por Hernán Mena Cifuentes
El presidente Chávez regresó esta madrugada a Venezuela, desbaratando con su presencia la conjura desestabilizadora de las aves carroñeras que a través de los medios mercenarios aseguraban que no volvería, para seguir liderando y consolidando la revolución bolivariana y el proceso integrador de la Patria Latinoamericana y Caribeña.
Una explosión de júbilo popular sacude en estos momentos a Venezuela y al resto del mundo progresista y revolucionario tras conocerse el retorno al país del comandante que rescató los estandartes de la independencia, libertad y unión que hace dos siglos lideró Bolívar.
Los principales diarios del planeta destacan en sus primeras planas la noticia, mientras miles de mensajes de jefes de Estado, de gobierno y otras personalidades políticas, económicas, intelectuales y luchadores sociales inundan los espacios de Internet felicitando a Venezuela y al comandante-presidente por su triunfal regreso.
Y es que ha sido derrotada una vez más la barbarie e indecencia de los buitres con figura humana que desataron la conjura desestabilizadora de calumnias y mentiras sobre la salud de Chávez con la que pretendían destruir al inédito y pacífico proceso que puso en marcha hace 14 años y cuyo ejemplo libertario es seguido por otros líderes de la región y del mundo.
Las negras aves alzaron vuelo desde lo alto de los árboles en cuyas ramas se posaban a la espera de bajar a disfrutar del frustrado festín de buitres que les ha sido negado durante tanto tiempo.
Huyeron asustadas ante el estallido de la alegría de los pueblos, cuya onda expansiva comenzó a propagarse horas antes por todo el planeta.
Fue a raíz de la publicación de una fotografía que mostraba al comandante-presidente, sonriendo y flanqueado por dos de sus hijas leyendo el diario Granma en la clínica de La Habana donde se recupera de la exitosa intervención quirúrgica a la que fue sometido hace 69 días.
Pero ha sido su llegada al país la que asestó el golpe de gracia que provocó la desbandada de esas aves agoreras que hace dos meses iniciaron la más maligna e inhumana de todas las fases de la conspiración que durante más de 14 años el fascismo haya desatado contra un líder revolucionario, solo comparable a la desencadenada contra Fidel Castro.
Y es que el mundo no olvida los chillidos de necrófilo júbilo que inundaban los albañales de Miami, Este y Sudeste de Caracas cada vez que la gusanera hacía correr rumores sobre un supuesto grave estado de salud de ambos, pero para su desilusión, cada vez que eso sucedía, resultaban falsos.
Y la última campaña mediática desencadenada contra el mandatario venezolano, no fue, como bien se sabe, un hecho aislado, sino que se inscribió en el contexto de un bien elaborado proyecto diseñado por los laboratorios de la guerra sucia del Imperio.
Parte de ella es ese engendro de la Guerra de Cuarta Generación que EEUU viene ejecutando no solo contra la Revolución Bolivariana y Chávez, sino contra todos los procesos revolucionarios y sus líderes que en el mundo se niegan a convertirse en sus lacayos.
Sus soldados son los propietarios de la prensa escrita, radio y televisión cuya misión es difundir el veneno que destilan fracasados dirigentes de la oposición, sesudos analistas y esa triste legión de periodistas que a cambio de un puñado de dólares olvidaron las normas y principios de esa noble profesión.
La ensayaron con éxito en África, específicamente en Libia; actualmente la desatan en Asia Central donde agreden a Irán; en el Lejano Oriente atacan a Corea del Norte, y en el Medio Oriente, la usan para agredir a Siria, donde han pasado a la segunda etapa conspirativa, la guerra abierta de los mercenarios armados.
Pero es en América Latina y el Caribe donde el Imperio y sus vasallos desatan con más saña y furia la Guerra de Cuarta Generación.
Y es que allí, la región cuyos pueblos fueron oprimidos por EEUU durante más de un siglo, y sus recursos naturales explotados al máximo para alimentar su insaciable sed de consumismo, razón de ser del Capitalismo salvaje que lo rige, donde con más descaro y alevosía se ha desatado la Guerra de Cuarta Generación.
Ello se debe a que la Patria Grande se ha convertido en el continente de la Esperanza para el resto de los pueblos del Tercer Mundo que han visto en el proceso libertario e integracionista que allí se vive, el ejemplo a seguir.
Y ante el temor que se abran en otras latitudes las compuertas de la opresión que mantienen estancadas las aguas revolucionarias e inunden el mapa aún plagado de neocolonialismo que todavía impera en el resto del planeta, EEUU, decidió acabar con “el mal ejemplo” que para el Imperio constituyen Chávez, Evo, Correa, Ortega, Cristina, Dilma, Mujica y otros gobernantes progresistas y revolucionarios.
De allí que haya escogido a la Revolución Bolivariana y a Chávez, entre los demás procesos y sus líderes, como el blanco de una conspiración tan brutal como la que ha venido desatando durante mas de medio siglo contra la Revolución Cubana y Fidel, su líder.
Pensó que podría hacerlo, como hizo con otros procesos y sus dirigentes que en algún momento de la historia se rebelaron contra su dominio. Pero aquella misión que en épocas pasadas fue tan fácil, hoy resulta imposible.
Porque los líderes de hoy aprendieron las lecciones de la historia que enseñan que solo la unidad de los pueblos puede vencer a un imperio, por más poderoso que sea, como lo demostraron Bolívar, Martí, O´Higgins, Sucre, Sandino, San Martín y demás héroes y mártires de la Patria Grande
De allí que se equivocó EEUU pensando que le sería fácil destruir a la Revolución Bolivariana y a Chávez, pues pensaba que eliminando al proceso y a su líder recuperaría junto con sus vasallos el dominio absoluto y los bastardos privilegios que durante décadas impusieron sobre la región.
Ni lo uno ni lo otro podría suceder, puesto que el Imperio y sus cómplices viven aún en el pasado, ignorando en su delirio de soberbia y tozudez, que hay un nuevo despertar de pueblos, una conciencia política y social imposible de vencer.
Y es que esos pueblos, como sus líderes, saben que ceder ante su embestida bestial sería volver a épocas felizmente superadas y a la que jamás están dispuestos a volver.
Por eso se han unido, haciendo realidad el sueño y consejo de Bolívar, de andar solos y no en la mala compañía de un imperio que se infiltró en sus filas haciéndose pasar como un amigo, cuando lo que ha sido siempre es ser su enemigo.
Para eso, por iniciativa de Chávez, el líder que heredó la visión futurista del Libertador, crearon una serie de mecanismos de integración cuyo pionero fue el ALBA, al que siguió UNASUR y culminó con la CELAC, del que no es miembro EEUU, el imperio que durante dos siglos impidió el sueño unitario de Bolívar.
Un sueño de siglos hecho realidad que ha cambiado el mapa político, económico y social de una región cuyos pueblos permanecieron durante siglos aislados dentro de sus propias fronteras para beneficio del Imperio y las oligarquías criollas, hoy avanzan hacia un futuro promisorio una vez que se han unido.
Y Chávez, como ellos, también sobrevivió al plan de EEUU para aislarlo de los gobiernos y pueblos hermanos, al desviar de su curso al bumerang aislacionista mediante una estrategia integracionista que obligó a esa arma primitiva a dar un giro de 180 grados que terminó golpeando al propio Imperio que al final resultó el único aislado.
Tampoco sirvieron los millones invertidos en otros frentes de batalla de la Guerra de Cuarta Generación desencadenada contra el mandatario, como el haber pagado ese dinero a los dueños de medios, a los analistas, periodistas y demás profetas del desastre que escribieron miles de noticias y columnas de opinión sobre la salud de Chávez, asegurando que nunca la recuperaría.
Lo mismo sucedió con el grupito bochinchero de estudiantes engañados o conscientes, émulos de aquellos que recibieron diplomas, medallas y dinero de instituciones pseudo democráticas yanquis, y que aspiraban recibir los mismos galardones y dólares a cambio de su innoble servicio de protesta pitiyanqui.
Los que al frente a la sede de la OEA se declararon en falsa huelga de hambre, pues comían hasta hartar mientras los demás dormían. Los que viendo que el pueblo no le hacia caso a sus ridículas y apátridas llamadas se despojaron finalmente de las cadenas y se marcharon.
Se fueron a la embajada cubana para exigir la fe de vida de Chávez que les pidió reclamar el promotor de esa comparsa carnestolenda, un político, cadáver insepulto de la Cuarta República.
Como esa absurda actividad golpista se dieron otras miles de acciones en el marco de la campaña desestabilizadora del Imperio y sus vasallos, ya que no solo atentaron contra Chávez y sus cercanos colaboradores, sino también contra las instituciones del Estado.
Para ello ensayaron todo tipo de recursos leguleyos y con la hipocresía y cinismo que les caracteriza, rasgándose las vestiduras llegaron Constitución en mano a calificar como ilegítima la decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia que sentenció como temporal la ausencia del convaleciente jefe del Estado.
Pero al final cayeron en su propia trampa, ya que como afirma el viejo refrán: “Más rápido cae un mentiroso que un ladrón,” aun que para el caso de ellos el mensaje de la máxima está dirigido a los dos, mentiroso y ladrón, porque los golpistas, además de ejercer el oficio de mentirosos, practican el de ladrones de la verdad
Porque esta madrugada, al filo del Alba, regresó el comandante-presidente y con su presencia, resulta más elocuente que los millones de palabras llenas falacias y calumnias descargadas por la prensa asalariada, trajo el mensaje de la verdad al mundo que ha espantado a las aves carroñeras, los buitres mediáticos.
Se apagó el discurso necrofílico que venían propagando por mandato de su amo, el Imperio, y desarmados de sus viles argumentos no les queda otro recurso que seguir inventando nuevas tácticas y artimañas extraídas de su inagotable fuente de calumnias y mentiras.
Pero Chávez, sus leales y fieles colaboradores, junto con el pueblo venezolano, los demás líderes progresistas de la Patria Grande, sus pueblos junto con el resto de sus hermanos del Tercer mundo y sus gobernantes, seguirán su marcha diciendo, como El Quijote dijo a su escudero: “Ladran Sancho, señal de que avanzamos.”
FIN/AVN/DEBATE/HMC
Hernán Mena Cifuentes
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