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viernes, enero 03, 2025


Su precio, calidad y masiva presencia en los anaqueles de supermercados y abastos logran competir con la de más tradición y más años en Venezuela

El mercado de harina de maíz en Venezuela cambió. La marca que lideró el consumo de este producto por más de sesenta años dejó de dar la pauta en el país.

En su lugar, un grupo de nuevas empresas de harina de maíz con escasos años en el país, que hasta hace pocos meses solo eran repartidas en las bolsas Clap, como Kaly, y otras que comenzaron a producir este alimento hace muy poco como Mary, compiten con las de más tradición en un escenario en el que las lealtades ya no caben en los prepuestos ni bolsillos de los venezolanos.

Lo bueno, bonito y barato es lo que se busca en Venezuela, y estas empresas apuntaron hacia ese camino, marcando la pauta en el que era uno de los mercados más difíciles de entrar y competir.
Un invento que cambió la cocina venezolana

Hasta mediados del siglo XX comer arepa en nuestro país era realmente un trabajo. Para contar con este plato en todas las casas se debía tener al menos un pequeño molino para moler el maíz y con él hacer la masa.

Un proceso un tanto complejo al que un brillante venezolano le encontró la solución: Luis Caballero Mejías, un ingeniero formado en Estados Unidos, desarrolló la fórmula de la harina de maíz que conocemos para hacer arepa, que no es más que un subproducto de este cereal procesado, que también se conoció como masa de maíz deshidratada.

Así, una vez patentado su invento ante el extinto Ministerio de Fomento el 4 de junio de 1954, saca la primera marca de harina de maíz para su comercialización, La Arepera, en cuyo empaque incluía las instrucciones de la masa y recetas para hacer arepas dulces, bollitos, entre otros platos típicos venezolanos.


La Arepera salió al mercado en 1954 y fue la primera marca de harina de maíz que se elaboró en Venezuela. Foto cortesía hija de Luis Caballero Mejías.

Pero La Arepera no logra el impacto que sí tuvo la P.A.N (Productos Alimenticios Nacionales), marca de harina de maíz que se crea a partir de la fórmula de Caballero Mejías y que se comienza a producir en la planta refinadora de maíz venezolano (Remavenca) de Empresas Polar tras obtener su patente.

Y es que a diferencia de Caballero Mejías, quien falleció cinco años después de su revolucionario invento gastronómico, Polar sí tenía las instalaciones, maquinarias y recursos para industrializar su fórmula, que saca al mercado el 10 de diciembre de 1960.

El uso de la televisión para dar a conocer su Harina P.A.N con comerciales, aunado a la ruta de distribución de su cerveza Polar que llegaba a todos los rincones del país, logran con éxito que su nuevo producto entre a todos los hogares de los venezolanos de manera inmediata.

Así, las arepas, empanadas, bollos y hallacas comenzaron a hacerse con esta harina, adquiriendo el venezolano un nuevo vocabulario. Ya no se hablaba de harina de maíz sino de Harina P.A.N, así como pasó con el Corn flakes para referirse a todos los cereales del mercado, Pepsi a los refrescos y Q-tip a los hisopos.
Nuevas marcas aparecen en el mercado

Empresas Polar tuvo la exclusividad de la producción de harina de maíz hasta 1974. En ese año se le vence la patente permitiendo a nuevas compañías entrar en un mercado que revolucionó la forma de comer arepa.

La Harina Juana, de Molinos Nacionales C.A (Monaca); Lucharepa, de Alimentos La Lucha; y Doña Emilia, de la Asociación de Productores Rurales del estado Portuguesa, comienzan a aparecer en los anaqueles de supermercados, abastos y bodegas.

Entre otras marcas también aparecen Demasa, del grupo Gruma; y Mazorca, de Molinos de Oriente.

Entre otras marcas también aparecen Demasa, del grupo Gruma; y Mazorca, de Molinos de Oriente.
No obstante, la producción de estas nuevas marcas de harinas de maíz no serían suficientes para hacer temer a la Harina P.A.N, que por los siguientes años se sigue manteniendo como la primera del país, incluso en los momentos de escasez crítica de productos de la cesta básica en Venezuela, que comenzó con la leche en polvo en diciembre de 2007.

Eduardo Samán, consultado para este trabajo, recuerda muy bien esos años en los que el gobierno de Hugo Chávez debió liderar una guerra contra la escasez de productos de primera necesidad. Dirigió el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a Bienes y Servicios (Indepabis) en 2008, y la cartera de Comercio en 2009.
En esos años le tocó enfrentar la desaparición del arroz regulado e implementó como ministro una estrategia para que el propio mercado regulara los precios y no fueran impuestos por oligopolios ni desde el propio gobierno.
La apertura de las Areperas Socialistas, cuya primera sede abrió en Parque Central, fue el comienzo de esta política económica.
Respecto a la producción de la harina de maíz, recuerda Samán que al igual que el arroz y otros alimentos del campo ésta dependía de Agroisleña, una empresa de suministros de insumos agrícolas que terminaba por imponer los precios de este producto.
Es así que con su intervención, asegura Samán, el gobierno garantizó un precio estable de la harina de maíz y, en consecuencia, su presencia en los anaqueles. En 2008 su consumo mensual era de 80 mil toneladas y Empresas Polar cubría 60 mil. “Su planta de Turmero producía dos mil toneladas diarias”, afirmó el exministro argumentando que esa cifra fue obtenida en una inspección realizada por la extinta Sada (Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícola).
Sin embargo, pese a esa medida que estuvo acompañada de su estrategia de regular el mercado con nuevas marcas comercializadas por el gobierno como su harina de maíz empaquetada por la Corporación CASA y la Venezuela Socialista, pocos años después, en 2013, la producción de este alimento comienza a bajar considerablemente y no cubre ni el 50% de la demanda.
Incluso Empresas Polar, que continúa siendo el principal productor de harina de maíz, informa que para la fecha solo contaba con el 41% de la capacidad instalada para su producción.
La industria achacó esta situación al control de precios y el gobierno del presidente Maduro a una guerra económica contra el país.
Arepas con sabor a tortillas mexicanas
La situación de desabastecimiento de harina de maíz empeora y, en 2014, este producto técnicamente desaparece de los anaqueles de los supermercados, bodegas y abastos del país por un buen tiempo.
Desde ese año (y unos cuantos más) solo había dos maneras de conseguir un kilo de harina de maíz: dormir o madrugar frente a un supermercado, en donde llegaría en pocas cantidades y había que estar entre los primeros de la fila para lograr comprar uno o dos kilos, o pagar un precio mucho más elevado en el mercado informal.
Ante esta situación, que se repite con todos los productos de la cesta básica, el gobierno de Maduro decide importar, principalmente de México, alimentos procesados que sustituyeran a los que se consumen en el país para las familias más necesitadas, y distribuyó a través del programa que llamó Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Entre los productos que más destacaron se encontraba la harina de maíz para hacer tortillas mexicanas, que poco se parecía a la venezolana.
También importó una harina de maíz brasileña, hasta que, poco a poco, con un cambio en las políticas económicas y la desregulación de los precios de los productos de primera necesidad, comienzan a aparecer en los anaqueles nuestras marcas de harina de maíz.
A la par el Gobierno bolivariano emprendió un plan de instalación de pequeñas plantas para procesamiento del maíz que sacaron marcas locales. Por ejemplo, en Socopó, Barinas, la planta procesadora de maíz Leander, gestionada por nueve comunas, comienza a producir la marca Ticoporo; mientras que en Valle Guanape, Anzoátegui, la planta procesadora de maíz General de División José Antonio Anzoátegui, produce la marca Centinela.La marca hecha en Comuna Ticoporo es distribuida a través de las comunas del país. Foto: Min. Comunas.
Más cara que en Estados Unidos
Si bien fue un alivio volver a encontrar en los supermercados la harina de maíz, su aparición vino acompañada de precios inaccesibles para muchos, principalmente la de más tradición: la P.A.N.
El kilo de este producto llegó a rozar el dólar y medio, un precio bastante alto para el presupuesto del venezolano, y hasta mayor al que se conseguía en Estados Unidos, donde P.A.N también tiene producción.
Así que muchos hogares de escasos recursos en el país optaron por las harinas importadas de los Clap hasta que comenzó la recuperación de las plantas procesadoras de maíz.
No obstante, en Portuguesa dos empresas de capital chino entran a este mercado con las marcas Kaly y Mimasa.
En un principio estas marcas solo son distribuidas en las bolsas de los Clap pero, con una mejora en su fórmula y nuevos empaques, comienzan a aparecer en los supermercados, bodegas y abastos de todo el país, marcando la pauta en los precios.
Por ejemplo, el kilo de harina de maíz Kaly empezó a comercializarse este 2024 en un precio de 60 centavos de dólar, un 100% por debajo del marcado por la P.A.N.
¿Competencia desleal?
Una información publicada en algunos medios entre octubre y noviembre de este año se denuncia que estas nuevas marcas redujeron el mercado ganado por Harina P.A.N en sus 64 años de producción.

Señalan que la harina de maíz de Polar, que hace 15 años capitalizaba más del 60% del consumo de este producto, en la actualidad solo tiene el 33% del mercado, mientras que estas nuevas marcas que entraron recientemente en el mercado manejan el 37%.

Y agregan que la caída de las ventas de P.A.N y el crecimiento de la nueva competencia se debe principalmente a que los precios de los productos de estos últimos son más bajos porque elaboran sus harinas con maíz importado, que es más barato que el producido en el país y que traen libres de aranceles.

Incluso, en una entrevista reciente, el presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, se quejó de la competencia a su harina P.A.N. Según su opinión hay unas marcas que producen con privilegios y “que no trabajan con su capital”.

Lo cierto es que con la entrada de estas nuevas marcas, progresivamente, se comenzó a ver una baja en los precios de la harina de maíz, especialmente en la P.A.N, que de 1,5 dólares el kilo ya se puede conseguir en oferta en los supermercados en menos de 90 centavos de dólar.

Así como otras nuevas marcas de harina de maíz elaboradas por empresas de alimentos consolidadas en el mercado venezolano como la Mary, de Iancarina; y la Sandoni, de Alimentos Sandoni; entre varias decenas más, que entran a la competencia con precios más ajustados al bolsillo del venezolano.

¿100 marcas de harina de maíz?

En diciembre de 2020 el entonces ministro de Agricultura, Wilmar Castro Soteldo, informó que la política antimonopolio de la Revolución logró que un total de 53 pequeños y medianos productores de harina de maíz colocaran sus marcas en supermercados de las principales ciudades de Venezuela, marcando así el inicio de un importante mercado en este sector.

Y con esa política, cincuenta años después de vencerse la exclusividad de Empresas Polar de producir harina de maíz, hoy se dice que hay un total de 100 marcas en todo el país. Hagamos un breve recorrido por las principales:
Kaly

De capital chino, esta marca de harina de maíz es una de las más comercializadas en la actualidad. Es producida por la empresa Miceven C.A desde finales de 2019.

Su planta está ubicada en la zona industrial de Araure, Portuguesa, y tienen presencia en 22 estados del país con una producción actual de 500 toneladas diarias.
Mary

Una marca de la compañía de alimentos Iancarina, esta harina de maíz sale por primera vez al mercado a mediados de este 2024, logrando entrar de forma masiva a los anaqueles con presentaciones inusuales de este producto, de 900 gramos y 2 kilos.

Con varias décadas en el mercado de alimentos en Venezuela, esta marca es popular por sus variedades de arroces, pastas, granos y harinas de trigo.

P.A.N

La marca de mayor tradición del país, sale por primera vez en diciembre de 1960, manteniendo la exclusividad de la producción de harina de maíz en el país por 14 años.

Aunque sigue siendo la marca más vendida, el crecimiento de la competencia este año le ha quitado parte de su mercado. Se estima que mantenga una producción diaria por encima de las mil toneladas.
Mimasa

Producida por la empresa Procesos Agroindustriales El Gustazo C.A, es una de las marcas de harina de maíz hechas en el país que comenzó a distribuir los Clap en sustitución de las importadas.

Salió al mercado por primera vez en 2022 y concentra el 10% del mercado de este producto.
Juana

Esta marca de harina de maíz, que sale por primer vez en la década del setenta, fue por años la segunda más importante del país, después de la P.A.N, por su presencia en los anaqueles.

La empresa productora es Monaca (Molinos Nacionales C.A), la misma de la harina de trigo Robin Hood, Avena Lassie y condimentos La Comadre. Una multinacional que años después es adquirida por el grupo mexicano Gruma y, posteriormente, por el exbanquero venezolano Ricardo Fernández Barrueco.

En diciembre de 2009 es apresado Fernández Barrueco por estafa y Monaca pasa a control del gobierno.

Doña Emilia

Esta marca de harina de maíz con tradición en Venezuela es producida por la Asociación de Productores Rurales del estado Portuguesa junto a una gran variedad de granos y arroces.

La Lucha

Esta marca de la empresa de alimentos La Lucha C.A es otra de las de más tradición en el país.

Esta compañía, que tiene unos 70 años en el país, ahor parte del Grupo Purolomo-La Lucha, elabora otros productos como harinas de trigo, granos, arroces, aceites y mayonesas.
Santoni

Esta harina de maíz es un producto con poco tiempo en el mercado de la compañía de Alimentos Santoni, cuya presencia en el país es de unos 20 años.

Entre la producción de esta empresa venezolana destacan sus variedades de arroces, bebidas instantáneas y cereales.


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