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viernes, marzo 04, 2011

LA VIOLENCIA Y LA GUERRA DE MENTIRAS DE EE UU CONTRA EL DIALOGO DE PAZ Y LA VERDAD DE CHÁVEZ

Caracas, 04 Mar. AVN (Hernán Mena).- Nadie sabe por ahora, cómo será el desenlace de la tragedia que vive Libia, pero, sea cual sea, el tiempo se encargará de exaltar la gloria de quienes defendieron su dignidad y soberanía; de lanzar al basurero de la historia a los que, en su demencial afán de conquistar pueblos encendieron la hoguera de la guerra, y recordar a los que alzaron su voz en busca del diálogo hacedor de paz, como lo está haciendo Hugo Chávez Frías.

La obra que adelanta el mandatario venezolano, es una misión muy difícil, ya que enfrenta el rechazo del imperio más poderoso de la historia, empecinado junto con sus aliados en derrocar al gobierno libio por un lado, y por el otro, mantener o restaurar en el poder en el resto del Magreb y Medio Oriente, a reyes absolutistas y sangrientos dictadores cuyos regimenes se tambalean o han sido derrocados.

Y es que los últimos acontecimientos han comprobado lo que todo el mundo sospechaba: que la violencia que asola a Libia y amenaza con desatar la guerra civil y la intervención militar extranjera, se inscribe en el marco de la conspiración desplegada por EE UU y sus socios europeos para adueñarse su petróleo, usando como avanzada, la temible Guerra de Cuarta Generación.

La conjura mediática quedó al descubierto, gracias a denuncias de individualidades y sectores progresistas y por el apoyo de la ciencia espacial, como fue la información suministrada por Rusia, cuyos satélites que vigilan el territorio libio desde el inicio del conflicto, establecieron que no hubo bombardeos de la fuerza aérea libia contra los “pacíficos manifestantes, ni ninguna otra “masacre” como falsamente informaron los medios mercenarios.

Y justo cuando Chávez hace una propuesta de paz con miras a erradicar la violencia en el país africano, EE UU, ante la posibilidad de que esta prospere, la rechaza y lanza una nueva campaña de descrédito contra Venezuela, orientada a neutralizarla, para así mantener abierta la puerta de una invasión militar a Libia, lo cual ya habría comenzado, según informa hoy un diario paquistaní que asegura que tropas yanquis, francesas y británicas han desembarcado en suelo libio.

Es por ello que el mandatario venezolano, consecuente con su vocación de paz y preocupado por el rumbo de colisión a que se dirigen las partes en conflicto si este se mantiene constante como hasta ahora, propuso el lunes “la creación de una Comisión Internacional de Paz para Libia” para buscarle solución al conflicto, la cual ha tenido eco en una humanidad hastiada de tanta guerra y de la insaciable sed de conquista del Imperio y sus aliados.

El llamado hecho por el comandante surge como prédica serena pero firme de un profeta que proclama y reclama vida, paz y esperanza en medio del desierto, advirtiendo que de no haber diálogo de paz se impondrá el ensordecedor ruido de las bombas, misiles y cañones a desatar por Washington y sus socios europeos que, como “heraldos de la muerte” están prestos a lanzarse en tropel para adueñarse del país y saquear sus recursos energéticos.

“No nos dejemos llevar por los tambores de la guerra”, dijo el jefe

del Estado en su dramático llamado a la comunidad internacional al asegurar que “una invasión a Libia pudiera ser una catástrofe mucho mayor de las que ya estamos viviendo. Allí, en Libia, -advirtió- existe la amenaza de una tragedia mayor, o de una guerra civil, o de una invasión que termine en otra guerra internacional que se extienda por el norte de África.”

La convocatoria hecha por el jefe del Estado del país sudamericano, ha tenido amplia receptividad en el Medio Oriente, cuando el propio Gaddafi la aceptó hoy mismo, y la veintena de naciones que conforman la Liga Árabe acordaron analizarla, mientras categóricamente “rechazaban” cualquier forma de intervención extranjera en Libia, y al igual que Chávez, recalcaban la necesidad de respetar la unidad nacional de Libia, su soberanía y su integridad territorial.”

Porque, el gobierno libio y su líder no están solos, como creen EE UU, sus socios de la Otan y algunos gobiernos que, manipulados y desinformados por los medios mercenarios, cuya avalancha de calumnias y mentiras sepultaron la verdad y nublaron sus conciencias, llevándolos a condenarlos sin pruebas, basados en rumores y mentiras, mientras otros, en el colmo de la sumisión a su amo, llegaron hasta la ruptura de relaciones diplomáticas con Trípoli.

Es por ello que, ante que ante la aceptación que ha tenido entre la comunidad internacional la propuesta de Chávez, como alternativa válida para frenar la guerra en Libia a través de una Comisión Internacional conformada por representantes de varios países, EE UU y sus aliados europeos, seculares promotores de violencia, destrucción y muerte, se oponen y rechazan esa y cualquier idea o acción que pueda conducir a la búsqueda de la paz, porque su meta es la guerra.

Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado yanqui, expresó con un desdén que evidencia su amor por la guerra y odio a la paz, que “no se necesita que una comisión le diga a Gadaffi lo que tiene que hacer por el bien de su país.”

Por su parte, el canciller francés Alain Juppé, incoherente y demostrando un total desconocimiento de lo que es una comisión de diálogo, dijo que “cualquier mediación que permita a Gadaffi sucederse a sí mismo, evidentemente no es bienvenido”

La respuesta William Hague, titular del ministerio de Exteriores de Gran Bretaña, fue mixta, ya que, mientras abrió la puerta a la Comisión de Paz, reveló un total desconocimiento e ignorancia por la obra del mandatario venezolano, cuyo liderazgo ha conducido a la creación de avanzadas alianzas y mecanismos integradores como el Alba, Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, al decir que “a Chávez no se le conoce por lograr consensos.”

Al rechazo de los fabricantes de guerras y masacres, no tardaron en sumarse los eternos lacayos de la oposición venezolana, que como gusanos se arrastran a los pies de su amo imperial, quienes mostrando una vez su vocación de trogloditas y de cadáveres políticos insepultos, criticaron y rechazaron como “loros” que repiten lo que oyen de su dueño, la propuesta del comandante Chávez.

Pero no se quedó allí la respuesta de Washington y sus aliados, sino que la aderezó con una nueva campaña de calumnias y mentiras no sólo contra Venezuela, sino también contra Cuba y Nicaragua, cuyos pueblos gobiernos y pueblos revolucionarios, rechazan y condenan la conspiración de EE UU y sus socios contra el régimen libio y su líder, denunciando lo que ya está comprobado, que se trata de una vil conjura para adueñarse de su petróleo.

Y en el marco de esa conspiración, contagiada con la misma enfermiza adicción a la mentira de Condoleeza Rice, su predecesora en la Secretaría de Estado yanqui, Hillary Rodham Clinton, con el propósito de descalificar a esos gobiernos y sus líderes, para que su posición de apoyo a Libia y a su lider no prospere, ha dicho que “América Latina disfruta de democracias estables con las notables excepciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua”.

La pretensión de Clinton es tan absurda, como tratar de ocultar el sol con un dedo, ya que el mundo entero sabe que en esos países se adelanta, junto con Argentina, Bolivia y Ecuador y otras naciones hermanas, un proceso regional como jamás antes conoció la historia cuyas acciones progresistas y revolucionarias han desalojado a EE UU de esas naciones que antes fueron sus feudos, cuyos recursos saquearon hasta casi agotarlos.

Tampoco prosperarán otras mentiras del State Department, adornadas con amenazas, como la que asegura que Venezuela vende gasolina a Irán, violando la obscena resolución 1929 aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU gracias al chantaje diplomático y económico que EE UU ejerce sobre algunos gobiernos del planeta, la cual establece una serie de sanciones económicas y financieras entre ellas la prohibición de gasolina al país persa.

Se trata de un atropello contra la Revolución Islámica que atenta contra su desarrollo social y económico, a la vez que una contradicción, pues mientras prohíbe la venta del producto al país persa impidiéndole aliviar el déficit que sufre de ese combustible, EE UU acusa falsamente a Irán, de desarrollar armas atómicas a través del proyecto nuclear que adelanta para aliviar su escasez, cuando hasta sus propios servicios de Inteligencia han comprobado que es de carácter pacífico.

Pero, como le dijo El Quijote a su escudero: “ladran Sancho, señal de que avanzamos”, las mentiras y amenazas del Imperio no intimidan a Chávez, quien condena la violencia y busca la paz a través del diálogo civilizado en Libia y en cualquier otro lugar del mundo donde reine destrucción y muerte, y no mediante la barbarie de las guerras de conquista que practica EE UU y sus aliados europeos para sojuzgar a los pueblos y robarle sus riquezas.

Y, aun que por ahora se desconoce el final el drama que está viviendo Libia, una cosa es cierta, como es el hecho de que la gloria será para los héroes y mártires que hoy defienden su dignidad y soberanía, el reconocimiento a la gestión de paz hecha por Chávez, y el destino inexorable que le espera a quienes conspiraron y desataron la guerra, que no es otro que el basurero de la historia.

Hernán Mena

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