Chávez, que llegó democráticamente al poder en Venezuela seis años
después de capitanear en 1992 un fallido golpe de estado, recorrió desde
lo alto de un camión las calles de la parroquia El Valle, en el
municipio caraqueño de Libertador, acompañado por varios ministros y
saludando y lanzando besos a las miles de personas que se abalanzaban
contra los cordones de seguridad.
Yahaira y su hermana Edilma, ambas sobre los cincuenta años y
vestidas de rojo oficialista, esperaron durante horas la llegada de su
líder a esta deprimida parroquia del sureste de Caracas, de cuyos
encrespados cerros bajó la multitud en 2002 para pedir la liberación del
mandatario retenido por militares tras un golpe de estado -también
fallido- urdido en su contra.
“Y lo esperaría muchos años más”, añadió sonriente y ajustándose su
gorra roja, en la que podía leerse uno de los lemas de la popular
revolución bolivariana: ‘Pa’lante comandante’.
Pero no le hizo falta esperar tanto. Pocos minutos después, el
presidente salió del 4×4 de fabricación venezolana con el que llegó al
inicio de la caravana y, entre el griterío, se acercó a la valla de
seguridad en la que las hermanas Renjifo esperaban junto a una multitud
de manos que querían tocarlo y pasarle pequeños papeles con mensajes
pidiéndole ayuda para mejorar sus vidas.
“Yo hasta el 2021 con mi comandante”, le lanzó una anciana apoyada en
unas muletas en un rincón, mientras el mandatario, que se recupera de
un cáncer del que no se conoce ni la naturaleza ni su ubicación, subía
al camión con el que inició la caravana.
“El comandante nos dio los médicos a este barrio”, dijo un señor de
unos 60 años que portaba una gran bandera del Partido Socialista Unido
de Venezuela (PSUV, en el poder), refiriéndose a la Misión Barrio
Adentro, de atención sanitaria, uno de los tantos programas sociales
estatales con los que el mandatario aspira a conquistar votantes.
El recorrido de 1,5 km por la avenida Intercomunal duró poco más de
media hora, pero al mandatario, que el 7 de octubre medirá sus fuerzas
con el candidato opositor Henrique Capriles Radonski, le bastó para
constatar que el amor que profesa al pueblo venezolano es correspondido.
“A mí me conmueve profundamente el desbordamiento del amor del pueblo
y le digo ‘Dios Mío, dame fuerza, dame vida, dame salud para seguir
sirviendo a este pueblo al que amo más que a mi propia vida’”, gritó el
mediático mandatario tras llegar a la tarima, desde donde cantó y bailó.
En su discurso, de aproximadamente una hora y media, atacó al
candidato opositor y advirtió de que su llegada al poder representaría
para las clases más pobres -mayoría en Venezuela- la pérdida de las
ayudas sociales que ha ido implantando su gobierno.
FOTO JESÚS CASTILLO/ MARCOS COLINA /CIUDAD CCS
No hay comentarios:
Publicar un comentario