José Millet, editor-autor
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EL PRECURSOR DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Simón Petit
Si pudiéramos describir y ordenar cronológicamente los estremecimientos de la música popular venezolana, surgidos para y por las luchas y reivindicaciones del pueblo, tendríamos que incluir como alguno de ellos, el capítulo Alí Primera.
Desde aquel inicio que marcó, por parte de nuestros aborígenes, el canto de guerra contra el colonialismo y la invasión foránea, pasando por los tambores insurrectos de José Leonardo Chirino, junto con las irreverentes notas de la marcha inconclusa de la flauta Mirandina; el ejemplo de lucha independentista que daría pie al glorioso himno que Salias y Landaeta nos legaron para siempre; elOligarcas Temblad de la Guerra Federal y el sonar de grilletes en clave de libertad de los presos de La Rotunda y el Castillo Libertador, hasta llegar a la erupción de ese volcán de la canción necesaria y de esperanza que significó Alí Primera, mucha es el agua que ha corrido y bastante el caudal que graba la impronta de esta historia cultural cuyo valor agregado político, es la patria digna, la patria buena, como la soñó el panita.
El Cantor del Pueblo Venezolano, tal y como lo llamara Luis Mariano Rivera, logró no sólo conjugar lo popular con lo académico, una fusión que iría mostrando en los arreglos musicales de cada producción discográfica, sino también lo que sería esa comunión del panfleto con el texto poético de altura, aquel que todo escritor busca y en oportunidades no encuentra, ese que siendo de verso sencillo es a su vez, profundo.
Son muchos quienes dicen que Alí fue único en su estilo y ciertamente, así es. Basta recordar estadios de pueblos y ciudades, plazas de toros, auditorios liceístas y los escenarios de las universidades, plenos, llenos, abarrotados de niños, jóvenes y adultos con presta atención a quien con sólo un cuatro en la mano, arengaba a favor de la paz, la justicia social y por una patria con el ideal bolivariano, es decir, continental. De allí también que reconozcamos a quien con sus canciones fuera el primero en hablarnos de Revolución, de Bolívar, de la Patria Buena. Aquel que con su salida al entarimado levantaba de sus asientos a los presentes. Quien haya tenido oportunidad de encontrarse en sus conciertos podrá certificarlo. Yo lo digo porque más de una vez pude verlo, y en una Canción Bolivariana, ese hermoso evento organizado en cinco ciudades de Venezuela por él en 1983 con motivo del Bicentenario del nacimiento de nuestro Libertador, Alí, como cerrojo de la actividad, garantizaba un público que a pesar de la hora, no abandonaba el recinto hasta verlo cantar.
Al anunciar el animador del acto al Padre Cantor, todos podían ver aquel hombre con camisa roja y bluyín corriendo con su cuatro en alto, saludando a la multitud mientras se escuchaba el coro de su nombre en la gente: Alí…Alí…Alí. ¡Qué fuerza tiene este hombre! se decían la cantora dominicana Sonia Silvestre, el uruguayo Daniel Viglietti y los integrantes del grupo salvadoreño Cutumai Camones, ese día del concierto en Maracaibo. Y su actuación era una fiesta: todos los invitados subían a cantar sus canciones y como buen dirigente aprovechaba el momento para discursear, para hablarnos de Bolívar, de Revolución.
Por eso, muchos también son quienes dicen que el precursor de la Revolución Bolivariana, es Alí. Justo es decirlo. Cuando se atrevió a cantar las cosas que nadie se atrevió decir, el cantante boca sucia –como lo llamaba la burguesía- se escuchaba en los tocadiscos de los venezolanos, sin promoción de radio, prensa y televisión, y conseguía que todo el pueblo coreara sus canciones en los conciertos. Caso único porque no hemos conocido de otro cantante o cantor que haya logrado ese mérito en tal condición. Una vez que rompiera el veto y terminara por ser aceptado como líder de opinión y artista popular, Alí, no dejaba escapar el momento para dejar sentado su sueño en alguna entrevista o programa. Y por ello, los enemigos trataron de sacarlo del camino en varias oportunidades. Referente a este acoso y atentados contra su vida, dejaría constancia en sus documentos políticos.
De manera, pues, que si hablamos de Bolívar, Rodríguez y Zamora como raíces de la Revolución, propongo que agreguemos a Primera como colofón de esa contemporaneidad de la lucha. Quizá existan otros nombres que pudieran salir a la palestra y merecidamente son legítimas las propuestas; pero creo no equivocarme al señalar que Alí Primera, con su genio, figura, ejemplo y pensamiento, el transcurrir del tiempo ha fortalecido su nombre y su obra. Y ahora cabe esta reflexión: hoy, más que ayer hace falta que tengamos más Alí Primera, es decir más cantores, esta vez que defiendan nuestros logros. El imperio trata con sus medios y patrañas, enlodar y quitar de un tajo esta Revolución. Necesitamos -además de un pueblo preparado para la guerra- los cantos y sus cantores. Es necesario que la Revolución arme la canción. Alí lo dijo: “Poner la vida en juego es tener una conducta que apoye la canción. No que la diluya, no que la tome en contradicción. El cantor debe ser muy amigo de sus canciones, muy compañero de su canción, porque si el cantor deja la canción por un lado y él se va por otro, esa canción se invalida…y por eso, debemos estar al lado de la canción, y poner esa canción al lado del pueblo…si el cantor no arma la canción, esta canción se desarma”.
Finalmente, Alí, nos deja frases memorables que permiten su vigencia absoluta cada vez que se invoque su nombre: “No canto porque existe la miseria, sino porque existe la posibilidad de borrarla, de erradicarla de la faz de la tierra”…”A mi nadie me quita el palpito de que algún día el pueblo será gobierno”.
“Cuando Alí nació fue una emoción muy grande. Alí nació a las 12 justo de la noche. Alí pesó cuatro kilos y medio.”
Carmen Adela
31 de octubre de 1941: Nacimiento de Alí en Coro, capital del Estado Falcón.
Ha existido controversia respecto a la fecha de nacimiento de Alí a consecuencia de las numerosas veces en que el propio Alí declaró—incluso por escrito-- haber nacido el 31 de octubre de 1942. Esta afirmación también fue dada por válida al haber sido corroborada por numerosos familiares suyos y, para complicar más el asunto, sería repetida por escritores y periodistas que nunca se atuvieron a ninguna prueba documental para confirmarlo. Por mi parte, en varios artículos y en dos libros publicados en Venezuela, sostuve esta última fecha como verdadera, a pesar de que reconozco que hubo una persona que trató de sacarme de mi error: el poeta y “biógrafo de las canciones” de Ali, profesor Héctor Hidalgo Quero. Hace un tiempo cambié de criterio a partir de lo afirmado por el cantor en un documento autógrafo suyo firmado en Cuba en 1977, descubierto por mí en la prestigiosa institución cubana Casa de las Américas y ahora confirmo la siguiente nueva fecha a partir de la copia de la partida de nacimiento proporcionada, recientemente, por Sol Musset, su viuda. Definitivamente, según ambos documentos, Alí Primera nació el 31 de octubre de 1941 en la ciudad de Coro, actual capital del Estado Falcón, República Bolivariana de Venezuela.
El nombre legal del cantor falconiano no es Alí, sino Ely, según su partida de nacimiento, derivada de su presentación el 2 de enero de 1942, después dos meses y dos días de nacido, ante la Prefectura del Distrito ( hoy Municipio) Miranda, con sede en Coro:
Certificado de presentación del bebé Ali en la Prefectura de Coro: El Jefe civil del Distrito Miranda, Estado Falcón, Juan Bautista Barrios, en su carácter de Jefe civil del Municipio Santa Ana del Estado Falcón , certifica que el dos de enero de 1942 fue presentado un niño ante su despacho por parte de Antonio Primera, de treinta cuatro años de edad, casado y de profesión agricultor “y vecino” quien manifestó que dicho niño nació el 31 de octubre de 1941 en el Instituto de Maternidad Oscar María Chapman de la ciudad de Coro, que tiene por nombre Ely Rafael y que es hijo legítimo con su esposa Carmen de Primera, de treinta años de edad, casada, de ocupaciones domésticas y también vecina del mismo Municipio Santa Ana. Los testigos de este acto fueron Rubén Darío Torres y Tiliano Lugo, mayores de edad y vecinos de la ciudad de Coro. Leída el acta, el presentante y los testigos manifestaron su conformidad y la firmaron, junto con el jefe civil y el Secretario Raúl Dovale. La copia de este documento fue expedida por el Prefecto del Distrito Miranda del Estado Falcón, en Coro, el 8 de octubre de 1965.
Ely Rafael serán los nombres con los que el futuro compositor musical y cantor, en lo adelante, se vio obligado a firmar todos los documentos oficiales, aunque, años después, el nombre artístico y el nombre con que se le reconoció familiar y popularmente sería el de Alí Primera. Y con éste aparecerá en cada uno de sus discos, entrevistas, comunicados y otros soportes de su producción artística e intelectual.
Llamo la atención acerca de que no se trata de un error de transcripción del nombre por parte de la persona que hizo su registro en la Prefectura, porque los nombres bíblicos son usados con mucha frecuencia por la población del campo y, para reafirmar mi punto de vista, debe repararse en el hecho de que este mismo nombre se le colocó a otro de los hijos de esta familia. Por lo demás Ely es una voz, de origen hebreo antiguo, usada para designar a Jehová, de alta significación al punto de establecer cuatro estratos en la forma empleada para designarlo y la eloista (derivada de Elohim) es una de las principales.
Alí Primera nació en Paraguaná?
De acuerdo con el documento de presentación ante el Prefecto del Distrito (hoy Municipio) Miranda que transcribimos arriba, Ely “Alí” Rafael Primera Rossell nació en la clínica Instituto de Maternidad Oscar María Chapman, situada en la calle Falcón esquina con la calle Colón, en la ciudad de Coro, en lo que es hoy la sede administrativa de la Zona Educativa.
Sus padres
“Mi madre es el centro de mi vida, al igual que de mis otros hermanos y de los nietos que tiene ya la vieja. Ella es una mujer entera con una inmensa ternura. Esa Carmen Adela, ¡qué tronco de mujer es!”
Alí Primera
Sus padres, ambos de origen campesino, fueron Carmen Adela Rossell, natural de San José de Cococdite, nacida en 1912 y fallecida en Punto Fijo en octubre de 1996, y Antonio Isidoro Primera, de profesión agricultora, nacido en la Península de Paraguaná en 1908. Se afirma que habían llegado a Coro en la década de los cuarenta en la búsqueda de mejoras económicas, luego de una vida dedicada por ella a madrugar y “jalar batea” todo el día. Parece más cercano a la verdad lo puesto en boca de la esposa por el cronista y poeta Guillermo de León Calles de que un pariente suyo que era oficial de policía “logró conseguirle unos puestos de trabajo en Coro a Antonio Isidoro, Panchito y Fito Primera y a Genaro Ruiz.” Es así como el oficial de policía recién nombrado se instala en una casa cercana a la Cárcel de Coro, ubicada en la calle La Paz, junto a su esposa y los hijos de ambos, nacidos en San José de Cocodite de manos de la comadrona Mama Pancha.
Mama Yeya, como se le llamó luego a ella, confesó a los ochenta años de edad, en entrevista para el diario coriano Médano, el 20 de octubre 1992, que era de Coro y que “ya casada me vine a Paraguaná. He dado a luz trece muchachos, sin contar tres abortos...Fue muy duro levantar a mis hijos, pero me siento muy orgullosa de todos ellos.” Se casó dos veces y Alí fue el penúltimo de los siete hijos del primer matrimonio.
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