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viernes, diciembre 16, 2011

Alegría del sábado a la tarde

Buenos Aires, 14 Dic. AVN.- Ciertamente, fue un día peronista. Aunque quedarse sólo con esa repetida frase sería como escamotearle palabras al relato: fue mucho más que eso. En primer lugar, la presidenta llegó al Congreso algunos minutos antes de la hora prevista. Aquellos comentaristas políticos, adiestrados para denunciar la habitual tardanza de la primera mandataria, habrán hecho un gesto de frustración y desagrado. No sería el único.
Cristina Fernández de Kirchner comenzó su discurso recordando a Ana Teresa Diego, la joven estudiante de astronomía de 22 años, que el 25 de septiembre de 1976 fue secuestrada por los comandos cívico-militares de la última dictadura. Su cuerpo aún no se ha encontrado, pero Ana Teresa Diego hoy da nombre a un cuerpo celeste: la Unión Astronómica Mundial decidió llamar Anadiego a un asteroide recientemente descubierto. Es la primera vez que el nombre de un desaparecido se asigna a un cuerpo del sistema solar.
“A lo mejor, esta joven podría haber estado sentada en este mismo lugar en donde estoy sentada”, dijo la presidenta y no fue una frase pronunciada al pasar. Se refería esencialmente a la juventud y se complementaría algunas horas más tarde, sobre el escenario que se había levantado en la Plaza de Mayo. Una plaza que a falta de columnas sindicales desbordaba de miles de jóvenes, dispuestos a tomar la posta.
La crónica podrá referirse a la ausencia de Moyano o inquietarse porque las cámaras de TV no enfocaban al gobernador Scioli. Podrá hablar de la descortesía de Macri, que se marchó antes, tal vez porque el discurso que estaba oyendo nada tenía en común con los que les escribe Durán Barba. Incluso podrá hablar del espectáculo que brindó Ricardito Alfonsín, despatarrado sobre la butaca, jugando con los anteojos, con gesto playboy y sonrisa sarcástica que inevitablemente remitía a aquel viejo chiste de la hiena: ¿de qué se ríe? Incluso podrá referirse a Julio César Cleto Cobos, el héroe de Susana Giménez, de Mariano Grondona y de la Sociedad Rural. El que un par de años atrás prometía ser la gran maravilla blanca, el pasado sábado, sobre la habitual inexpresividad de su rostro, mostraba la huella de una oscura frustración: había comenzado la obra interpretando uno de los principales papeles y ahora, en el último acto, debía conformarse con ser apenas un extra, sin textos para decir. Pudo irse por la puerta grande y acabó yéndose por el telón del fondo.
En su discurso en el Congreso, Cristina Fernández de Kirchner habló del derecho de huelga, puso sobre el tapete la actitud de cierta dirigencia sindical, impugnó a las corporaciones, desde las mediáticas hasta las empresariales, y no tuvo palabras complacientes para con los especuladores. Luego marchó hacia la Casa de Gobierno, entró con los acordes de “Avanti, morocha”, interpretada por Iván Noble, cumplió con los protocolos del caso y cerca de las siete y media de la noche estuvo sobre el escenario. Era tiempo de cantar el Himno Nacional. Charli García le puso voz y música, y poquito después de los últimos acordes, la presidenta se dirigió a los miles y miles que la vivaban. Ahí fue cuando subrayó la importancia de la militancia juvenil y de las organizaciones sociales, señaló que “fueron la vanguardia del Gobierno en los momentos más difíciles” y remarcó que “este maravilloso país tiene la inmensa suerte de que, a diferencia de otras épocas pasadas y de lo que pasa en otros países, los jóvenes se convocan a la plaza para festejar con alegría”.
Efectivamente, mientras por distintas plazas de Europa y Estados Unidos de América los jóvenes se reúnen para exigir una sociedad más justa, el pasado sábado los jóvenes de la Argentina se reunieron en Plaza de Mayo para celebrar la alegría, para confirmar que definitivamente vamos hacia una sociedad mejor. Tal vez en alguno de esos muchachos y muchachas que el sábado gritaban su alegría, se encuentre el futuro primer mandatario o la futura primera mandataria, que no es una cuestión de género sino de capacidad política y calidad humana.
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* Escritor argentino. Tomado de la agencia Télam.
Vicente Battista AVN 14/12/2011

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