Han sido veintinueve días de constantes ataques. Veintinueve días antes de que el presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, aceptara el alto el fuego de tres días que propuso el Gobierno Egipcio. Desde que el 8 de julio Israel comenzara los bombardeos sobre la Franja, a los que el día 18 se unió una invasión terrestre, han muerto 1.867 palestinos –de los que más del 86% han sido civiles–, más 64 soldados, tres civiles israelíes y un tailandés, según datos de la ONU. De los fallecidos palestinos, 196 eran mujeres y 250 niños. El más pequeño tenía solo un mes, muerto en un ataque con misiles. Al menos 2.744 niños gazatíes han resultado heridos.
La ofensiva Margen Protector tenía como objetivo localizar y eliminar los túneles construidos por Hamás, muchos de los cuales comunicaban los territorios palestinos con Israel. Los militares israelíes señalaron que han destruido 32 túneles. Una vez derribados los túneles y con los más de 86.000 reservistas israelíes de vuelta a casa, en Gaza permanece la devastación causada por los 4.700 ataques del Ejército israelí. Por su parte, y según datos israelíes, Hamás ha disparado 3.360 cohetes dirigidos a Israel, 578 fueron interceptados por el sistema Cúpula de Hierro. Según fuentes palestinas, cerca de 10.000 edificios y casas gazatíes han sido reducidos a un amasijo de hierros, cemento y polvo. El Gobierno de la Franja cifra las pérdidas en infraestructuras y viviendas en casi 4.000 millones de euros, que tendrán que ser donados por la comunidad internacional, ya que ni Hamás ni el Gobierno palestino disponen de fondos.
Desplazados
Expulsados de sus casas desde el comienzo de la ofensiva, muchos palestinos se agolpan en las fronteras de la Franja, aunque son pocos los que han podido cruzar a Egipto en su frontera sur. Según estimaciones de la ONU, en Gaza hay unos 485.000 desplazados, muchos de los cuales se refugiaron en los 90 colegios que la ONU habilitó en territorio gazatí, aunque las familias han ido regresando a sus casas desde el comienzo de la tregua de ayer. Al menos tres de estas escuelas sufrieron bombardeos israelíes, que se saldaron con la muerte de más de treinta personas. Estos colegios no han sido los únicos edificios internacionales afectados por los ataques, pues el principal hospital en Gaza, Shifa, también fue bombardeado, aunque Israel negó su participación en el suceso y señaló a un disparo fallido de Hamás. Según la agencia para refugiados palestinos de las Naciones Unidas (Unrwa), cinco de sus refugios han sido objeto de ataques directos de las fuerzas armadas israelíes, uno de ellos en dos ocasiones.
Asimismo, las fuerzas armadas israelíes han bombardeado las sedes de distintos medios de comunicación, como la cadena qatarí Al Yasira y la agencia de noticias estadounidense AP. Nueve periodistas palestinos han muerto cubriendo el conflicto.
Cortes de luz, gas y agua
Además de los intensos bombardeos sobre los gazatíes, la Franja también ha sufrido cortes de luz, gas y agua, cuando los misiles israelíes impactaron sobre las plantas de energía de la zona. Los contenedores de combustible que suministraban gasóleo a Gaza han quedado inutilizados, y el Gobierno de la Franja cifra en unos 19 millones de euros los costes de los tanques destruidos. Las líneas de teléfono e internet también fueron cortadas, dificultando la comunicación de los habitantes de la Franja.
Tras seis treguas infructuosas, se suspendió ayer la última ofensiva israelí sobre Gaza, que ha sido la tercera en menos de seis años, y la más mortífera. En 2012 el ejército israelí lanzó Pilar Defensivo, con ataques aéreos y marítimos que se saldaron con 167 palestinos muertos, mientras que en 2009 la invasión terrestre Plomo Fundido terminó con la muerte de 1.391 palestinos, de los cuales 759 eran civiles. Como ha afirmado el comisionado general de la Unrwa, Pierre Krahenbuhl, son los civiles «los que pagan el precio más alto».
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