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domingo, mayo 05, 2024

Gabriela Jiménez: Éxito total el lanzamiento de la Misión Chang’e-6

«Ya la sonda desplegó los paneles solares lo que le confiere autonomía energética para su operación. La sonda mide 7,2 metros y pesa 8 toneladas. La misión de la sonda Chang’e- 6 es de 50 días y recogerá muestras lunares y las traerá a la Tierra para su análisis. China se convertirá en la primera potencia espacial en conseguir esta meta. Y una muestra definitiva de la determinación inquebrantable de un pueblo de comprender el universo», expresó la ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez.

China lanzó hoy viernes la sonda Chang’e-6 para recoger y traer de vuelta muestras de la misteriosa cara oculta de la Luna, lo que representa el primer esfuerzo de este tipo en la historia de la exploración humana del satélite terrestre.

Un cohete Larga Marcha-5 Y8, con la sonda Chang’e-6 a bordo, despegó de su plataforma a las 17:27 (hora de Beijing) desde el Sitio de Lanzamiento de Naves Espaciales de Wenchang, en la costa de la sureña provincia insular china de Hainan.




Aproximadamente 37 minutos después del despegue, la nave Chang’e-6 se separó del cohete y entró en su órbita prevista de transferencia Tierra-Luna, a una altitud de perigeo de 200 kilómetros y una altitud de apogeo de unos 380.000 kilómetros, según la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA, por sus siglas en inglés).
Todo un éxito

El lanzamiento de la nave espacial Chang’e-6 fue todo un éxito, anunció la CNSA.

«Recoger y traer de vuelta muestras de la cara oculta de la Luna es una hazaña sin precedentes. Actualmente, sabemos muy poco sobre la cara oculta de la Luna. Si la sonda Chang’e-6 logra su objetivo, proporcionará a los científicos las primeras pruebas directas para comprender el entorno y la composición de los materiales de la cara oculta de la Luna, lo que es de gran importancia», declaró Wu Weiren, miembro de la Academia de Ingeniería de China y diseñador jefe del programa de exploración lunar del país.

La sonda Chang’e-6, al igual que su predecesora Chang’e-5, consta de un orbitador, un módulo de aterrizaje, un módulo de ascenso y un módulo de retorno.

Tras llegar a la Luna, realizará un aterrizaje suave en la cara oculta del satélite. Dentro de las 48 horas después del aterrizaje, un brazo robótico se extenderá para recoger rocas y tierra de la superficie lunar, y un taladro perforará el suelo. Simultáneamente, se llevarán a cabo trabajos científicos de detección.




Una vez selladas las muestras en un contenedor, el ascensor despegará de la Luna y se acoplará al orbitador. A continuación, el módulo de retorno transportará las muestras de vuelta a la Tierra y aterrizará en la región autónoma de Mongolia Interior, en el norte de China. Según la CNSA, se prevé que el vuelo dure unos 53 días.

Como el ciclo de revolución de la Luna es el mismo que su ciclo de rotación, la misma cara está siempre orientada hacia la Tierra. La otra cara, la mayor parte de la cual no puede verse desde la Tierra, se denomina cara oculta o «lado oscuro» de la Luna. Este término no se refiere a la oscuridad visible, sino más bien al misterio que envuelve esta zona del satélite terrestre, en gran medida inexplorada.
Las dos caras de la luna son muy diferentes

Las imágenes de teledetección muestran que las dos caras de la Luna son muy diferentes. La cara cercana es relativamente plana, mientras que la cara lejana está densamente salpicada de cráteres de impacto de diferentes tamaños y presenta muchos menos mares lunares que la cara cercana. Los científicos deducen que la corteza lunar del lado lejano es mucho más gruesa que la del lado cercano. Pero la razón de ello sigue siendo un misterio.

Según Wang Qiong, diseñador jefe adjunto de la misión Chang’e-6, se ha elegido un cráter de impacto conocido como cuenca Apolo, situado dentro de la cuenca Aitken del Polo Sur de la Luna, en su cara oculta, como objetivo principal para el alunizaje y la toma de muestras.

La colosal cuenca Aitken del Polo Sur de la Luna se formó por una colisión celeste hace más de 4.000 millones de años y tiene un diámetro de 2.500 kilómetros, equivalente a la distancia entre Beijing y Hainan, así como una profundidad de unos 13 kilómetros, según los científicos.

Se trata del cráter de impacto más antiguo y más grande de la Luna y uno de los mayores del sistema solar, por lo que puede proporcionar la información más temprana sobre la Luna.

«Las muestras directas de primera mano de la cara oculta de la Luna son esenciales para darnos una comprensión más profunda de las características y diferencias de los dos lados de la Luna, y para revelar sus secretos», afirmó Zeng Xingguo, científico de los Observatorios Astronómicos Nacionales de la Academia de Ciencias de China.

«Toda la misión está llena de numerosos desafíos, con cada paso interconectado y capaz de poner los nervios de punta», dijo Wang.

Con el fin de lograr una comunicación entre la Tierra y la sonda en la cara oculta de la Luna, China envió el satélite de retransmisión Queqiao-2, cuyo nombre se traduce como «Puente de la urraca-2», a una órbita lunar altamente elíptica y fija a principios de este año.

Si bien la misión Chang’e-4 logró el primer alunizaje suave del mundo en la cara oculta de la Luna en 2019, Chang’e-6 aún enfrenta riesgos significativos, ya que el terreno accidentado del lugar plantea grandes desafíos para el alunizaje, de acuerdo con los expertos espaciales.

La misión Chang’e-6 conlleva poner en funcionamiento nuevos avances tecnológicos en áreas como el diseño y control de la órbita lunar retrógrada, el muestreo rápido e inteligente y el despegue desde la cara oculta de la Luna, apuntó Wang.

«La cantidad de muestras que Chang’e-6 puede recolectar es incierta y no se puede estimar con precisión en este momento. Nuestro objetivo es recolectar dos kilogramos», añadió Deng Xiangjin, experto de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China.

La misión Chang’e-6 transporta cuatro cargas útiles desarrolladas a través de la cooperación internacional. Instrumentos científicos de Francia, Italia y la Agencia Espacial Europea/Suecia están a bordo del módulo de alunizaje de Chang’e-6, y un pequeño satélite de Pakistán está a bordo del orbitador.
T/CO con información de Xinhua y Redes

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