Marco Consolo (especial para ARGENPRESS.info)
El “golpe parlamentario” del pasado 22 de Junio en Paraguay en contra del Presidente elegido Fernando Lugo ha producido un efecto boomerang no calculado o por lo menos subvalorado por la oligarquía y los Estados Unidos: el ingreso de Venezuela en el Mercosur. Washington, como se sabe, ve con rechazo cualquier proceso de integración autónoma de Latinoamérica en “su patio trasero”.
En el 2005, en ocasión de la “Cuarta Cumbre de las Américas” reunida en Mar de Plata en Argentina, con una decisión histórica el bloque progresista latino-americano había enterrado la propuesta estadounidense del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), un área de mercado subordinado desde Canadá hasta la “Tierra del Fuego” argentina. La idea había sido del demócrata Clinton, apoyada después por el republicano Bush Jr., inspirándose en el antecedente del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) entre México, Canadá y EE.UU. Y simbólicamente, justo en el día de la entrada en vigencia del TLCAN, el 1° de Enero de 1994, se había producido en Chiapas el levantamiento neo-zapatista.
Después de la muerte del ALCA, el sueño de Simón Bolívar de la “Patria grande” latinoamericana, de una integración real sin los Estados Unidos tenía (y tiene) que ser impedido como sea. Aunque fundamentalmente comercial y lleno de contradicciones, uno de los instrumentos de esta integración está representado por el Mercosur, el mercado común del sur de América. Un bloque comercial que hasta el “parla-golpe” en Paraguay, estaba formado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Hace años el Parlamento paraguayo había logrado bloquear su apertura a nuevos socios, que habían pedido ser miembros plenos, en particular al Venezuela de Chávez.
Pero en los días siguientes al golpe de Estado, en base a la violación de las reglas internas del bloque, al Paraguay se le suspendió el derecho de veto y de voto por tiempo indeterminado. La decisión, adoptada por unanimidad por los otros tres miembros en una cumbre extraordinaria en la ciudad de Mendoza en Argentina, estará vigente hasta que se recupere la institucionalidad democrática en Paraguay.
Es así que, sobre la base de la propuesta de la Presidenta brasileña Dilma Roussef y con la aprobación convencida de Uruguay y Argentina, Venezuela entrará de lleno a ser parte del Mercosur a partir del próximo 31 de Julio. Un efecto boomerang que representa una derrota para los intereses estadounidenses en la región.
Venezuela goza desde el 2004 del estatus de miembro asociado al bloque y desde el año 2006 tiene derecho a participar en los mecanismos formales del grupo (incluido el Parlamento y las negociaciones con terceros).
La luz verde al ingreso pleno de Venezuela en el Mercosur había sido dada ya en 2006 con la ratificación de los parlamentos de Argentina y Uruguay y del brasileño en el 2009. Solo faltaba la aprobación del Parlamento paraguayo que hace años lo bloqueaba con inconsistentes justificaciones ideológicas. De esta manera el “parla-golpe” se transformó en un boomerang. Con la formalización de su exclusión temporal, y con la pérdida del derecho de veto del Paraguay, entró en vigencia el Protocolo de Adhesión firmado en Caracas el 4 de Julio del 2006 por los Presidentes Kirchner (Argentina), Lula (Brasil), Vázquez (Uruguay), Chávez (Venezuela) y el mismo paraguayo Duarte.
Es cierto que, para cubrir un déficit interno, muchas de las importaciones en Venezuela desde Mercosur han gozado de un régimen favorable de impuestos, contribuyendo así al control inflacionario. Sin embargo el ingreso en el Mercosur es un desafío importante para el relanzamiento de la pobre industrialización del País caribeño, un factor evidente de debilidad interna e internacional, sobre todo en un bloque con fuertes asimetrías.
En el mundo al revés, mientras tanto, en el Mercosur los golpistas paraguayos tildan de “golpe antidemocrático” las decisiones tomadas por Mercosur y tratan de componer los platos que ellos mismos rompieron. Justo en estos días, el Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur, reunido en Asunción, está examinando su apelación en contra de la suspensión del País debido a la violación de las reglas internas al bloque, es decir por la destitución del Presidente legitimo.
Al mismo tiempo, Paraguay se opone al ingreso del Venezuela aprobado en la cumbre por los tres jefes de Estado y que tendría que materializarse en la próxima cumbre del bloque, el próximo 31 de Julio en Río de Janeiro.
UE - MERCOSUR - China
Hay otro dato que hay que tener en consideración. La Unión Europea negocia hace años un “Acuerdo de Asociación” con el Mercosur, sin lograr resultados. La propuesta de “Acuerdo” es considerada por muchos como un verdadero Tratado de Libre Comercio, un “acuerdo trampa”, hecho a medida de las grandes empresas europeas, cuyos abogados han contribuido generosamente a la redacción de los documentos. Al Acuerdo se oponen tanto en Europa, como en los Países latino-americanos un consistente número de sindicatos, asociaciones ambientalistas, partidos políticos, ONGs, debido a su posible impacto sobre las producciones locales (en particular la agricultura), el medio ambiente, los bienes comunes, los servicios.
A partir del “parla-golpe” cambian las cartas sobre la mesa. Por un lado la suspensión al dócil Paraguay del Mercosur es un obstáculo evidente para la firma del acuerdo. Como ha declarado la reciente misión de euro-diputados que estuvo in situ: “el calendario de las negociaciones entre UE y Mercosur está hoy suspendido y se retomará cuando la transición paraguaya se normalice con las elecciones del 21 de Abril del 2013”.
Por otro lado el ingreso de la Venezuela Bolivariana refuerza al Mercosur en las negociaciones que se arrastran hace mucho tiempo. Y como es sabido, en los meses pasados el mismo gobierno argentino, ha reforzado medidas proteccionistas para reducir las importaciones.
No está dicho que se llegue a la firma del “Acuerdo”, en la cual la UE está muy interesada, para promover sus empresas, ampliar mercados y bajar por medio del chantaje el estándar de los derechos laborales y ciudadanos en los países miembros. Los últimos datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revelan que, en plena crisis, las inversiones de la UE en Latinoamérica representan el 40%, mientras que las de Estados Unidos el 19%. La presión del lobby de las multinacionales europeas ya ha logrado imponer un así llamado “Acuerdo de Asociación” con América Central, mientras está tratando de cerrar el procedimiento con Colombia y Perú. Solo falta el examen del Parlamento europeo y la ratificación de los parlamentos nacionales. El mismo guión con África y Asia.
Y justo en los días del “parla-golpe” paraguayo, el primer ministro chino, Wen Jabao, estaba en misión en América Latina para discutir de financiación, negociaciones y libre comercio entre China y Mercosur. El anuncio ha sido hecho en Buenos Aires en una teleconferencia entre los Presidentes de los Países hoy miembros plenos del Mercosur, Cristina Fernández, Dilma Roussef y José Mujica en presencia de Wen Jabao. Una propuesta muy concreta cuyo impacto sería enorme para el bloque comercial y para todo el sub-continente. Ya hoy China es el primer socio comercial de Brasil y de Chile y pronto lo será de otros países.
El rompecabezas de la guerra comercial y política entre bloques continentales se va armando poco a poco.
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