por Vicente Battista
Buenos Aires, 07 Nov. AVN.- El jueves 3 de noviembre una llovizna constante y molesta caía sobre Cannes. Los GEO de Repsol, Telefónica, Coca Cola, Credit Suisse, Carrefour, BNP Paribas, que ocupaban la sala de audiencias del exclusivo Hotel Martínez, no parecían preocupados por el estado del tiempo. Eran parte del grupo de altos ejecutivos que minutos después escucharían el discurso de la presidenta de la Argentina. Se trataba de una ceremonia más, el Bussines 20, que se celebraba en el marco de la cumbre del G-20. Ya habían escuchado a los primeros mandatarios de México, Corea del Sur, Japón, Australia y Sudáfrica, ahora le tocaba el turno a esta señora que semanas antes había sido reelegida por una aplastante cifra de votos.
A los empresarios ahí reunidos no les preocupaba la llovizna que caía sobre la costanera de Cannes, lo que de verdad les inquietaba era la profunda crisis económico-financiera, ese fantasma que recorre Europa y que, entre a otros países, afecta a Grecia, a España y a Portugal. Cristina Fernández de Kirchner comenzó a hablar y precisamente se refirió a esos irresueltos conflictos económicos. “Todavía estamos a tiempo de establecer soluciones –dijo-, pero soluciones que tengan que ver con la regulación de aquellos que han ocasionado el problema, de los mercados financieros”, advirtió que “los líderes del mundo no han logrado dar una solución”, señaló que se “están cayendo los liderazgos y si esto sigue así, se van a empezar a cuestionar los fundamentos de la democracia, porque cuando la gente ve que la democracia no le da posibilidades de trabajo, de progreso, de tener una casa, salud, comienza a cuestionar los fundamentos del sistema político” y aconsejó “enfrentar ahora a intereses minoritarios pero poderosos, antes que la furia de la sociedad en el futuro”.
Ignoro cuál fue el estado del tiempo el 14 de julio de 1789. Sólo se sabe que ese día los franceses tomaron la Bastilla y acabaron con el sistema monárquico. Poner fin a la desigualdad fue una de la razones de esa revolución que cambiaría la historia del mundo. Por aquellos años, el rey Luis XVI acumulaba una apreciable fortuna, aunque en números reales supongo que estaba por debajo de la fortuna que en la actualidad almacenan los multimillonarios de los Estados Unidos de América. En un artículo que publicara Paul Krugman, en New York Times Magazine, el Premio Nobel de Economía anunciaba que las 13.000 familias más ricas de USA disponen de la misma renta total que los 20 millones de hogares más pobres. Es decir: 13.000 familias ganan “naturalmente” la suma total de lo que ganan 20 millones de familias. El artículo es del año 200; desde entonces hasta ahora esa renta creció en favor de las familias más ricas: hoy 650.000 personas tienen más dinero que la totalidad de los 3.250 millones de habitantes del planeta: el 43% de todos los bienes del mundo está en manos de ese 1%. Hay muchos modos de tomar la Bastilla.
El 4 y el 5 de noviembre de 2005 fueron, recuerdo, dos formidables días de verano. En Mar del Plata, con buen sol y bajo el lema “Crear Trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática”, se celebró la IV Cumbre de las Américas a la que, con excepción de Cuba, habían asistido todos los países del continente. Más allá del énfasis de la convocatoria, lo que realmente se discutió fue la puesta en marcha del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), propuesto por México y los Estados Unidos de América, y la Alternativa Boliviarana para América (ALBA), impulsada por Brasil, Argentina y Venezuela. Se impuso el ALBA, y, a partir de esa tarde de noviembre, algunos países de este lado del continente americano se desprendieron de antiguos lazos y comenzaron a escribir su propia historia, en su lengua y con su gente. Hoy, a seis años de aquellas vertiginosas jornadas, continuamos escribiéndola, en días alegres y soleados, sin amenazas de lluvia.
Escritor argentino autor de las novelas Sucesos Argentinos,Gutiérrez a secas y Cuaderno del ausente. Artículo tomado deTélam.
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