Alvin Lezama
Enero, 2025
Muchas cosas han cambiado aceleradamente en las últimas cuatro décadas modificando los significados y el sentido de conceptos y categorías financieras y económicas, entre otros: el dinero, la emisión monetaria, el circulante, el capital, la inflación monetaria, de igual manera, las teorías, leyes e hipótesis relacionadas, también puede que los modelos y supuestos que las sustentan ya no ayuden a describir, comprender y predecir las situaciones económicas y financieras de hoy.
“Yo tengo dinero” era una expresión, hasta hace poco, que no estaba tan condicionada a terceros como lo está hoy en día, tenía un sentido, bastaba con abrir la billetera, cartera y monedero, revisar los bolsillos para tener una idea de cuánto se tenía. Recuerde, contar es más que ver y oír, es una extensión del sentido del tacto, ergo, es acercar más la vivencia y la experiencia a la realidad. ¿En el caso del dinero, eso cambió ahora?, ¿cómo?.
Para el consumidor significaba hacer un uso racional del dinero, buscar las ofertas, planificar los gastos, ahorrar era lo acostumbrado, salirse del presupuesto era un pecado capital sólo permitido en emergencias y contingencias. La gran mayoría de la población no estaba bancarizada, se pagaba en efectivo, contante y sonante.
Para el comerciante o productor tenía sus ventajas y desventajas, debía tener una caja chica segura y de ser necesario una cuenta bancaria para hacer los depósitos de efectivo al finalizar la jornada diaria.
Hoy el 76% de los adultos a nivel mundial están bancarizados (Global Findex datos 2021) , un aumento en este índice se asumía como un signo de modernidad, de progreso.
Hoy para saber cuánto dinero se tiene se debe consultar a un tercero por el móvil, PC o tableta.
El dinero, papel o moneda, permitía el anonimato de quienes realizaban la relación social de intercambio de valor si se hacía entre pares ‒se mantenía la privacidad‒, si una de las partes era una persona jurídica se debía exigir factura, en cuyo caso el anonimato se perdía.
En la actualidad, esa “cosa” de nuestra propiedad llamada dinero se diluye, se desvanece, desaparece, incluso junto con la billetera, ¿se evapora?. La carrera hacia la virtualización de la relación social de intercambio de valores iniciada con el dinero se profundiza: de las monedas se pasó al papel; del papel moneda se pasó a la cuenta personal en un banco, donde se registra el saldo a favor o en contra en un libro contable gestionado por un tercero, “centralizado y regulado”, en la que se suma y resta con cada transacción que se hace, esta operación se volvió electrónica, digital, automática, realizada a través de un sistema de procesamiento de información conformado por algoritmos, impersonal y centralizado, más abstracción y distancia para los clientes, usuarios y operadores; en los 90’s pasó a ser un servicio de banca en el hogar, de aquí a banca en internet, haciendo innecesario ir a una agencia del banco para la mayorías de las operaciones; actualmente, todo se concentra en un aplicación en su móvil; hoy, hasta los pagos al menudeo se hacen a través de servicios de pago móvil o pago digital, se ha ampliado el alcance, ahora se incluyen pagos a través de la intermediación financiera no bancaria, en moneda local, en divisas y en criptomonedas. Aumenta la intervención, y por ende el control, de terceros, la “cosa” se hace digital, más ajena, más remota, más alejada.
Las sucesivas crisis financieras globales, cada vez más frecuentes e intensas, y las maneras de solucionarlas han hecho surgir nuevamente la desconfianza en estos terceros, indispensables en la intermediación financiera.
El primer chivo expiatorio: los Estados Nación, acusados de intervenir con sus políticas monetarias y fiscales que entorpecen el libre desenvolvimiento de los mercados, ellos, para muchos, han sido los responsables de la inflación monetaria, de la devaluación y de las crisis financieras recientes. Para algunos, entre ellos el presidente de Estados Unidos Donald Trump y el presidente de Argentina Javier Milei, la solución pasa por eliminar los bancos centrales, quien escribe cree que ello también implica eliminar “el monopolio” de los Estados Nación en la emisión monetaria, dejando que la autorregulación del libre mercado ‒ varios mercados: financiero y de bienes y servicio- haga los ajustes necesarios. Los mayores partidarios neoliberales de esta tesis son los de la escuela austríaca. La corriente neoliberal monetarista es menos radical, es partidaria del control monetario por parte del Estado, pero con la menor intervención humana posible, una intervención automática y mecánica propia de los sistemas de computadoras y sus algoritmos (deseo expreso de Milton Freeman).
La banca privada ‒parte del sistema monetario y financiero mundial‒ tampoco sale muy bien parada, ella también es considerada parte del problema, como resultado las empresas de intermediación financiera no bancaria, globales y tecnológicas, al margen de cualquier regulación, se están haciendo muy populares; según el sitio Crunchbase, para octubre del 2024, habían 8.267 empresas startup fintech, las cuales han obtenido para la fecha un financiamiento de US $250,5 millardos.
El dinero es poder, en la gente común se manifiesta como poder de compra o poder adquisitivo, entendido como la capacidad para adquirir los bienes y servicios en la economía real, pero también como reserva de valor para el ahorro. Hoy, existe la sensación del debilitamiento de ese poder.
Para los gobiernos el controlar el dinero es un poder para impulsar y desarrollar la economía real, para tratar de mantener el valor del dinero nacional frente a otras monedas, para ejercer poder político. Caso especial es el poder extraterritorial que ejercen los Estados Nación cuyas monedas son de las llamadas monedas duras (divisas), el ejemplo más notorio: Estados Unidos, a través de la posición de dominio que tiene en el comercio y las finanzas internacionales y sobre todo con el USD se ha manifestado este poder en su política exterior.
El poder del dinero está más en controlarlo que en tenerlo. Es una contradicción y a la vez una contrariedad, a través de la manipulación del dinero se genera inflación monetaria, se pueden diluir las riquezas, se puede elevar el valor de las viviendas artificialmente hasta hacer imposible su adquisición, se diluye el salario real hasta precarizar el trabajo, se crea y extrae riqueza “sin producir un tornillo”, se interviene en los mercados sin ser gobierno, se distorsionan y manipulan los mercados a capricho. ¿Qué dirán aquellos para los que el dinero, el libre mercado y la propiedad privada son el núcleo sagrado de su ideología neoliberal?
¿Cuál es el tipo de dinero qué usted tiene?
¿Es dinero mercancía, es dinero por decreto, es dinero fiduciario, es dinero bancario, es criptomoneda, es stablecoin, es dinero digital emitido por su Banco Central, es dinero complementario?. Todas estas formas de dinero están en mayor o menor medida moviendo la economía mundial, la economía real y la economía financiera. Sabe ¿quién respalda o garantiza el dinero que tiene?
En la historia reciente, por ejemplo: finales del XIX , todo el XX y lo que va del XXI, la pérdida de confianza en torno al dinero ha sido recurrente y una constante, que se escala sucesivamente en cada crisis global.
Esa desconfianza sigue creciendo mundialmente. Hay una espiral de opacidad y complejidad características del sistema y mercado financiero mundial actual que se retroalimenta positivamente con la innovación en el sector y las nuevas tecnologías digitales. Aún cuando algunas innovaciones relacionadas con el dinero en su declaración de principios se declaran antisistema y libertarias, en la práctica, terminan siendo devoradas por el sistema establecido, ejemplo, el Bitcon, inició como propuesta alternativa de moneda digital global y sistema de pago entre iguales sin control centralizado de terceros para convertirse, un década después, en un criptoactivo financiero atractivo para las inversiones especulativas.
La escuela austríaca sostiene que la división social del trabajo es consecuencia de la evolución del libre mercado, que de éste también surge el dinero, de manera natural y espontánea, para ellos la intervención humana es la que contamina y entorpece está evolución. La pregunta es ¿cómo se evita el control de terceros, no solo de los gobiernos sino también de las elites que concentra mundialmente los grandes capitales?, un dilema, ¿no?
Esta sentencia de Murray Rothbard es una buena síntesis para comprender la importancia del dinero:
“El dinero es un puesto de mando crucial de cualquier economía y, por tanto, de cualquier sociedad”.
¿El modelo simple del dinero que le asume como medio de cambio, con sus funciones de unidad de cuenta, medio de pagos y de circulación, y reserva de valor anclado a la economía real, es suficiente para describir, comprender y predecir las situaciones económicas y financieras de hoy?
Hoy el dinero, en todas sus formas, mayormente es mercancía, nuevamente, aun cuando no tenga un valor intrínseco en metal o algún comoditi que lo ancle a la economía real, es mercancía pero anclada a un mercado financiero mundial, tampoco libre.
Sería bueno una aproximación al proceso de emisión monetaria para aclarar este complejo carato, esa será la próxima reflexión.
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