GRACIAS VENEVISION, GRACIAS RCTV ...
Credito: Prensa Web RNV
11 abril 2014 - El 11 de abril de 2002 ocurrió un hecho inédito en la historia de Venezuela, un golpe de Estado en que los medios de comunicación jugaron un rol determinante antes, durante y después de la acción anticonstitucional, al crear una ola de violencia y de desinformación, con la que se montó una matriz mediática internacional contra el Gobierno del Presidente Hugo Chávez, acusándolo de represor y violador de los derechos humanos de la población.
Signados por informaciones falsas, los medios privados de comunicación se convirtieron en el eje más importante que articuló el derrocamiento por menos de 48 horas del mandatario venezolano, una violenta represión social y una salvaje persecución de los miembros del Gobierno Bolivariano, con un saldo aproximado de 30 fallecidos y 70 heridos.
Unión Radio, RCR, El Nacional, El Universal, El Nuevo País, Venevisión, RCTV, Televén y Globovisión, estos últimos denominados los “Cuatro jinetes del apocalipsis”, alimentaron el odio de un sector de la oposición con un objetivo bien definido, crear el escenario para la paralización del país, concentraciones, y la sublevación, alimentando el odio de la clase media venezolana.
Inoculación del odio
Erick Rodríguez Miérez, investigador venezolano, presidente del Consejo Superior de la Universidad Simón Bolívar-Caracas, en su libro “ Psicoterrorismo mediático Una amenaza a la soberanía nacional-La disociación sicótica: Arma ideológica de la Contrarrevolución Bolivariana“ , refiere que los medios se convirtieron en elementos de inducción para desencadenar la violencia y la intolerancia, como parte de una estrategia comunicacional puesta en marcha a partir del año 2001.
“Los medios de comunicación social asumieron el rol de oposición, utilizando a los periodistas, comunicólogos, artistas y narradores de noticias como sustitutos de los políticos tradicionales en su papel de opositores.”
Foto: Archivo
El investigador explica en su trabajo que la labor realizada por los medios de comunicación durante décadas les permitió manipular estereotipos, arquetipos y símbolos que inocularan en los meses previos a los sucesos de abril de 2002 un rechazo hacia el presidente Hugo Chávez y su proyecto socialista en un sector de la población venezolana, especialmente en la clase media.
“Para lograr estos objetivos, los directivos de los medios de comunicación, liderados por Venevisión, Globovisión y RCTV, hicieron una especie de pacto en el año 2002 para derrocar el gobierno de Chávez. Con financiamiento extranjero, especialmente de la administración de George W. Bush, y en alianza con los grupos económicos afiliados a Fedecámaras manipularon a sectores de la clase media, a quienes ya venían inoculando con sus mensajes, convirtiéndolos en telemanipulados”.
Una masacre editada por los medios
En los meses previos a abril de 2002 los medios impresos y audiovisuales sobreestimularon a la población para que reaccionara con violencia ante las políticas de inclusión del presidente Chávez que lesionaban los intereses del empresariado, pero les hacían creer que iban en contra del ciudadano común.
“Sometieron a las audiencias a la invasión de símbolos asociados al miedo persistente, irracional, exagerado e invariablemente patológico, produciendo una ruptura de factores que unen a la sociedad y, con ello, aparece la intolerancia. Esto indujo a la agresión verbal y física, a la destrucción, sin importarle si eran adultos o niños, a quienes causaban daño y hasta el autocastigo. Es, a partir de este estado psicológico, que se incita al uso de símbolos como el de la cacerola de manera intensiva contra los seguidores del proceso Bolivariano, a quienes estigmatizaron como lumpen, turbas, chusma, hordas, violentos.”
Días antes del 11 de abril, realizaron un gran campaña de propaganda política para preparar la explosión llamando a Miraflores, calentaron la calle para que se diera una enorme marcha que serviría de plataforma de la oposición para justificar un golpe, a costa de la vida de ciudadanos que serían objetivos de un grupo de francotiradores y que los medios convertirían en falsas víctimas del Gobierno Bolivariano.
Medios de comunicación y golpistas/Foto: Archivo
La radio y la televisión se dedicaron a transmitir información en la que referían supuestos ataques por parte del pueblo revolucionario a la marcha opositora que se dirigía a Miraflores, nunca enfocaron lo que ocurría al sur del Puente Llaguno, en la avenida Baralt. En esa arteria vial no estaba la marcha opositora sino una ballena (vehículo antimotín) de la Policía Metropolitana que estaba bajo las órdenes del alcalde metropolitano Alfredo Peña, quien traicionó a los votantes chavistas y saltó la talanquera pasándose a la oposición.
Esta emboscada sangrienta se pondría en evidencia a través del comportamiento de los medios audiovisuales cuando horas después de roto el hilo constitucional, en su programación solo se transmitían dibujos animados y música, mientras en la calle el pueblo salía a reclamar el regreso de Chávez a la presidencia. Por su parte, los medios impresos tenían preparado con anticipación grandes titulares anunciando la caída del mandatario.
Un equipo de la transnacional de noticias CNN grabó un video con un ensayo de diez militares golpistas. La persona que leyó el documento, el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, sería nombrado al día siguiente ministro de la Defensa del Gobierno de facto. Ramírez anunciaba muertes, horas antes de que éstas ocurrieran.
La actuación de los medios fue reconocida por los golpistas el 12 de abril, cuando agradecieron públicamente a las empresas privadas de comunicación su participación en esta acción, soportada en una intensa campaña de miedo, manipulación, tergiversación, desinformación de la realidad los meses previos a abril de 2002.
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