ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA |
La oposición se lanza en correrías cada vez más desmelenadas. Temo hacer mal en tomar el título de la que se ha considerado la mejor canción brasileña, Aguas de marzo, de Antônio Carlos Jobim, porque no tiene nada que ver con la asquerosidad de la que hablaré. Pero es que estas aguas no pasan de marzo (http://vimeo.com/6112209).
No soy psiquiatra, por lo cual me arriesgaré sólo al análisis lógico de disparate tan intenso. Los bombillos espías de Fidel; el polvillo, también cubano, que ponen en las captahuellas que te hace votar por Chávez sin darte cuenta. Esos laboratorios mediáticos ganan plata fácil.
Ahora la cogieron con el agua. Por supuesto que nadie se lo ha, bueno, tragado, pues no he visto pánico colectivo, suerte de hidrofobia, procesiones de flagelantes con rogativas desesperadas, ira multitudinaria con linchamientos y asaltos a edificios públicos, compra desesperada de agua embotellada importada, emigraciones histéricas y masivas a lugares de aguas presuntamente seguras, con congestión de carreteras, puertos, aeropuertos… Más bien, he visto chacota.
¿Entonces? ¿Será que nadie creyó la patraña? Así parece. ¿Les recomendaron racismo, violencia y ofensa a europeos y gordos? Así parece. ¿Será por eso que el candidato de oposición no levanta ni polvo? Así parece. ¿Será que la gente de oposición se cansó de esperar la tan anunciada catástrofe? Así parece. ¿Será que las recomendaciones de J. J. Rendón no siempre son tan eficientes como dicen? Así parece. ¿Será que se les pasó la mano? Así parece. ¿Será por eso que es concebible que algún think tank gringo esté considerando asesinar al candidato para crear un estado de conmoción? Así parece.
Ya una vez descarrilaron a Luis Alfaro, me refiero al Ucero, y a Irene Sáez. No los mataron. No hizo falta.
Paradójicamente, viven en muerte política. Después del 7 de octubre, el candidato estará en esa muerte, tal vez más cruel que la biológica. Como no he probado ninguna de las dos, no me pronuncio. Pero sí podrían pro-nunciarse algunos sicarios ¿colombianos?, ¿salvadoreños?, ¿venezolanos?, ¿del Mossad?
No parece, Capriles pertenece demasiado al cogollo social como para eso. Pero a los gringos no les importó matar a dos Kennedys, que eran del cogollo de allá, más cogollo que el de acá.
roberto@analitica.com
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