicáramos allí. Anunciamos el encartado y fue un bombardeo bárbaro de la oposición y otros a lo interno. Me decepcioné mucho, quería irme, hablé con el Presidente y me facilitó un viaje a Nueva York por dos años.
-¿Qué hizo en Nueva York?
Estudié historieta. Ahí es donde El Patriota recibió una transformación total, con el estilo clásico del comic norteamericano pero netamente venezolano por el diálogo, la escenografía, los personajes. Lo perfeccioné pero ninguna empresa grande lo tomó. El Patriota lamentablemente está engavetado y tengo la esperanza de que algún día salga.
- No me ha contestado ¿El Patriota es usted?
-Somos todos, pero sí, tiene mucho de mí, de ti, de la fantasía. Es un personaje de historieta con el que aprovecho para decir cosas mías, las que hacen falta ayudar al país, como no tirar la basura a la calle o que encarcelen a los corruptos.
-¿Será por eso que El Patriota incomoda?
-Sí, porque lucha contra la corrupción organizada, más que contra la delincuencia.
- ¿Cómo dibujaría en este momento El Ranchito?
-Lo pintaría igual, sigue vivo, es una esperanza. El Ranchito no va a cambiar. Como los niños barrigones y descalzos que sigo pintando, porque es una realidad nacional y mundial. El Ranchito no cambia, me lo llevo a la tumba, porque fue el dibujo que me hizo que lo soy, Omar Ranchito Cruz.
-Falleció recientemente Manuel Graterol “Graterolacho”. ¿Murió con él un capítulo de las caricaturas en Venezuela?
Totalmente. Su muerte me pegó mucho, fue mi padre artístico. Lo conocí cuando vivía en el barrio, trabajaba en una agencia de publicidad que era de él, me descubrió, le gustaron mis trazos. Tenía un proyecto que se llamaba el Sapo rabuo, que luego se convirtió en El Camaleón. Me pidió que le dibujara un personaje y ahí nació ese Camaleón, lo presentamos a El Nacional y pegó. Ahí continuamos trabajando juntos. Se preocupó mucho por mí, para que me mudara del barrio (Los Erasos) y lo logré aunque siempre regreso. Sigo siendo el mismo que firmaba con la bandera en aquellos momentos tan difíciles de Venezuela. Hasta me allanaron la casa, en los (segundos) gobiernos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez. Era considerado un subversivo y mi trabajo fue muchas veces censurado por El Nacional y el mismo Graterolacho. Mi humor era muy negro y se orientaba a lo social.
-¿Es posible que haya en Venezuela una industria del comic y la animación?
-Estoy en este trabajo desde hace muchos años y nos ha costado bastante. Incluso en una cadena presidencial, Hugo Chávez me pidió a mí personalmente que hiciera la vida de (Simón) Bolívar en comiquitas, eso era en 2007 cuando se iba a lanzar TVES.
Ahí comenzamos a planificar como sería un dibujo animado del Libertador, ya teníamos algo adelantado. Lo hemos presentado en varios lugares pero no ha la receptividad que merece. Aquí hay talento suficiente para hacer un largometraje sin envidiarle a Disney o Pixar. Mucho de este talento lamentablemente se ha ido del país y se encuentran trabajando en empresas grandes de animación. Pero ha sido muy difícil, porque la gente no tiene conciencia de la animación o de algo tan simple como la historieta.
T/ Várvara Rangel HillF/ Héctor Lozano

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