1. E.M. - ¿Cómo ve el papel del Estado en el proceso de cambio durante los 15 años en Venezuela? ¿Muchas personas dicen que el Estado tiene que ser transformado para lograr el socialismo, pero que significa eso en la práctica? ¿Son igualmente aplicables los conceptos del Estado en el caso de un gobierno pro-capitalista, tal como los EE.UU., como en el caso de un gobierno comprometido con el socialismo como el venezolano?
S.E. Son preguntas complejas. Afortunadamente hay mucho escrito por teóricos marxistas en los últimos cincuenta años que nos ayudan entender el papel del Estado en un país capitalista bajo circunstancias normales. Esos mismos trabajos teóricos sirven como punto de partida para analizar la estrategia de transformación socialista por medios pacíficos en un país como Venezuela.
E.M.- ¿Cuales han sido las contribuciones de esos teóricos?
S.E. - El viejo concepto dogmático vio el Estado en los países capitalistas como nada menos que un instrumento de la burguesía para promover sus intereses, aunque Marx y Engels no se adhirieron a esa visión simplista. El problema con ese enfoque fue que subestimó la capacidad del Estado capitalista para superar las crisis a través de las reformas. En 1917-1918 con la revolución soviética y el desastre de la Primera Guerra Mundial, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo y una gran parte de la izquierda mundial presumieron que los días del capitalismo estaban contados, y lo mismo ocurrió con la crisis económica de los años 30. La llamada escuela de marxismo estructural que surgió en los 60 con los escritos de Louis Althusser (del Partido Comunista de Francia) y el comunista griego Nicos Poulantzas trataba de explicar la elasticidad del Estado para adaptarse a esos desafíos con el argumento que el Estado en el capitalismo goza de una autonomía relativa, sobre todo en decisiones económicas.
E.M. Es decir, el Estado no está siempre al lado de los capitalistas, por lo menos cuando se trata de reformas económicas.
S.E. - Así es. El Estado capitalista se encarga de garantizar la supervivencia del capitalismo y mantener la estabilidad y para lograr eso tiene que apaciguar a los trabajadores; con ese fin hace concesiones a ellos contrarias a las demandas y los intereses a corto plazo de los grandes grupos económicos. El Estado no puede hacer caso omiso a la lucha de clases y por eso tiende a mediar entre los intereses de los capitalistas y los trabajadores, o las clases populares en general. A veces el Estado en su afán de defender los intereses a largo plazo del sistema capitalista choca con los capitalistas que están más bien absorbidos por sus intereses inmediatos. Además, el Estado tiene que estar por encima de los intereses inmediatos de los capitalistas porque a veces hay choques entre fracciones de la clase capitalista. Por eso no existe una atadura simple entre el Estado y la burguesía. Pero ese mismo Estado defiende a toda costa la vigencia y el dominio del sistema capitalista tanto en el país como fuera. Y además el Estado no puede alejarse mucho de los capitalistas porque, según Poulantzas, el Estado tiene que responder a la lógica del sistema capitalista que se basa en la acumulación de capital. En breve, la mejor forma para el Estado de defender el sistema capitalista y mantener la estabilidad es estar un poco removido de la clase capitalista como tal, al mismo tiempo que los intereses básicos de ambos siempre convergen.
E.M. - Dame un ejemplo de cómo funciona ese concepto en la práctica.
S.E. Le doy dos. Barack Obama a veces apoya políticas económicas y sociales relativamente beneficiosas para las clases populares norteamericanas, y en el proceso recibe críticas agudas de la derecha financiada por grupos económicos poderosos. Pero al mismo tiempo el presidente promueve una política exterior casi igualmente bélica y agresiva a la de los Republicanos. El Partido Demócrata puede enmascararse como gran defensor de la clase obrera algo parecido a Acción Democrática aquí que se llamaba el partido del pueblo pero cuando se trata de defender el sistema imperialista, los Demócratas y Republicanos andan juntos, con diferencias mínimas. La guerra en Vietnam, por ejemplo fue en gran parte obra del Presidente Johnson (un Demócrata) y fue continuada por Nixon (Republicano), y pasó algo similar con las guerras del Medio Oriente con George W. Bush y luego Obama. Otro ejemplo es la política norteamericana hacia Cuba. En su defensa de imperialismo, el gobierno ha mantenido un embargo a Cuba durante medio siglo. Durante mucho tiempo, uno de los lobyists a favor del levantamiento del embargo contra Cuba ha sido nada menos que el empresario David Rockefeller, cuyos ojos están puestos a la posibilidad de hacer negocios allá. A veces el Estado defiende los intereses del capitalismo con más ahínco que los capitalistas
E.M. Según lo que está diciendo, el Estado es impenetrable aún cuando sus políticas económicas a veces favorecen a los no privilegiados. Así que la vía electoral al poder puede ser un engaño. La implicación es que la única estrategia viable para la izquierda es cambiar la estructura capitalista y el Estado a la vez. Con una economía capitalista, los gobernantes, independientemente de sus buenas intenciones, no pueden realizar cambios estructurales.
S.E. El estructuralismo de Althusser era rígido en ese sentido. Es precisamente por eso que Poulantzas empezó a modificar su visión del Estado e inclusive criticar al maestro Althusser. En los últimos años de su vida antes de su muerte prematura en 1979, Poulantzas agregó otro elemento a su análisis sobre el Estado. Según él, las instituciones del Estado tienen que reflejar en alguna manera los conflictos sociales. O sea, el comportamiento y la composición del Estado en cada momento toman en cuenta la correlación de fuerzas en la sociedad. Con esa nueva dimensión del pensamiento de Poulantzas, el Estado desde el punto de vista conceptual es más fluido, menos rígido que lo que planteó Althusser.
E.M. ¿Y que importancia tiene ese último planteamiento de Poulantzas en cuanto a la estrategia para la izquierda? Imagino que existe una relación entre las teorías sobre el Estado y la estrategia política. En caso contrario el tema no tiene mucha importancia.
S.E. Es verdad. La tesis de estructuralismo de Althusser por implicación vio el Estado y las fuerzas alrededor del Estado como territorio del enemigo, aún cuando ellos podrían de vez en cuando apoyar reformas populares. Por esa razón los defensores del pensamiento de Althusser descartaban la factibilidad de una alianza estratégica entre la izquierda socialista y los partidos más moderados en la periferia del Estado con el fin de ganar elecciones y promover cambios estructurales. En contraste, Poulantzas pertenecía al movimiento Eurocomunista que en los 70 tenía un gran auge en Europa, específicamente en Italia, España y otros países. Inclusive el Eurocomunismo influyó aquí en Venezuela el MAS durante sus primeros años, cuando era un partido de la izquierda antes de que endorsó las políticas neoliberales de Caldera en los 90. El Eurocomunismo rechazó las posiciones de los Comunistas más dogmáticos (como el Partido Comunista de Francia de Althusser). Lo que Poulantzas planteó se prestó a la estrategia de construir una especie de frente popular posiblemente dirigido por partidos social demócratas para gradualmente ganar control del Estado por vía electoral con una visión de socialismo democrático y pacífico.
E. M. ¿Las mismas teorías de Althusser y Poulantzas son aplicables al proceso de cambio y la vía democrática al socialismo actualmente planteado en Venezuela?
S.E. Los dos modelos del Estado sostienen dos distintas estrategias que han sido sujetos a mucha discusión y debate entre los Chavistas. La tesis de Althusser prevé un Estado estático que a pesar de su autonomía relativa es ligado a la estructura capitalista y por eso no es capaz de evolucionarse. La implicación es que el socialismo se logra por etapas y en este momento la meta principal tiene que ser la consolidación de los logros de los últimos quince años de lucha. Una corriente del Chavismo parte de este concepto estatal y ve la estructura capitalista en Venezuela como tan poderosa que el Estado no puede desligarse de ella por ahora. Independientemente del compromiso revolucionario de los líderes del proceso, el Estado no puede ignorar la lógica del capitalismo en la etapa actual. Ese pensamiento etapista premia la estabilidad política, económica y social al mismo tiempo que resalta la importancia de impulsar la productividad económica, que ha sido una consigna en los últimos años. La meta principal de este corriente en la etapa actual es la consolidación en vez de la continuación del proceso de cambio.
E.M. ¿Y como se manifiesta el pensamiento de Poulantzas en Venezuela?
S.E. El análisis de Poulantzas sobre el Estado es menos determinista, ya que niega que el Estado esté atado en una camisa de fuerza y por eso plantea que puede transformarse de acuerdo con cambios en la correlación de fuerzas. Este concepto abre la posibilidad de la profundización del proceso de cambio, como ha ocurrido en Venezuela durante los últimos quince años. Es algo parecido, pero no exactamente igual, a la revolución permanente de Trotsky. A diferencia de lo que dicen los seguidores de Trotsky, la flexibilidad no significa que el proceso siempre avanza. En momentos determinados puede ser necesario hacer concesiones a las fuerzas que se oponen al socialismo. Pero el proceso debe avanzar en lo posible, en la medida que la izquierda gana apoyo popular.
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